Una gota de miel amarga

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Desperté de nuevo en mi habitación. No recordaba nada en absoluto de lo ocurrido, solo que había tenido una pesadilla en un callejón. Bajé a la cocina, con el fin de prepararme para el instituto. 

Abrí una estantería, y saqué la miel que tanto me gustaba echarme en el pan. Pero, antes de abrirla (y como si se tratase de un dèjá vu) volteé el bote, y ví que estaba caducado. Entonces, lo tiré, y me ahorré el mal sabor de boca, prefiriendo ser más modesto y tomar un poco de aceite en mi desayuno.

Finalmente, y como conclusión a esta historia, pensé: al menos todo puede funcionar de una manera, pese a todos los incidentes que puedan relacionarse con la vida misma; funciona como una gota de miel amarga, te engaña al echarla, y te la tomas pensando que está buena. Tras esto, renuncias a ella, y prefieres una vía más simple, como podría ser el aceite, ignorando cualquier posible propiedad positiva y curativa que podría haberte dado esa pequeña e insignificante gota, pese a todas las contras que puedan rodearle. Esto funciona al igual que una Rosa, que es también un arma de doble filo, pero si se le sabe apreciar se le puede dar un buen uso. No obstante, hay quienes le temen por lo dañina que puede ser, pese a gente que te puede enseñar todo lo contrario.

Las pseudociencias varias relacionan términos como puente de enlace simple entre las emociones humanas. Las "tys" (o teorías yuxtapuestas-mentales de sentimiento ordenado) estaban muy presentes en la vida del protagonista, ya que los padres eran totalmente creyentes, e hicieron que su hijo se sumiese en una gran depresión de la cuál solo se evadía con historias que se monta el protagonista en su cabeza, para poder admitir la realidad y percibirla en su totalidad.

El protagonista, antes de ser llevado a la escuela, aterriza de lleno en un edificio con forma de torre, con un letrero muy grande en la puerta. "OCP" (también llamado Omnipotencia Conectiva Pseudomédicable) era el nombre de la empresa. Allí, entré y conocí a la doctora Rose, la cuál me iba a exponer a ondas mentales para comprobar la durabilidad de mis recuerdos.

Me tumbé en esa máquina. Me invadieron de nuevo esos recuerdos, y quise volver a desaparecer, quedándose todo en negro, y sin nada o nadie de importancia.

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