Los recuerdos de Eleanor.

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-¡No, papá! ¡Detente, por favor!- las palabras no salen de mi boca, las tengo atoradas a mitad de mi garganta. 

Los gritos de aquel niño no paran, mi padre agachado  soltando uno y otro golpe. Él no lo hizo puedo dar mi vida para defender su inocencia, él no es malo, dentro de ese niño hay bondad, la oscuridad de su vida aún no lo envenena. 

   - ¡Tú provocaste el maldito accidente! ¡Ella murió por tú culpa!

Los gritos de mi padre se escuchan al interior del auto, mi madre sujetándome  con fuerza en la parte trasera. Mis lagrimas descienden con rapidez, la impotencia que siento al no poder protegerlo como él lo hizo conmigo. 

La mirada de aquel niño castaño busca la mía en medio de la golpiza que esta recibiendo por parte de mi progenitor. Por fin la encuentra, su labio sangrando al igual que la gran herida que se encuentra en su frente, lagrimas caen por sus ojos.

Muerdo la mano de mi madre, consiguiendo soltarme de su agarre, abro la puerta del carro, corriendo en dirección del pequeño niño. Logró empujar a mi padre, enseguida me agacho para protegerlo con mi pequeño cuerpo.  

   - Estarás bien. Lo prometo.

Mi padre me tira a un lado, uno de sus trabajadores me sostiene en el aire.

   - Como es posible que lo sigas defendiendo Eleanor. ¡El mato a tu hermana!.- grita

   - Él no lo hizo padre.- 

   - Puede alguien llevársela.

El pequeño aún con su  mirada fija en mi, susurra un te quiero, para posteriormente comenzar a cerrar los ojos. 

Me despierto con la respiración agitada. Intento mantenerme concentrada en el techo color azul cielo. Paso mis manos por mi cara limpiando las gotas de sudor que desprende. De nuevo volvieron las pesadillas, esas horribles pesadillas. Pensé que ya las había superado, después de un tiempo sin ellas, ahora me queda claro que no.

Me levantó de la cama, lista para un día pesado. Hoy es mi cumpleaños numero 18  y  para mi desgracia el aniversario número once de la muerte de mi hermana. Por fin soy mayor de edad y por fin podré mudarme a Londres  nuevamente e ir  a la universidad de  Cambridge en donde mi hermana y yo queríamos estudiar desde que tenemos memoria. Ahí estudio mi padre, economía, para hacerse cargo de la empresa de mi abuelo. Y ahora yo haré exactamente lo mismo. Me hubiera encantado estudiar Literatura o algo referente a ello. Pero mi padre me necesita. 

Bajo las escaleras y voy directo al comedor en donde ya se encontraban mis padres tomando el desayuno.

  - Buenos días, papá.- deposito un pequeño beso en su mejilla y el da unas pequeñas palmadas en mi brazo.- Que bien huele el café.

   - Esta exquisito, cielo. 

- No lo dudo a Aurora le queda delicioso. Hola mamá.- mi madre deja a un lado la revista de modas que yacía en sus manos para tomar mi cabeza entre ellas y depositar un beso en mi frente. 

   - Siéntate a tomar el desayuno, que ya de por sí se te hizo tardísimo.  

Y así lo hice coloque unas cuantas rebanadas de pan francés en mi plato junto a un poco de fruta, serví un poco de café y comencé a desayunar. Mis manos comenzaron a temblar, los temblores volvieron al igual que las pesadillas.  

Termine mi desayuno, y salgo de la casa después de despedirme de mis padres. 

Al llegar al instituto de inmediato me dirijo a mi casillero a tomar los libros de las dos materias seguidas que tendré el día de hoy. Estadística y Calculo Integral, mi subconsciente se ríe al saber que detesto las matemáticas y que terminaré estudiando algo que esta llena de ellas, lo que tengo a mi favor es que se me dan muy bien los números. 

ECLIPSE (HERO FIENNES-TIFFIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora