La gran noche

13 1 0
                                    

La noche se me hacía larga, demasiado larga.
Me costaba mucho escribir nuevos chistes. Había perdido el toque. El público no respondía igual. Estaba acabado.
Todavía me quedaba una última función. Podía salir de esta mala racha, solo necesitaba una buena noche para salir adelante. Salir adelante.

Subí al escenario y comencé la rutina. Silencio.

"No importa, haz lo tuyo."
Seguí con la rutina esperando respuestas positivas del público.
No las hubo.

Empecé a ponerme nervioso, estaba dudando demasiado y me costaba respirar.

Llegue al punto de trabarme con las palabras, a olvidar lo siguiente que iba a decir. En silencio fui hacia el vaso con agua que estaba a mi lado y tome un largo trago.

Senti el líquido bajar por mi garganta, una sensación placentera. Las luces se sentían cada vez más y más brillantes.

Un hombre al fondo del lugar empezó a reír.

Reía cada vez más fuerte. Golpeaba la mesa con el puño y por poco se cae del asiento.

Poco a poco la risa se fue transformando en tos, el hombre tosia cada vez con más fuerza, con agresividad.

Ahora era él a quien le costaba respirar. Se retorcia y trataba de mantener la compostura. Hacia mucho esfuerzo en tomar aire, pero seguia con la tos.

Se logró desabotonar la camisa que traía puesta, se daba palmadas en el pecho y por un momento parecía que la tos había terminado.

Hubo un grito ahogado, desde el escenario podía ver qué aquel hombre no podía respirar. La piel se tornaba de un color púrpura mientras hacía todo lo posible por tomar aire.

Finalmente cayó inconsciente de costado, golpeando su cabeza con el suelo de madera.

Está vez fue una señora quien gritó. De inmediato un grupo de hombres fue hacia donde reposaba el sujeto de la tos. Trataron de ayudar pero no pudieron hacer mucho.

Mientras unos paramédicos se llevaban el cuerpo a una ambulancia yo bajaba del escenario preguntando a que otra cosa me podría dedicar.

Cuentos Cortos Para Tu Corta Vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora