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Había sido un largo día de trabajo en la cocina, una vez el Rey Jung dejó el lugar, Jimin no podía dejar de pensar en lo que había hecho; Jeongguk siempre solía decirle que él hablaba de más pero nunca quiso hacerle caso, y ese día se dio cuenta que todo el tiempo su amigo estuvo diciendo la verdad.

Una vez su turno terminó, alrededor de las 9:00 p.m, se despidió de todos los cocineros y se dirigió a la pequeña pero bonita habitación, que había sido asignada para él, una vez llegó al palacio, ésta era pequeña, apenas cabía una cama sencilla, con un colchón gratamente cómodo una mesita de noche y un pequeño closet para meter sus pertenencias, tenía una pequeña maceta con un cactus que se había llevado de su humilde casita para darle un toque de vida a la pequeña habitación, una ventana que daba hacia los jardines traseros dejando ver un pequeño estanque; así eran las habitaciones en general para los trabajadores del palacio, cómodas y adecuadas a sus necesidades básicas, no tenían baños propios ya que éstos eran compartidos, también contaba con algunas ropas limpias para poder trabajar dentro de la cocina.

Mientras caminaba por los pasillos algo oscuros del lugar, se mantuvo pensando en cómo haría para encontrar a un músico que fuera del nivel de la realeza, pues claro estaba que no podías llevar a cualquier persona a la fiesta de la princesa Jiwoo; cansado de pensar en ello decidió acostarse en su futón una vez llegó a la habitación y se despojó de su ropa sucia. Cerró sus ojos con cansancio, esperando que el día de mañana si búsqueda no fuera un completo fracaso.

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Al llegar la mañana, Jimin fue despertado por Taemin, quien al parecer tenía noticias para el menor, una vez dentro de la pequeña habitación de Jimin, Taemin se acercó a él y tomo asiento en el suelo, cruzando sus piernas, para seguido comenzar a hablar.

- Jimin, el Rey Jung te ha dado permiso de saltarte tu turno para que puedas ir en busca del músico para la fiesta - mencionó el mayor con un tono suave, mirando al contrario.

- ¡Oh! Esta bien Hyung, prometo ayudarle con todo lo que pueda cuando vuelva, para recompensar los días libres - el menor dijo con determinación, logrando que una pequeña sonrisa se plasmara en el rostro del mayor.

- Muy bien, creo que será mejor que vayas a hacer tus tareas Jimin.

Y sin decir una palabra más, el cocinero salió del lugar, dando espacio a Jimin para poder alistarse y emprender su largo viaje al pueblo. Serían unos tres largos días.

Una vez con todo listo, salió camino al pueblo, tenía en mente a las personas que iría a visitar, que valieran la pena, cosa que estaba algo difícil, él sabía que todos eran realmente talentosos al poder tocar algún instrumento pero también sabía que no cualquiera podía ir al palacio a tocar; su tarea sería en realidad muy difícil.

Tras una larga caminata Jimin por fin llegó al pequeño pueblo, lugar era realmente alegre y pintoresco, los habitantes eran personas amistosas y humildes, eran una población pequeña por lo que sabía a la perfección a donde ir a buscar a aquello músicos y sin más que esperar, inició la búsqueda.

×××

Las horas habían pasado demasiado rápido para el gusto de Jimin, el sol se estaba empezando a ocultar, tiñendo de colores rojizos el cielo. Pasó todo el día de esquina a esquina en busca de algún músico, pero había fallado por completo, sus conocidos se habían negado por completo a ir, alegando que no estaban a la altura de ir a tocar frente a mucha gente de la nobleza. Así que cansado de recibir un no por respuesta, el joven decidió quedarse en su casa en el pueblo, pues ya era muy tarde y subir al palacio era realmente peligroso, algo decepcionado se dirigió hasta su hogar, con la esperanza de que el día siguiente fuera mucho mejor.

Cerezo Prohibido [HopeKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora