Hermandad

64 5 4
                                    


— ¿Estás completamente seguro de esto, Jack? —

— ¡Por supuesto! ¡Será divertido, créeme Hiccup! Es algo que Flee y yo hacíamos a diario. —

— No te ofendas pero ¿Sí te das cuenta de que terminaste siendo un Guardián exactamente por un accidente en el hielo? 
 

— O-Ouch.... Eso fue un golpe demasiado bajo —

— P-Perdona, estuvo de más ese comentario  —

No era la primera vez que Hiccup ofendía sin querer a Jack, aunque era un alivio que el albino no se tomase muy en serio aquellos comentarios.

— Fuera de ese incidente, créeme que soy excelente en esto —

Tú quizás, pero yo precisamente no soy lo que llamarías un patinador profesional. Y-Y quisiera conservar todos mis dientes tal y como están. Gracias —

— Tal vez no lo seas. ¡Pero eres un vikingo, un vikingo jamás temería patinar en un tonto lago congelado! —

— ¡¿Q-QUIÉN DIJO QUE ME DA MIEDO?! ¡D-DAME ESO, CABEZA DE ALCORNOQUE! —


Ofendido, el castaño arrebató de las manos del albino aquellos zapatos extraños que le había traído, mostrando su descontento murmurando insultos al haber sido tachado de cobarde. Parecía un toro enfurecido, solo le faltaba echar humo por la nariz. Ni siquiera entendía como funcionaban, y dudaba de si no se trataba nuevamente de uno de los sucios trucos del peliblanco para molestarlo, pero si Bocón le había ayudado a manufacturarlos, posiblemente eran seguros.

Y es que, no es que Hiccup fuera así de hostil con sus seres cercanos. Normalmente el vikingo era bastante agradable y solía tener bastante confianza en la gente que le rodeaba, pero claro, con algunas excepciones, y entre ellas estaba el ser que tenía frente suyo: Jack Frost. Aunque ese era su nombre real, se le conocía también como el Guardián de la Diversión, el Espíritu del Invierno, o algo más común para él y los otros vikingos de su aldea: Jokul Frosti.

Aquél jovencito inmortal poseía un par de ojos cuyo color solo podría compararse con el cielo azul, así mismo, tenía su cabello y la piel más blanca que la misma luna. Nunca iba a ningún lado sin su cayado, vestía unos pantalones marrones y una sudadera azul rey. Jack era un alma reclamada por el legendario "Hombre de la Luna" y se dedicaba a llevar la diversión y el invierno a cada punto de la tierra, aunque cada que se paseaba por Berk, era mejor cubrirse la nariz, pues bien era sabido que con su poder para crear hielo y tormentas de nieve podía dejar hasta al más robusto de los vikingos titiritando de frío.

Hiccup, por su parte, además de poseer pecas al rededor de todo su rostro, tenía lo que él consideraba ojos color verde botella y el cabello castaño; que aseguraba haber adquirido por parte de su fallecida madre, Valka; a quién jamás había podido conocer dado que había sido asesinada por dragones cuando él era un apenas un bebé. Vestía normalmente con un camisón color verde, así como un par de botas y un chaleco de color marrón, que estaban hechos con piel de Yak. Por otra parte, dado que su padre era el mismísimo Estoico el Vasto, Jefe de la aldea de Berk, eso convertía a Hiccup en el siguiente en la fila para dirigir a su pueblo. Aunque no fuera un tema del que se hablara seguido, pues el menor no era precisamente el mejor vikingo en la historia de su pueblo... Pues con trabajos era capaz de cargar un hacha.

La diferencia de edad entre ambos jóvenes era poca, Hiccup tenía quince años y Jack, pese a tener casi trescientos años como espíritu, conservaba la apariencia de un muchacho de dieciocho. Ambos poseían una complexión delgada, aunque era más notorio en el castaño. Y en cuanto a altura, éste llegaba a medir aproximadamente uno sesenta y cinco, mientras que Jack le sacaba ventaja casi por veinte centímetros.

CenizasWhere stories live. Discover now