Azar

1 0 0
                                    


Y, con todo, pudimos no habernos conocido!
¿Imaginas, Amor, todo cuánto la Suerte 
para que nos queramos debió haber permitido? 
¡¡Ocurrir pudo, amada, nunca yo conocerte!!

«Nacido hemos el uno para el otro», , me dices.
¡Piensa, empero, en la suma de aventuras y favor
del azar, de concursos extraños y felices
que han sido necesarios para ungir nuestro amor!

¡Piensa que antes de nuestro destino vagabundo
unir, vivíamos solos, ignotos, separados...
y que es muy largo el tiempo, y que es muy grande el mundo,
y que muy bien pudimos no habernos encontrado!

¿Has cavilado acaso sobre el riesgo inminente 
que a través de la vida nuestra dicha ha sufrido,
cuando, uno frente al otro, tan misteriosamente 
del sino en lo profundo batía nuestro latido?

¿Imaginas lo incierto que era el vago camino
de nuestro encuentro? ¿Sabes que un capricho cualquiera 
pudo habernos desviado, cambiar nuestro destino,
y nunca el uno al otro cruzar en su carrera? 

Todavía no te dije un secreto: Aquel día  
en que por vez primera te vi, no comprobé
de pronto que eras linda y esbelta, amada mía.
Y apenas te miré.

Me impresionó tu amiga con su reír fluido. 
Y se cruzó más tarde, por fin, nuestro mirar...
Mas piensa que pudimos no calar su sentido,
o tú no comprender, o yo jamás osar... 

¿Dónde hoy estaríamos si tu madre viniese 
más temprano aquel día por llevarte consigo,
y si tú con ingenuo rubor no enrojecieses
cuando quise ayudarte a poner el abrigo?

Estas fueron las causas, sencillas y a la vez
decisivas. Bastara un retardo precito, 
y nunca habría nacido nuestra dulce embriaguez,
nuestra metamorfosis, este amor exquisito... 

¡Nuestro fuego ha podido no encenderse jamás!
¡Tú pudiste no ser ni una brizna en mi vida!

Encanto, cielo mío, tibio sol de mi paz,
pienso en aquella odiosa y artera enfermedad
que te quiso segar con maldad homicida...


Tú y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora