Sábado de peli

922 29 4
                                    

MIRIAM:

Me pongo las manos en la cara cuando escucho sonar mi móvil, sin abrir los ojos lo cojo de encima de la mesilla de noche y siento su voz, es entonces cuando empiezo a abrir los ojos y me doy cuenta, gracias a la luz que entra por las rendijas de la ventana, que es demasiado tarde.

- ¡Buenos días! No puede ser que todavía duermas Miri...

- ¡No estaba durmiendo!

- ¿A no? Por eso la persiana de tu habitación todavía está cerrada.

- Estás abajo, ¿Roi?

- ¡Sí! ¡Sorpresa! ¿Puedo subir ya?

- ¡Ay sí! Ahora vengo a abrirte- cuelgo la llamada y por fin miro la hora. Las doce. Recuerdo la película que miré ayer y que es la culpable de mi sueño de hoy. Abro la puerta a mi mejor amigo, aún con pijama, y ​​él entra dándome un beso en la mejilla.

- Va, mientras tú te cambias de ropa yo te preparo un zumo, hoy te invito a comer. ¡Date prisa! - le abrazo y le doy las gracias.

Voy corriendo hasta mi habitación y miro mi armario intentando pensar lo que me puedo poner. Cojo una camisa blanca y unos vaqueros, me peino dejando mi pelo recogido en una coleta bien alta y me lavo la cara para empezar a maquillarme. Normalmente no lo hago, pero durante los días de fiesta sí. Me estoy poniendo el rímel cuando él aparece por la puerta del baño sonriendo.

- Sabes que no debes ponerte más guapa de lo que ya eres

- No me hagas poner roja diciendo tonterías.

- Sabes que es verdad lo que digo, deberías confiar más conmigo y contigo misma- dice mientras me abraza por detrás

- Ay Roi, ¡déjame! ¡Que así no me puedo maquillar bien!

- Vale...- dice separándose de mí y volviendo hacia la cocina- ¡pero no te pintes los labios todavía!

Poco después sigo su recorrido y me lo encuentro sentado en el sofá mirando su móvil, encima de la mesa está el zumo de naranja que me ha preparado y no tardo en bebérmelo.


...


A las dos aparca la moto ante el restaurante y me ayuda a bajar. Solemos venir a menudo aquí ya que es de sus tíos.

Ya tenemos la tabla reservada y no tardamos en decidir lo que queremos para comer, yo una ensalada de queso y él un caldo gallego.

- ¿Has decidido ya lo que estudiarás en menos de dos años?

- Pues voy realmente perdida, me gusta todo pero realmente no me gusta nada en que pueda dedicarme toda mi vida. Pero todavía tengo tiempo. ¿Y tú?

- Yo creo que voy a tirar por periodismo, pero cada semana cambio de pensamiento, tal vez acabo estudiando educación.- la conversación va avanzando. Entre risas y anécdotas. Pero llega el momento que temía.

- ¿Y cómo va con Raoul?

- Pues no lo sé, me trata muy bien, ayer me invitó a merendar y pasamos un buen rato, nos reímos. Pero nada más, no me dijo que sentía ni hablamos de lo que pasó en la fiesta. Pero creo que deberíamos hacerlo, será más fácil y menos incómodo para los dos.

- ¿Y tú? ¿Qué sientes? ¿Qué quieres hacer con él?

- Yo... no sé qué siento... estoy más bien confundida... lo quiero mucho y él me trata muy bien, pero no creo que esté enamorada y quiera una relación, tal vez sólo necesito tiempo para aclarar lo que siento.

- Quizás sí... Miriam... sabes que me tienes aquí para lo que necesites y que puedes confiar en mí, ¿verdad? - yo asiento- y que si pasa algo con él me lo dirás, ¿no? - vuelvo a hacer que si con la cabeza- ¿antes que a Aitana? - y entonces los dos estallamos en carcajadas que hacen voltear a los que comen cerca de nosotros.

Continuamos hablando hasta que el camarero nos interrumpe llevando los postres. Y mientras disfrutamos degustándolos vamos pensando qué película pondremos después en su casa.


...


Sólo hace media hora que ha empezado la película, pero ya me es imposible acordarme del nombre, tampoco le presto mucha atención. Me dedico a repasar el contorno de la mano de Roi con mi dedo, él, a mi lado, mira la peli atento y a menudo desvía su mirada hacia mí mientras me sonríe. Estamos solos en casa, en un sofá inmenso donde sólo ocupamos una pequeña parte al estar tan pegados. Roi me acerca más hacia él en el momento que la película toma un tono más lento, aprovecho para poner mis piernas sobre las suyas, nuestras manos siguen perfectamente enlazadas y ahora me es imposible apartar la mirada de su rostro, él se da cuenta y sonríe con la mirada fija en la pantalla. Su mano que sigue libre, comienza un recorrido por mis piernas, acercándome más a él si se puede. Y lo noto, noto como la temperatura de la habitación empieza a aumentar, y no sólo por la escena que ahora mismo se está viviendo en la pantalla de la televisión que tenemos delante. Y no sé si es por eso o por algún otro motivo que él, dejando nuestras manos libres, me coge por la cintura y me hace sentar sobre él. Nuestras caras se encuentran frente a frente, mi respiración se ha acelerado y noto como la suya también lo ha hecho. Nuestros ojos se miran fijamente hasta que se fijan en nuestros labios. Y finalmente se unen, aceleradamente, con pasión y amor, que me hace pensar en qué momento ha pasado a ser tan fuerte, dejando atrás el amor de amigos y creado algo más, algo mejor. Juntamos nuestras frentes intentando normalizar y acompasar nuestra respiración, misión imposible. Me abrazo a su pecho y es entonces cuando la puerta de casa se abre dejando paso a sus padres, que no se extrañan de vernos abrazados.

- ¡Miriam! ¿Te quedas a dormir? - dice su madre, él me mira y me sonríe, dejándome claro que él quiere que mi respuesta sea afirmativa, y yo también lo quiero, ¡por supuesto! Pero, después de asentir con la cabeza, no puedo dejar de pensar cómo, después de lo que acaba de pasar, podré dormir con él en una misma cama.


Normalmente subo capítulo cada lunes y viernes, ¡pero creo que esta vez voy a subir otro antes para agradeceros las 1000 lecturas que ya casi tiene la historia! ¡Muchas gracias, de verdad! Cualquier pregunta o consejo podéis dejarlo en los comentarios, por mensaje privado o en mi Twitter: @ Lia150008


MI REINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora