IV

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Apenas lograban verse unos pocos rayos de sol, dando comienzo a un nuevo día. El cielo dejaba sus colores naranjas para dar paso a un paisaje despejado de nubes y un hermoso color celeste.

Jeongguk se había despertado muy temprano con una idea tentadora en mente, así que al salir de su casa, se dirigió a la casa de su mejor amigo Jimin.

El mayor, escuchó unos suaves golpes en su ventana de madera y una voz algo borrosa ya que aún no despertaba del todo.

-Despierta calabaza - decía Jeongguk al otro lado de la ventana dando golpes con una ramita que encontró en el camino.

Jimin estaba irritado por el constante golpe en la madera hasta que de mala gana, se levantó de su catre tirando la cobija con sus pies al piso.

-¡Ya voy! - gritó acercándose a la puerta, - eres tan molesto, ni siquiera son las ocho y aún me queda una hora para dormir, - refunfuñaba Jimin mientras abría la puerta dándole paso a su alegre amigo.

-No seas perezoso, hombre- Jeongguk caminó hasta la pequeña habitación de su amigo y se tiró en el catre que hizo rechinar la vieja madera -. Venía a despertarte para que vayamos juntos al palacio, quiero llegar temprano y disculparme por no estar cuando me nombraron.

-Es muy temprano aún, ve solito y te alcanzo al rato, me alegra que vayamos a trabajar juntos - Jimin cayó encima de su amigo como un peso muerto sacándole el aire y Jeon lo empujó al suelo -¡Oye! Eso duele - hizo un puchero.

-Pensé bien el asunto y creo que ganar unas monedas de más, me viene bien. - Se sentó en el catre para darle espacio a su amigo. Guardó para sí mismo la razón principal, y es que había quedado deslumbrado por la hermosa apariencia de aquel personaje que lo había ido a buscar. - Además me halaga saber que reconocen que soy uno de los mejores agricultores del pueblo, me agrada que estén tan desesperados mientras yo me río por hacerlos sufrir por mí -, soltó una carcajada, sí Jeongguk era un chico travieso y bastante astuto. - Deberías bañarte, no vayas a llegar tarde- le recordó el menor.

-Sí, no te preocupes, aún puedo dormir un poco y luego iré, desde hoy empezaremos a ahorrar dinero y saldremos adelante - decía Jimin con una mirada llena de brillo y esperanza, -¿Te quedas a desayunar?

-No, ya comí en casa, quiero presentarme en el palacio hoy mismo y el camino es un poco largo. ¿Nos vemos mas tarde? - Se levantó del catre dándole un golpe suave a su mejor amigo en la frente para luego despedirse y salir de aquella casa con rumbo directo al palacio.

-Sí, nos vemos ahora- se despidió mostrando una bonita sonrisa, luego volvió a recostarse en su catre para seguir durmiendo.

××××

El carruaje con un blanco corcel y un azabache brillante, esperaban a Seokjin fuera de la entrada del palacio.

Ese día tenía la misión que le había pedido con tanta insistencia el Rey, ir a buscar nuevamente al chico del que tanto había oído hablar. Así que se levantó dispuesto a ponerse un elegante traje, digno de un alto rango del palacio, desayunó brevemente y se dirigió a la salida para subir al carruaje, eran más o menos hora y media de camino de ida y la misma de vuelta, así que salió sobre las siete de la mañana para hacer esa tediosa labor rápido.

Ya faltaba como menos de unos trescientos metros para llegar al pueblo cuando por la carretera vió al chico que debía encontrar.

-¡Gracias por ponerlo en mi camino! - gritó alzando sus manos a la vez que miraba al techo del carruaje, el conductor que iba al frente se asustó por tal grito que jaló los frenos de los caballos y éstos se detuvieron en seco haciendo que Seokjin se fuera un poco hacia el frente. -¡Hey! ¡Cuidado!

Cerezo Prohibido [HopeKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora