Asesinato

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Eran las 22:30 horas de la noche.
El cielo oscuro engullía al pueblo.
Las estrellas brillaban en lo alto de la noche.

Por las calles un hombre de cuarenta y cinco años, vestido con un traje, esperaba a la chica del cabello rojo fuego.

Habían quedado hace una hora.

Se conocieron a través de una aplicación que Lúcifer le contó que el sujeto poseía. A través de ahí, era cómo conseguía ligarse a las muchachas menores de edad.

Bajo un perfil falso, las engañaba mintiendo e interesándose por sus vidas, cuando realmente lo que hacía era jugar con ellas, parecer interesado para que accedieran a quedar con él y bajo esta fachada de niño bueno, las engatusaba.

Quedaban en un parque, concretamente el Holly. Así lo llamaban los pueblerinos.

Aunque ese parque tiene cierta historia que la mayoría de jóvenes no conocen.

Es normal que desaparezcan chicas por esa zona, nunca saben quién o que lo provoca, pero cuando cae la noche, una bestia se asoma para acabar con las vidas presentes sin dejar rastro alguno de los incidentes.

Como si desaparecieran por arte de magia.

Pero eso solo era una leyendo, o quien sabe, ¿podía ser real?

Las personas de edad, siempre decían que era una tontería creer en algo que nunca se ha visto. Pero, ¿y si fuera real y tal vez existiera esa bestia que tanto la leyenda habla?

No sería extraño, teniendo en cuenta las desapariciones sin escrúpulos, sin pistas, ¿entonces dónde están esas personas?

Nina se estaba metiendo en un terreno peligroso y no le daba importancia.

Cuando Lúcifer le dijo su misión, no dudó siquiera un segundo, las vacilaciones no eran lo suyo, ya no lo era.

Al llegar al restaurante que habían quedado por mensaje, Lucas a modo de saludo, le dio dos besos en la mejilla, está sonrió pero lo que no vieron los ojos del sujeto, era que ella tenía una cara de asco, de repugnancia y una sed de sangre insaciable.

Cenaron con normalidad, hablando de las cosas que le interesaba a Lucas, del diseño de videojuegos, de las modelos, de sus comidas favoritas, mientras que Nina escuchaba con atención, pareciendo interesada.

De las copas de vino, pasaron a las caricias, de las caricias, pasaron a los toques mientras comían. Parecían divertirse como una pareja normal, pero lo que no sabían, era que ese día, iba a producirse un asesinato.

Tras la cena, pasaron por el parque Holly, iban agarrados de la mano, ella intentaba parecer asustada, y a él le encantaba, así podía rodear su brazo por su cintura y atraerla hacia si.

Unos ojos rojos se asomaron de entre los arbustos, Lucas lo vio y simplemente asintió sin que Nina, o eso creía, no se diera cuenta.

Se sentaron en un banco. Observaban la luna llena en lo alto de la oscura y tenebrosa noche.

De vez en cuando Nina tiritaba, la niebla que engullía el parque, dejaba cierta humedad sobre su piel, sentía el frío, y aunque le gustara, no podía evitar que se le pusieran los pelos de punta.

— ¿Vamos a un sitio más tranquilo? — Preguntó Lucas al ver a Nina con frío.

— Claro — le sonrió y lo miró con picardía — así podremos estar los dos juntos — con los dedos hacia pequeños círculos sobre su pierna.

— Me parece estupendo — le cogió la mano y la puso sobre su muslo.

Se levantaron, y se dirigieron hacia un pequeño hotel. La dependienta, los atendió con amabilidad, entregándole a Lucas la correspondiente llave de la habitación dónde iban a pasar la noche.

Subieron al ascensor que conducía a la habitación número 104. Él la miraba con deseo y ella sólo aparentaba lo que ese hombre quería hasta conseguir su objetivo.

Dejó que la besara, que la tocara entre las paredes de metal hasta que un sonido hizo que Lucas se separara. El ascensor había llegado a su destino.

Tras unos cuantos pasos por la alfombra de terciopelo roja y las paredes blancas, llegaron a la puerta de madera que daba lugar a la habitación.

¿Conseguiría que su plan saliera perfecto y sin vacilaciones? 

Una vez dentro, hizo como si no tuviera asco, como si de verdad lo deseara tener encima suya. Nina sabía que si daba un paso en falso, sería el final de su vida y su segunda oportunidad acabaría tirada por la borda sin llegar a "disfrutar" de lo que le esperaba junto a Lucifer. 

- Eres preciosa - le susurró con la voz ronca y entrecortada mientras su manos acariciaban su cara  y ésta empezaba a empujarlo hacia la cama. 

- ¿Jugamos?- le señaló la cuerda que tenía colgada en la cabecera de la cama.

- Hmm- le susurró- perfecto. 

Empezó a depositarle besos en su escote, y poco a poco, consiguió tumbarlo en la cama, se subió encima suya, notando aquella erección y frotaba su parte íntima con la de él. 

Después. mientra seguía sumergido en el deseo y placer que le proporcionaba la chica, le pidió que lo atara y que hiciera con él lo que quisiera. "Una mala decisión, amigo", pensó Nina mientras sonreía para si misma. 

Aquello le estaba saliendo como quería. Aunque fuera ella la que propuso aquello, no pensaba que de verdad iba a hacerlo. 

Ella le desabrochó la camisa blanca y empezó, con sus manos, a recorrer aquél cuerpo de adulto con abdominales marcados. Este suspiraba ante sus caricias y cerró los ojos. 

Esa fue la clave. 

La pistola apareció ante Black y supo que era el momento. 

Para que no desconfiara, siguió acariciando aquellos abdominales con una mano, y con la otra, teniendo la pistola en la mano mientras los ojos no paraban de moverse, apuntó a su cabeza, a su frente, y no se oyó ningún disparo, pero la sangre de las paredes era la prueba de que lo había conseguido. 

Un tiro. Un cuerpo. 

Al ver el cuerpo sin vida bajo suya, con sangre en las manos, ni se inmutó, solo un ligero <<Bum, bum>> se produjo en su corazón, un latido irregular. 

Tal y como dijo Lucifer, la pistola había desaparecido tras su uso sin dejar rastro. 

- Bien hecho- dijo la voz de Lucifer tas suya que la miraba embobado con el vestido que llevaba encima. 

- Bien- se levantó de encima del cuerpo y se dirigió a Lucifer con paso firme y confesó en su oído: -no me ha desagradado. 

Eso hizo que Lucifer la mirara con aquellos ojos negros, y le sonriera de manera macabra. 

- Me gusta que sea así, sino no sería divertido- la atrajo hacia si, y la besó con deseo- es hora de que nos divirtamos un poco, le sonrió. 

-Hmm- sonrió un poco Black- no me vendría mal. 

Y salieron de allí. Ella en sus brazos y él con sus alas negras, dejaba un rastro de plumas negras que desaparecían a los pocos segundos de tocar el suelo.

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⏰ Última actualización: Apr 18, 2022 ⏰

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