cp3

346 22 0
                                    

>>Sentimientos Enterrados

Me giro en dirección opuesta y ahí esta él, con una sonrisa burlona en el rostro.

Cruzo mis brazos sobre el pecho y lo miro enfadada.

—¡Como traigo a las chicas!—se burla en mi cara.
—¡No fue gracioso!—inquiero, levantando los restos del plato y tirándolos a la basura.
—Claro que si hermosa—se acerca a mí y me rodeo con sus brazos, estando yo de espaldas.
—¡No es verdad! —me separo de él, y regreso al lavabo para secar el agua.
—No te enojes—me susurra en el oído.
—Estoy enojada.
—No lo estás—me besa en el oído y me estremezco.
—Basta Bruno, me haces cosquillas.
—¿Ves? Te hago estremecer.
—Estás loco—rio y me giro para verlo de frente.
—Pero es porque tú me traes así—me roba un beso, pegando más mi cuerpo al suyo.
—Y tú a mí—respondo con una sonrisa.
—Lo sé, normalmente causo eso a las chicas.
—¡Egocéntrico!—enrollo mis brazos sobre su cuello—.Te quiero Bruno.
—Y yo a ti—sonríe juguetón.

Lo miro fijamente buscando dentro de mí, alguna señal sobre lo que describió mi madre… pero nada. Me gustan sus ojos, me encantan en realidad, con ese azul profundo que me recuerda al mar.

Acaricio su mejilla trazando círculos. Rozo sus labios con la yema de mis dedos y sigue sin pasar nada. ¿Qué sucede con nosotros?

Suspiro dándome por vencida.

—¿Te sucede algo _________?—pregunta.
—No es nada—le aseguro—. Solo intento algo.
—¿Y qué intentas? ¿Seducirme?
—No tonto. No es nada, enserio—respondo lo más normal que puedo, aunque la decepción se refleja en mi rostro.
—Y luego dices que el extraño soy yo.
—En este caso tienes razón. ¿Vamos a mi cuarto?

Me sonríe pícaramente mientras alza la ceja.

—No es nada de lo que te imaginas—le aseguro al ver su expresión.
—No pensé en nada—sonríe inocentemente.
—Seguro que sí.

Me toma de la mano, y nos dirigimos a mi habitación. Las paredes de esta son blancas, sin ningún adorno o figura colgada sobre ellas. La puerta es del mismo color. 

Al entrar se puede apreciar mi buro con una lámpara de color crema, a lado está mi cama, adornada con una colcha de color lila. Nos sentamos y me abraza sorpresivamente. Le correspondo el afecto. Esconde su rostro en mi cabello y lo oigo suspirar.

—¿Ahora qué pasa?—le pregunto.
—Solo quédate así. Intento algo.
—Burlón—lo escucho reír—. Enserio Bruno, ¿qué tienes?
—Quiero permanecer así contigo.

Nos abrazamos por un largo tiempo, el calor de nuestros cuerpos, nos reconforta de alguna forma. 

Acaricio su cabello rubio, como a un niño pequeño cuando tiene miedo. Me da ternura, por cómo se esta comportando. 

— Me iré de viaje.
—¡¿Qué tu qué?!—me separo de golpe.
—Me iré de California—responde demasiado calmado.
—¿Por qué? ¿Derek te ha hecho viajar? —inquiero asustada.
—No _________, esto no se trata de Derek.
—¿Entonces?
—Mi madre está enferma y tengo que ir a verla a Inglaterra. Me voy en la madrugada.
—¿Te vas tan lejos?—pregunto un poco triste. Nunca me detuve a preguntar sobre los padres de Bruno.
—Perdona, pero es mi madre, tengo que cuidar de ella.
—Lo entiendo—bajo la mirada—. Ella te necesita, debes ir.
—_________, no te pongas triste—me acaricia la mejilla—. Me harás quedarme.
—No Bruno—lo miro fijamente—. Ella te necesita ahora, debes ir. Estaré bien.
—¿Me prometes algo?
—Lo que sea.
—No harás nada estúpido, mientras esté lejos.
—¿Estúpido?—pregunto riendo un poco.
—No te arriesgues demasiado por esos Efron. Que por cierto, felicidades por el puesto.
—Grac... —me detengo a la mitad de la palabra—. ¿Cómo supiste?
—Tengo mis contactos.
—Fue Derek, ¿no es así?
—Me dijo que debía ir a ver como ibas—sonríe.
—Se nota que no confía en mí.
—Quizás no, pero... —me besa la mejilla con lentitud—. Yo si confió en ti.
—Gracias.

zack efron y __Donde viven las historias. Descúbrelo ahora