Un mal Sueño

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Esa noche, tuve uno de los sueños más lucidos de mi vida, lo que en el sucedía era tan tangible, tan real, que incluso al despertar, las emociones continuaban intactas…

Era tarde en la noche, Sherlock había salido tras un caso, me pidió que no lo acompañase, ya que podía ser peligroso, insistí en que debía tomar casos con menos riesgos, y se marcho diciendo que sería el último, se despidió con un beso en mi frente.

Pasaron las horas y Sherlock no regresaba, estaba asustado, no podía conciliar el sueño, termine enredado entre las sabanas de tantas vueltas que me daba, mi mente se encontraba en complicidad con mis sentimientos, atrayendo a mí, únicamente pensamientos negativos sobre lo que podría haber sucedido.

6 horas desde que el detective partió, no habían señales, ni mensajes, decidí salir a buscarlo, estaba decidido a acudir a Lestrade, mientras me vestía, observe por la ventana, pude ver claramente la silueta de alguien observando hacia el departamento, al momento que se percató de mi mirada, se ocultó detrás de una columna, me pareció sospechoso, y comencé a pensar que tal vez estaba relacionado con el caso de Sherlock…

Cuando ya estaba pronto para partir, el detective entraba por la puerta, se encontraba agitado, alterado, insistí en saber lo que le ocurría, a lo que respondió que solo se apresuró en volver al percatarse la hora.

Al fin podía dormir tranquilo, aunque algo raro sucedía… al acostarnos, Sherlock, se fue hacia un extremo de la cama, sin tan siquiera un beso de despedida, aún se lo notaba algo exaltado.

A las semanas, éste hecho se volvió a repetir, y así sucesivamente, sus salidas nocturnas persiguiendo casos se volvieron más frecuentes, ya no eran 2 o 3 veces al mes, se había transformado en algo semanal, llegando a triplicar su número inicial mensual. A su vez, la distancia entre nosotros crecía, los desayunos juntos se transformaron en un corto intercambio de palabras, las noches en las que nos acurrucábamos y soñábamos con el resto de una vida juntos, se había vuelto un inmenso vacío que nos separaba tanto física como emocionalmente.

Decidí comentar esto con alguien de confianza, alguien que pudiese aconsejarme sabiamente, por suerte existían 3 personas que podían brindarme sus palabras.

Molly, una joven encantadora, forense, trabajo mucho tiempo ayudando de cierta forma a Sherlock; la Sra. Hudson, quien desde un principio dejó en claro que era nuestra casera y no nuestra criada, quien siempre se preocupo por Sherlock, y por supuesto por mí, desde el instante que aparecí; y por último Lestrade, trabaja para la Scotland Yard, quien suministra casos al detective, y a su vez, un gran amigo nuestro… Lamentablemente, al hablar con los tres, todos llegaron a la conclusión de que tal vez, y solo tal vez, en el corazón de Sherlock, ya no hay espacio para mi, y no por el hecho de que sea pequeño, sino a causa de que un tercero se ha introducido en el.

No sonaba tan incoherente, y impulsado por mi angustia, mis celos y algo de intriga, una noche entre tantas lo seguí, descendió un par de calles, y se introdujo en un pequeño edificio, me quede afuera por supuesto, en la espera, observe que era aquel lugar era un pequeño Motel; pasaron las horas y Sherlock no salía, decidí entrar, de forma amable la muchacha que se ocupaba de la recepción me indico en que habitación se encontraba, y me advirtió que golpeara al entrar, ya que era bien sabido lo que dentro ocurría, tomando en cuenta también que Sherlock había estado frecuentando el sitio desde hacía unos cuatro meses y cada vez con más continuidad junto a un joven muchacho.

Me acerqué a la puerta, no podía oír nada, hasta que de repente, escuché claramente a Sherlock, decirle que dejaría  al hombre con el que estaba por él, que el amor se había agotado en su pareja, que nada era igual… Mis ojos se empañaron en lágrimas, ese hombre al que Sherlock dejaría, no era otro más que yo.

Opté por no entrar, al salir del Motel, como acompañando mis emociones, comenzó a llover; increíblemente no puedo recordar días lluviosos al lado del detective, tal vez sea porque a su lado, para mí, todo siempre estuvo bien… Pero una vez más, he hecho el idiota, siempre soy el último en enterarse que todo se ha ido al carajo, y aunque doy lo mejor de mí, siempre soy el culpable

Al llegar al apartamento, tomé asiento en aquel sillón viejo, donde Sherlock me dio el primer beso…Cuando estaba al borde de quebrar en llanto, Sherlock entró, al verme quedo completamente inmóvil, no por nada es el mejor detective de Londres y el único detective Asesor del Mundo, dedujo con tan solo verme, que yo ya lo sabía todo… Se acerco a mí, me abrazó con fuerza, hacía tiempo que no sentía ese calor, me miró fijamente y pidió disculpas, dejando escapar alguna que otra lagrima, nuestros ojos empapados eran fieles a lo que nuestros corazones sentían, por su lado, angustia por no poder revertir lo que haya sucedido, y por el mío no saber tan siquiera lo que sucedió… Acaso existe un dolor más penetrante, más inquietante, mas desbordante, que el que te dejen, tras años de convivencia, de momentos hermosos, de días y noches compartidos, de planes y proyectos futuro, y todo sin saber la razón exacta… ¿Existe?... Claro que existe, y es observar como el ser que amaste, amas y estás seguro o segura que amaras por el resto de tu vida, se marcha para jamás volver a tu vida, a tus brazos, darte cuenta que ahora la cama será muy grande, que la mesa se encontrara en total silencio, que preparar la cena o el almuerzo tardara más… Ya que la persona a la que decidiste brindarle todo, hoy, te lo devuelve

 

 

Desperté… angustiado, de mis ojos brotaban lagrimas, en mi pecho una sensación de tristeza inmensa, Sherlock no estaba a mi lado… estaba confundido, lo que soñé, tal vez había sucedido en realidad… o tal vez, mi estado de somnolencia me estaba engañando, como acto reflejo, me levante de la cama y comencé a recorrer el apartamento, observe a Sherlock dormir en él su amplio sofá, me acerqué a él, y comencé a acariciarlo

-John… perdóname- dijo susurrando

No quería oír eso, la angustia volvió a mi pecho, azotando con algo que podía ser cierto

-Perdóname, no quise dejarte solo en la cama… es que estabas muy inquieto, intente abrazarte muchas veces, pero tu simplemente te movías de un lado a otro, así que para comodidad de ambos, decidí dormir aquí- me dijo, refregando sus hermosos ojos, los cuales, claramente destellaban amor por mi

-Eres un tonto, jamás… y escúchame bien… JAMAS, se te ocurra dejarme solo, si estoy inquieto tan solo… no se… despiértame, o golpéame, pero no vuelvas a dejarme sin el calor de tus abrazos- contesté tumbándome sobre él

De seguro es algo tonto, pero he oído que a veces, los sueños pueden llegar a ser tan reales que de cierto modo, trascienden el parámetro que nuestras mentes utilizan para diferencias lo que soñamos de la realidad… Nunca dejes de soñar, siempre desde pequeño me enseñaron eso, pero por mi cuenta aprendí que soñar y no perseguir tus sueños es lo mismo que no soñar… Y lo mismo ocurre cuando es sobre algo que no quieres que suceda, esta mis manos lograr que Sherlock no me abandone, y si algún día lo hace, me encargaré de que razones de mi parte, no tenga. Pensaba, antes de dormirme sobre el calmo pecho del detective

La pieza de mi rompecabezas (JohnLock)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora