Carta 1. Memorias I.

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Año 2050.

Mí abuela Annie solía contarnos a mis hermanos y a mí la historia de su vida. Cuando tuvo que dejar su país, su hogar, familia y amigos para buscar una mejor vida y poder otorgarle a mis bisabuelos una vida digna.

La abuela Annie salió de su país, por aquel entonces era llamado Venezuela. Aproximadamente en el año 2017, junto con mí tía abuela Alex. Decía que lo más duro de emigrar fue cambiar porque debía hacerlo, no porque quería. Annita (como le digo yo de cariño) cambió muchísimo. Nos contaba que ella era una chica inocente, tenía aproximadamente 18 años, estaba recién graduada del instituto culinario y estaba llena de ilusión por porner en práctica todo lo aprendido, por tener su propia cafetería (sí la tuvo). Y simplemente haber tenido esa vida de sueños en su pais.

Pero sus sueños cambiaron. Cuando murió la tatarabuela, llamada Francisca. Mí abuela Annie me dijo que había perdido las esperanzas. Que había perdido las ganas de cocinar, de innovar. Todos amaban su comida. Pero la tatarabuela Francisca era su fuente de inspiración, fue quien le enseñó a cocinar, y quien le enseñó a tratar la comida con amor y no con ambición como lo hacen muchos cocineros hoy en día. La abuela cocinaba con pasión, ningún platillo por muy difícil que fuera le quedaba mal.

Yo de curiosa una vez encontré una caja con aproximadamente 13 cartas. Todas ibas dirigidas a un tal Christian. Cuando le pregunté, su mirada se heló y sentí como su corazón se congeló. Era obvio que ese tema le dolía. Y me dijo lo siguiente.
"-Maryta hija, hay amores que son necesarios vivirlos, que dejan huella y nunca vuelves a ser el mismo. Ten cuidado con esos amores, pues son los que te hunden o los que te impulsan."

La primera carta decía lo siguiente:

"Querido Christian:

Aún recuerdo el día que te conocí, cuando fui a la pastelería a comprar unos waffles, tu fuiste quien me hablo primero para tener una charla casual. Y en ese momento, cuando te vi a los ojos, supe inmediatamente que serías alguien especial e importante en mi vida. Ese día tuvimos una charla corta, como olvidar la lluviosa tarde un 11 de noviembre. Donde conocí a mi alma gemela.

Recuerdo que lo primero que me preguntaste fue "¿De qué país eres? No pareces de por aquí" y entre risas te respondí "Soy de Venezuela" y tu de vuelta me dices "Yo también, qué sopresa". Yo estaba embobada contigo, la verdad. Ese primer encuentro que tuvimos fue desastroso, tuve muchos nervios, y no podía ni mirarte a los ojos, recuerdo que estaba muy nerviosa, pues tu eras muy guapo y que te fijaras en mí era algo como "wow".

Pase los siguientes días ideando formas de hablarte sin que se me trabara la lengua o se notara el nerviosismo en mis manos, pero era imposible. Solía ponerme muy nerviosa cada vez que te veía y solo optaba por darte saludos leves desde la otra calle.

Ya había tenido otros amores, pero sinceramente el tuyo, me volcó por completo.

Espero que donde sea que estés, te encuentres bien

Con amor, Annie."

La abuela siempre fue muy romántica, aunque no lo demostrará, pocas personas conocían ese lado.
Al principio pensé que su historia con Christian iba a ser de esas bonitas dónde todo es color de rosas, pero me equivoqué.

Cartas a un amor perdido.Where stories live. Discover now