Hielo Fundido

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Habían pasado dos semanas desde la última vez que se habían visto, por lo que el Guardián supuso que luego del incidente en el lago, Hiccup ya estaría en condiciones para salir a aventurarse con él, y, como Jack no tenía muchos deberes ese día, creyó que sería una excelente idea ir a buscarlo. Así, brincando sobre los techos de las casas, mientras dejaba detrás suyo aquella ventisca invernal con aroma a pinos que tanto le caracterizaba, se encaminó hacia la cabaña más grande de la aldea, donde una vez ahí, se presentó en la habitación de su compañero; entrando por la ventana y sin si quiera pedir alguna clase de permiso, como acostumbraba hacerlo. El tobillo de Hiccup apenas estaba terminando de sanar, aunque luego de ver al peliblanco en su cuarto en el fondo deseó que no fuera así.

— ¿No te enseñaron tus padres que debes tocar antes de entrar? —Comentó Hiccup mientras terminaba de ponerse las botas, dispuesto a salir de su habitación. Sabía ya a que se debía la visita del mayor, y realmente no tenía muchas intenciones de ir a ningún lado con él.

— Sí. Pero cuando te pido que me dejes pasar, siempre respondes que no —Agregó Jack mientras le bloqueaba el paso con su cayado, impidiendo que el ojiverde fuera hacia las escaleras.

Hiccup suspiró.— ¿Necesitas que te explique con palitos que lo hago por qué NO ME AGRADAS? —Agregó con su tono malhumorado de siempre, comenzando ya a fruncir el ceño del enfado. Detestaba cuando el espíritu le exigía atención de esa manera, acorralándolo contra algún lado o bloqueando sus salidas. Parecía un niño haciendo berrinche. 

— Quizás... —El albino no tardó en acercarse hasta su oreja, donde aprovechó la posición y comenzó a susurrar—Admítelo Pequitas, ya me hubieras tirado a un nido de dragones si de verdad me odiaras —

Hiccup retrocedió rápidamente, claramente incómodo por la falta de espacio que había dejado el albino entre ambos.

— Oh, créeme que si no lo he hecho, es por qué sé que eres inmortal. Intentar algo así solo daría como resultado ser perseguido por dragones enfadados queriéndome hacer picadillo antes que a ti —

— Ya que lo mencionas, hace unos días hallé un lugar repleto de dragones. Supuse que sería mejor informarte a ti de esto antes que a la aldea. Después de todo, el que necesita matar a un dragón eres tú ¿No? —

Hiccup empezó a soltar maldiciones internamente. ¡No podía creer lo que estaba oyendo! ¿El Guardián había encontrado un nido y APENAS AHORA SE LO ESTABA MENCIONANDO? ¡Esto tenía que ser una broma! Y viniendo de parte de Jack... Posiblemente lo era. Pero la curiosidad, y en parte el hecho de que la aldea pudiera estar bajo peligro lograron que el castaño ignorase si aquello que estaba escuchando era verídico.

En un impulso le arrebató al albino su cayado, quién solo se quedó pasmado ante la situación. Lo había agarrado desprevenido. No obstante, Hiccup no terminó ahí, si no que tomó al espíritu de sus cabellos y comenzó a arrastrarlo por el piso a medida que bajaba por las escaleras.

— ¡O-OYE ESO DUELE! ¡O-OUCH! —Se quejó el peliblanco entre tanto buscaba safarse del agarre del menor, así como de recuperar su varita.— ¡DEVUÉLVEME ESO! —

— Me vas a decir en donde encontraste ese nido, o en este mismo instante voy a romper este inútil pedazo de madera con el hacha de mi padre... —

— P-Por favor, tú jamás harías algo como es---... —

Grande fue su temor cuando al llegar a la segunda planta vio la inmensa figura de el mismísimo Estoico el Vasto, quién justamente se encontraba afilando su arma. Jack estaba más pálido que de costumbres, Hiccup no podía estar hablando en serio ¿Cierto?

CenizasWhere stories live. Discover now