Tus Juegos, mi realidad. - Página 4

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Débil a ella.

A su recuerdo,  a su voz.

A su todo...

¿Cuándo comenzó a extrañarla?

Las palabras comenzaron a llenar las hojas que parecían no querer tener fin.

En un minuto había un libro escrito con sus recuerdos.

Sólo así podía tocarla.

Entre versos y metáforas.

Lo difícil de la situación era cuando pensaba en que todo iba a estar bien.

Sentía como sus nuevos hábitos convertidos en malas costumbres le consumían y aun así no se sentía lleno.

A pesar de estar cerca. La sentía lejos.

Uno de las peores sensaciones.

La soledad en medio de la multitud.

Alzó la vista a una vieja fotografía que hace tiempo no miraba y su sonrisa le reconfortó.

-Maldita sea la leyenda. Tus garras han hecho una herida tan profunda que no quiere cerrar.-

Movió a un lado el bolígrafo restregando la cara con sus manos.

A pesar de que el relato que llevaba no trataba de ella en sus ojos era las los brazos de ella que se extendían para acariciarle sólo como ella sabía.

Se quedó quieto. Inmóvil frente aquella silla sintiendo sus caricias.

Se estaba volviendo loco. 

Su mano tocó la piel de ella y la magia de ese tacto tan fugaz lo hizo abrir los ojos.

Se mortificó al estar sólo en su oficina.

El artículo se había escrito y vagamente los rastros de labial en una de las esquinas del papel le hicieron dudar si pertenecia a este o al otro lado.

Se sonrió así con lástima. 

Era tarde.

Soñando pasaba el tiempo. Trayéndola las veces que podía se condenaba a vivir de su miseria.

Tonto él. Injusto el tiempo.

Su hueco y vacío

Ella  y su sonrisa.

Una carta para nadie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora