CAPÍTULO 3

1 0 0
                                    

Voz de ultratumba

Mi corazón esta latiendo tan rápido como si hubiera corrido un maratón, me tiemblan las manos y mi estómago me duele.

Ella solo me mira, quiere que le dé información pero no puedo hacerlo, no quiero involucrarla más de la cuenta.

-Claro que no. ¿Porqué lo dices?

-No soy tonta, Eva. Vi en tu computador. Si lo estas haciendo no te voy a decir nada pero por favor cuídate y cuando veas algo que no te gusta deja todo esto.

-No tienes que preocuparte, no estoy metida en nada turbio.- la abracé para consolarla.

No lo había pensado hasta ese memento, pero ella también había perdido a Melissa, en realidad, muchos la habíamos perdido. Nuestras familias eran muy unidas y apenas me había puesto a pensar en todas las cosas que habían sucedido desde su muerte. No podía dejar que me perdieran a mi también.

En la mañana me prepararé para correr como siempre. Al salir de la casa camine hasta el muelle cerca de la playa donde siempre corría.

El mar se veía enojado como cada mañana, al parecer siempre se veía asi desde lo de Melissa. Me coloque los audífonos y empecé a escuchar un poco de música mientras me estiraba.

Un auto que conocía bastante bien acababa de estacionarse justo frente la playa. Una cabeza castaña salió del auto con ropa deportiva y una sonrisa.

Se puso un par de audífonos al igual que yo y empezamos a trotar un rato para luego empezar a correr.

La mañana fue más amena a su lado, aun así me sentía algo nerviosa, a diferencia de mi él se veía imperturbable.

Llegados al muelle de los cangrejos
decidimos dar la vuelta. El sudor que corría por mi frente empezaba a asquearme así que decidí limpiarme con un poco de papel.

-¿A que hora se supone que debes ir a la universidad?- pregunte interesada en su horario.

-En unas dos horas, no te preocupes, se administrar mi tiempo. Podemos ir a desayunar si quieres.

-No lo decía por eso.

-Bueno, aun no has aceptado mi petición.

-¿Por qué piensas que voy a aceptar tu propuesta?

-Llámalo sexto sentido, se que va a aceptar.

-Deberías saber que no me gustan los chicos arrogantes, además me lo estoy pensando aún, no se si aceptar la propuesta de un desconocido sea lo mejor.

-Ya tomamos un café, no somos desconocidos. Además si queremos dejar de ser desconocidos deberíamos salir más.

-Me lo voy a seguir pensando.

Continuamos corriendo hasta llegar al lugar donde nos habíamos encontrado, nos despedimos no sin antes intercambiar números de teléfono, a estas alturas no podíamos hacer más.

Al entrar al edificio me encontré con mi madre, al parecer ella también había llegado a esa hora, estaba revisando si teníamos correo cuando saco unos cuantos sobres.

Mi padre llegaría esta tarde y ella se veía molesta por su ausencia, esperaba que a su llegada se calmara un poco.

-¿Es muy mayor?- pronunció ella aún revisando el correo.

-¿Qué?-pregunte sin entender a que se refería.

-El chico con el que saliste, ese que fue a correr contigo.

¿Qué le pasó a Melissa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora