I. The Only Exception

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[And my momma swore, that she would never let herself forget. And that was the day that I promised I'd never sing of love If it does not exist...]

Steve tuvo ese sueño otra vez. El sueño en donde iba tomado de la mano de sus padres mientras esperaban por el elevador para subir al piso más alto del Empire State. Su madre siempre usaba las perlas que su padre le había regalado el día que se casaron y su padre usaba su chaqueta favorita de cuero negro que compró en uno de sus viajes a Italia cada que visitaban el edificio para observar por los miradores y esperar a que el cielo oscureciera para ver las estrellas nacer en el firmamento.

Steve debió de haberse dado cuenta que las cosas estaban mal cuando ninguno de sus padres parecía feliz de estar ahí, pero nadie podía culparlo por no saberlo... era tan solo un niño ingenuo de siete años, ajeno a la tormenta que se avecinaba a su vida.

"Tu madre y yo nos vamos a separar." Joseph había dicho mientras sostenía la mano del pequeño entre la suya. "Vas a vivir con ella, pero te voy a visitar, lo prometo." El hombre a penas y sonrió y Steve no entendía que era lo que estaba pasando.

"Vamos a estar bien, Steve." Sarah dijo con lágrimas en los ojos y Steve no pudo contener las suyas.

"¿Es— es porque me porté mal el otro día? ¡No lo volveré a hacer papi! Te lo prometo—, no volveré a agarrar tus pinceles." Dijo el pequeño entre sollozos y un hipido.

"No es eso Stevie, son... son cosas de adultos, cuando crezcas lo entenderás." Joseph dijo con una notoria tristeza marcada en su voz y soltó su mano. "Te veré pronto, te lo prometo." Su papá había visto a Sarah a los ojos y se había acercado para darle un último beso en la frente a la que pronto sería su ex esposa. Steve podía sentir como su madre estaba temblando y vio cómo su padre comenzaba a alejarse de ellos dos.

"¡Papi!" el niño gritó. "¡No te vayas papi—!" Quiso correr para alcanzar a su padre pero Sarah lo había detenido estrujándolo entre sus brazos. "¡Seré bueno papi! ¡Te— te lo prometo!" Pero sus gritos fueron en vano, pues su padre desapareció entre la gente y ahí, ante la mirada de todos, madre e hijo se quedaron abandonados.

Pero Joseph nunca regresó y poco después su madre murió. Y eso bastó para que Steve jamás y nunca volviera a poner un pie en aquel lugar, lugar que alguna vez fue la cuna de su mayor felicidad.

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Steve se despertó cuando sintió como la barba de su novio pasaba por toda su cara acompañada de suaves besos pero en vez de regresárselos con gusto, se enrolló entre las sabanas para ocultarse de la luz que se colaba por las cortinas. No sabía a qué hora ni cuantos días habían pasado desde que decidió que no deseaba levantarse de la cama. Su estómago estaba vacío pero estaba seguro que no tanto como su alma.

"Vamos cariño, tienes que comer algo..." Tony había dicho mientras se acomodaba a un lado del cuerpo de Steve.

"Estoy cansado..." el rubio dijo casi en un susurro. Quería levantarse, quería mostrarle a su novio que estaba bien y que no tenía que preocuparse más por él, pero el dolor en su corazón era más inmenso que su fuerza de voluntad. Algunas veces se preguntaba ¿por qué el castaño seguía con él? ¿Por qué alguien como Tony lo amaba? Steve no estaba destinado a tener felicidad en su vida sin que fuera arruinada y estaba seguro que en algún momento su novio se cansaría y lo abandonaría por alguien mejor. Y no lo culpaba, hasta una piedra era mejor que él.

"Puedes comer algo y luego duermes un poquito más ¿si?" Tony dijo a la par que sus brazos buscaban enredar a Steve entre ellos.

El rubio no dijo nada pero poco a poco alejó la sabana que lo cubría para hacer el esfuerzo de sentarse sobre la cama. Tony se levantó de un tirón y se levantó a buscar lo que había preparado para Steve. Y aunque al final aquel solo probó dos bocados del omelette y un sorbo del jugo de naranja, aquello había sido suficiente para tener a Tony un poco más tranquilo.

✨Awesome Stevetony Mix Vol. 1 ✨Where stories live. Discover now