Tarea interminable

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Dib no había podido dormir tan tranquilo aquella noche.
Poco después de haber llegado a su casa y detener a Zim y a su ejército de ardillas hambrientas (Otro plan ridículo para dominar la tierra)
Volvió a su hogar para ducharse y dormir sin dejar de pensar en la idea de hacer aquello una y otra y otra vez.
Se preguntaba si realmente era el estilo de vida que quería llevar.

A la mañana siguiente, al lado de su hermana se dirigió a la eskuela para otro aburrido día de clases con la señorita Bitters. Retomarían el tema del futuro, el por suerte ya había pasado al frente, por desgracia le tocaba escuchar qué quería hacer de su vida los demás.

Una vez que llegó al salón de clases notó que la maestra aún no estaba, faltaban un par de niños pero allí estaba Zim a quien no dudó mirar con rabia pues el día anterior había llenado su ropa interior con nueces para que las ardillas lo atacaran. Por otro lado Zim también parecía tener rasguños luego de que Dib pusiera a las ardillas en su contra.

— ¿Que me ves, Dib-gusano?

Pregunto con rabia.

— Además de tu fea cara y el olor a derrota... Nada, no veo nada.

— No puedes ver olores, no solo eres un gusano, sino que también eres estúpido.

Suspiró pesadamente, Dib camino hacia su lugar y tomó asiento evitando ver la cara de satisfacción que tenía Zim por haberle dicho estúpido.

Tiempo después llegaría la señorita Bitters quien no dudó en seguir con el tema pendiente; sin embargo, llamaría la atención de Zim para que esté le entregase la tarea que tenía pendiente.

— Ahh... Si, la tarea. ¿Era en serio?

La palabras del de piel verde hicieron enfurecer a la maestra quien detuvo la actividad para regañar al pequeño irken.
Poco o nada le importaba ser regañado pero tenía que admitir que la actitud de la señora era atemorizante.

— Muy bien, como veo que no puedes hacer una simple tarea por tu cuenta, gracias a ti ahora todos tienen una actividad especial el día de hoy.

Al haber dicho esto, los niños se quejarían dándole las gracias a Zim al unisono de manera sarcástica por el trabajo.
Zim al ni entender bien esto solo sonrió colocando ambas manos en su cintura.

— De nada, finalmente muestran algo de respeto por el ser más superior aquí.

Fastidiada por la actitud de su alumno, la señorita Bitters volvería a hablar.

— Será un trabajo de equipos y lo quiero para hoy. Trabajarán en parejas y se conocerán uno al otro, luego, escribirán que creen que sería lo más adecuado para el futuro de su compañero, ¿Quedó claro?

— Maestra, ¿Puedo hacerlo solo?

La pregunta de Zim sería tan estúpida como la cara que ahora tenía Dib por tener que hacer aquel trabajo otra vez y con alguien más.

— ¡NO! Ahora bien, tú más que nadie debes hacer una labor excelente. Tu pareja será Zita.

— ¡No! ¡Que asco! Señorita Bitters, Zim no me cae bien y huele muy feo.

Se quejó la niña de cabello morado y puntiagudo.

— Tienes razón Zita, huele muy feo. Entonces trabajarás con Keef.

Ante esto, el niño pelirrojo no pudo evitar saltar de alegría.

— ¡Wow! Zim y Keef juntos otra vez, ¿Puedes creerlo Zim?

Diría Keef con mucha alegría y un resplandor en sus ojos, cosa que perturbó a la maestra.

— Olvídalo, ese niño es un fenómeno. Trabajarás con Dib, los demás pueden escoger su pareja.

Dicho esto la maestra volvió a su asiento tomando una revista para perder el tiempo, las indicaciones eran claras, solo restaba revisar los trabajos para cuando estuvieran listos.

— ¡Un momento! ¡No puedo trabajar con ese... Uh... Gusano, quiero decir, Humano-Dib de allá.

Pero sus quejas fueron ignoradas. Dib tampoco estaba de buen humor.

Gruñendo se dirigió al pupitre del de lentes, tomo el más cercano y lo pegó al contrario.

— Odio esto tanto como tú.

Le diría Dib lógicamente disgustado por tener que trabajar con su enemigo.

— No tengo interés en conocer tus gustos y aficiones humanas Dib, asi que mejor tú haces tu parte y yo la mía, ¿Quedó claro?

— A mi sí me interesa saber más acerca de ti, háblame de tu planeta.

— Como si fuera a contarle a un repugnante humano lo compleja y gloriosa que es la historia irken.

Dib rodó los ojos.

— Sólo háblame un poco acerca de ti.

— Usarías esos datos en mi contra, ¿Crees que soy como tú?

— ¿Cómo yo?

— Sí, estúpido.

Estaba acostumbrado, solo debía guardar la calma .

— Vamos, un poco solamente, te digo cosas de mi, tú me dices cosas de ti, acabamos esto y nos largamos.

— Zim no puede hacer una labor así en un ambiente tan ruidoso como este, Zim necesita paz.

Dijo mientras apretaba un puño y los dientes a su vez.

— Entiendo, señorita Bitters, ¿Cree que podamos realizar el trabajo en otro lado?

Dib alzaría la voz, la señorita Bitters levantó una ceja y volvió a su revista.

— Hagan lo que quieran pero terminen la actividad y no me molesten.

— Bien, andando.

Dib se puso de pie a la par con Zim, el salón estaba siendo muy ruidoso y si era sincero, irse de allí estaba siendo un gran alivio.
Una vez fuera de aula se recargó en una de las paredes.

— ¿Y bien? ¿Dónde trabajaremos?

— Vayamos al lugar más silencioso que pueda haber.

— Entonces vayamos a los baños, casi nunca hay nadie allí.

— ¡Asqueroso! ¡Asqueroso! Ese sitio huele a vómito y desechos humanos.

— ¿Entonces vamos al cuarto donde  guardan los productos de limpieza?

— También es asqueroso pero vamos. ¡Sigue a Zim!

Indicó comenzando a caminar hacia el cuarto de limpieza.
Aquello iba a ser cansado y mas si tenía que aguantar ese tipo de actitudes por parte del otro.

No tenía idea de lo que le esperaba en ese cuarto.

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⏰ Última actualización: Sep 29, 2019 ⏰

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