Capítulo 2 - 🗡️Complicaciones [1/2]🗡️

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-Bien, nos vemos- le dí una palmada en el hombro y se retiró junto a Evie tomados del brazo.

Carlos ya no estaba.

No me dí cuenta de en qué momento sucedió eso, pero ya no se encontraba en la sala. Después de todo, es la fiesta de su novia, no se podía esperar menos.

Por otro lado, veía como Jay y Lonnie hablaban efusivamente.

En el fondo seguia ese sentimiento extraño, ese cosquilleo. No eran celos, era diferente, algo nuevo, algo que no podía explicar.

Ellos se dirigieron a la cocina y al volver cargaban con una caja llena con pirotecnia.

—Nos vamos Chad, ¿Tu te encargas del pastel, cierto?— preguntó Mal que acompañaba a la pareja. Yo realice un saludo militar mientras asentía— Bien, pero nada de estropearlo. Sabes cómo se pone Carlos si no sale perfecto.

Los cuatro soltamos una carcajada.

—¿Como podría estropearlo? ¿Perdiendome en el bosque? Ya no soy un niño pequeño— eso provoco una pequeña risa de su parte—. Confía en mí, M.

Ella cambio su humor repentinamente.

—Nada de "M", eso solo es para Evie— dijo en tono amenazante.

Moví mi cabeza de arriba a bajo repetidamente.

Al parecer hay algunos límites que aún no tengo autorizado cruzar.

Jay rió por mi expresión facial y me sacudió el cabello con la mano.

—Nos vemos ahí— se despidió él.

Todos salieron.

—Nos vemos ahí...— susurré cuando ya habían cerrado la puerta

Miré el reloj y me percate de que por el momento faltaban algunas horas para que Jane llegara al sitio, así que me dispuse a tomar una siesta.

Si, una siesta, ¿Qué tendría de malo? Después de ser despertado durante una semana con arañas, me lo merecía.

Tomé una manta y ví el mullido sillón de Evie.

—Perfecto— dije para mí mismo—. Demasiado diría yo... Espera...— lo analicé con la vista.

Después de pensar un rato tiré la manta al suelo y cambié a una mueca de desagrado.

—Quién sabe las cosas que esos dos pudieron hacer ahí... Ew.

No habría siesta para mí entonces...

—Bueno, Chad, tendrás que hacer algo productivo...— caminé hacia la cocina en busca del dichoso pastel.

Tomé la caja y me dirigí a mi automóvil.

Giré viendo alrededor y no lo encontraba por ninguna parte.

Seguia buscando con la mirada y me detuve en el lugar donde lo estacioné. Encontré una pequeña nota.

Tomé tu auto Chad, era muy bonito y quería impresionar a Audrey.

-Besos y abrazos, Harry.

Miré fijamente la nota con la caja en brazos y estuve a punto de estallar en irá. Puedo jurar que la sangre me hervía.

Me contuve.

Respira hondo, Chad, respira hondo. Enojarte no cambiará nada y menos hoy.

—A caminar se ha dicho- me animé con falso entusiasmo.

¿Izquierda o derecha? Izquierda, siempre funciona.

¿Qué me perderé dicen? Nah... Qué idiota se pierde en un bosque... Hay que ser tonto para eso.

En fin, me sé el camino de memoria, además, nada me distraerá.

—Oh, ¡Qué bonito perro!— me acerque a un animalito que vi— Ven acá chiquitín, no te haré nada- Deje el pastel en un tronco.

No, no, ¿Qué te dijo tu madre sobre tocar animales extraños?

Es mejor dejarlo ahí, seguramente tiene rabia, o algo parecido...

Di un paso y justo sucedió lo que menos quería; caí en una laguna de barro.

Intenté salir como pude.

Menos mal que deje el pastel en ese tronco intencionalmente, claro.

Uff, no más selfies para Chad, entonces...— murmuré un poco molesto, quitándome la tierra de la cara al salir.

¡Genial! Lleno de barro, lo que necesitaba.

Lo que hace uno por los amigos... Ay Dios.

Giré para buscar el pastel. Lo tome y continué el rumbo.

Caminé unos largos 30 minutos y parecía que el bosque de extendía cada vez más.

Mi apetito se empezaba a volver voráz.

Y ahí estabamos, un pastel de vainilla y frutos del bosque con una perfecta capa de glaseado azul encima y yo...

Lucía delicioso...

La tentación se hacía cada vez mayor. Pase mi lengua por mis labios. Estuve a punto de darle una mordida a no ser de...

—¡No, Chad! No puedes comertelo— exclamó un pequeño yo vestido de blanco en mi hombro.

Lo miré extrañado.

—Claro que puedes, Chad, míralo, se ve tan delicioso— comentó otra pequeña versión de mí en el hombro izquierdo.

Ahora veo fantasmitas, ¿Acaso me estoy volviendo loco? Qué raro...

Decidí hacer caso a el Chad de mi hombro derecho e ignoré lo que acababa de suceder.

Seguí mi camino, seguro que pronto encuentro la salida.

El diario de un Charming | Descendientes [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora