Piensa en el futuro

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Dib membrana, un niño de 12 años obsesionado con lo paranormal pasaba sus días arruinando los planes de su némesis llamado Zim, un alienígena con la misión de gobernar la tierra (o al menos eso creía) con el fin de que la misma formara parte del imperio irken.

Pero, realmente aparte de eso, ¿Cuál era su sueño realmente? ¿Tenía alguna motivación? Era un hecho que hacer sentir orgulloso a su padre formaba parte de esa motivación pero, ¿Qué más?
¿Ser un asombroso investigador de lo paranormal? Probablemente.

Aquel día en la eskuela tocarían precisamente el tema del futuro, después de todo eran niños y no estaba de más el que pensasen un poco acerca de lo que harían con sus vidas. Hace mucho tiempo los asignaron con especialistas por medio de una prueba pero Dib realmente no había quedado muy satisfecho pues su tutor estuvo persiguiendo al "vampi-choco" todo el tiempo.

Así pues, la señorita Bitters le pediría a cada niño que explicara brevemente sus intereses y lo que esperaban hacer cuando fueran mayores. Lógicamente muchos de los niños no se tomaron esto en serio, aunque cuando fue el turno de Dib, como era de esperarse expondría lo fantástico que sería al convertirse en un experto en lo paranormal, en lo importante que iba a ser y en los millones que iba a tener.
Cómo era de esperarse, ante estas ideas los niños no hicieron más que burlarse bajandole apenas los ánimos al niño pues se sentía bastante seguro de que algún día cumpliría su sueño; sin embargo, al terminar la profesora habló.

— Muy bonita tu fantasía, difícilmente uno consigue lo que quiere, así es la vida, ¡Dura y muy difícil! — Expresó apretando uno de sus puños, posteriormente siguió.

—Pero... ¿Ya pensaste en tu universidad? ¿En dónde vas a vivir? ¿O serás de esos patéticos parásitos que viven con sus padres la vida entera? ¡Eh! ¡Un parásito!

Dib no pudo evitar reflexionar  aquello, ciertamente pensaba a lo grande pero era cierto, no tenía ni idea de cómo iba a conseguir esos otros detalles.

— Mientras se arruinan tus ilusiones, Zim, pasa adelante.

Ante el llamado de la profesora Zim alzó la mirada, estaba ocupado viendo las grietas de su pupitre habiendo alzado la mirada muy apenas cuando pasó Dib.

— No gracias. —

Dijo con toda la tranquilidad del mundo haciendo enfurecer a la profesora. Por ello mismo es que no dudó en desplazarse en dirección al de piel verde como si de una serpiente se tratase.

— Pasa... Al ¡FRENTE!

Exclamó haciendo que Zim se sobresaltara levantándose de su asiento de muy mala gana, caminó al frente y suspiró.
No entendía ese tipo de ritual humano que se estaba llevando a cabo, ¿Con qué propósito hablaban entre sí sobre el futuro?
Cierto, los humanos vivían menos que los irken, quizás por eso les preocupaba tanto.
Una vez al frente rodó los ojos.

— No quiero hacer nada, listo, ya acabé, ¿Me puedo sentar?

La maestra Bitters gruñó.

— ¿Cómo se supone que exponga algo en lo que tengo nulo interés? No hay nada que quiera hacer en el futuro. — Se cruzó de brazos—

— ¿No quieres ser Doctor?

Hablaría desde el fondo un niño con el cabello enmarañado.

— ¿Qué tal un maestro?

Hablaría otra niña del aula.

— ¡Ya sé! ¡Cuando crezcas puedes ser un tonto!

Se burló Zita desde su asiento.

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