Niños

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- ¡Papá!, ¡papá! - gritaba mi hijo entre sollozos. 

- ¿Qué te pasa?, ¿Por qué lloras así? - Cada vez que regresaba de ésta manera me sobresaltaba, seguramente los niños de la escuela lo molestaban de nuevo.

- Andrew me ha perseguido hasta aquí de nuevo. - Mi pobre hijo a penas y podía hablar.

Eliott siempre había sido un niño pequeño y frágil, nada que ver con los niños del pueblo que a diferencia de el eran más altos y bastante traviesos. Pero no Eliott no era así. El era un niño pequeñito de ojos azules como el cielo que al mirarlos sabias que podías encontrar paz con su compañía y su carita tan linda como la de un ángel.

- Pero, ¿Por qué? - Estaba tan irritado por ver a mi pequeño de tan solo seis años vivir tal angustia que venia de alguien más grande que el. Porque Andrew tenía alrededor de diez o doce años.

- El dice que por mi culpa la gente se burla de él porque lo sorprendieron cantando a la orilla del lago la canción que se supone invoca al monstruo. - Me decía aún agitado.

- Pero, ¿Eso qué tiene que ver contigo? - De verdad que a veces me cuesta trabajo comprender porqué son así los chiquillos de hoy en día.

- ¿Recuerdas las historias que me cuentas a veces para ir a dormir? - Me dijo ahora más tranquilo.

- Claro, pero ¿A que vienen las historias? - Algo en mi interior ya había respondido pero tenía la esperanza de que no fuere por mis historias que molestaban a mi pequeño.

- En la escuela me escuchó mientras se las contaba a Rosslyn y me preguntó sí eran verdad. yo le respondí que sí. Entonces se fue a cantar a la orilla del algo y lo vieron los niños mayores y se burlan de el. Por eso ahora no para de molestarme.

- Vale comprendo - Mi cabeza era todo un lío, yo sabia que las historias eran verdad, porque mi abuelo fue quien se enamoró de aquella sirena. Pero, ¿cómo vas y divulgas algo así con nuevas generaciones? Estos chicos de ahora no entienden el significado de la magia ni del amor.

- Papá, tu me dijiste que todo es verdad, pero ¿Cómo demostrarlo? - Sinceramente no esperaba que me dijera aquello.

- Si hay una manera pero, no sé si seamos dignos. - Mi abuelo me contó que al cantar la sirena regresa porque espera verlo otra vez.

- ¿De qué hablas? - Mi pequeño estaba confundido pero notaba la emoción en su rostro.

- El hombre del que la sirena se enamoró fue tu tatarabuelo. Esa sirena sigue a la espera de que el regrese pero la sirena que siempre vivió en las profundidades jamás se enteró que nosotros así como nacemos un día tenemos que morir. Ellas también mueren pero después de cientos de años. Es por ello que ella aún lo espera.

- Entonces ¿Podemos ir a verla? Dí que sí papi por favor. - Jamás había visto sus ojos brillar como en aquel momento lo hacían.

- No lo sé pequeño, puede que lastimemos mucho a la sirena si se entera que su amor no volverá jamás.- Esa era totalmente una posibilidad y bueno si las mujeres heridas son peligrosas ahora no me imagino cómo será una mitad pez.

- Por favor, ya no quiero que me molesten. Ahora ya no estaba entusiasmado, estaba aterrado.

- De acuerdo pero, primero debemos ir nosotros y después veremos qué es lo que dice.


La sirena y el monstruo del lago NessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora