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Dicen que las personas más buenas son las que más sufren... bueno al menos eso solía decirme mi madre.

Todo fue tan repentino, tan solo con siete años de edad la pequeña vio como el lugar donde trabajaba junto con su madre se volvió un caos. Su madre después de aquello consiguió un trabajo "mejor", la pequeña ya era una adolescente y sería enviada a un nuevo lugar como le habían dicho sería un intercambio al menos eso le hicieron creer.

Llego al que sería su nuevo instituto, se le hacía tarde lo cual provocó que chocara con un chico se disculpó y siguió su camino, sin embargo sentía la mirada de uno de los chicos.

Llegaba a su clase, todo normal hasta la hora de la salida, iría a su nuevo hogar si se le puede llamar así. Al llegar con una maleta de ropa, aquel lugar era enorme parecía de esos libros de fantasías, pero había algo que no le daba buena espina...

Tocó a la puerta, sin respuesta decidió entrar un poco dudosa, al ir caminando por los pasillos su piel se erizaba. Pasaba por cada habitación recorriendo el pasillo, entró a una habitación la cual le llamó la atención, procedió a entrar pero al cruzar la puerta miro a un chico sentado tranquilamente leyendo como si estuviera esperándole.

-¿Quien eres?- pregunto con un poco de miedo.

No recibió respuesta solo observo como él se había acercado tan rápido.

-Eso es lo que yo debería preguntar ganado- la empujó hacia la pared quedando acorralada.

La femenina trato de zafarse, pero su intento fue en vano.

-Soy la estudiante de intercambio, me comentaron que este sería mi hogar-

Sus ojos la miraron de arriba a abajo, la soltó, regresando a donde se encontraba sentado anteriormente.

-Me presentó soy Ruki Mukami- le miro alzando una ceja.
-Aiko Inoue, un gusto- le contesto un poco más tranquila, por alguna razón se le hacía conoció pero no recuerda de donde o cuando.

El azabache al ver que está no dejaba de verle, nuevamente se levantó con su libro en mano, acercándose lo suficiente.

-¿Que tanto me miras ganado?- cuestiono con voz seria
-Nada, lo siento-
-Tu uniforme está ahí, está será tu habitación, más tarde estará la cena ahí te presentaré a mis hermanos-

La femenina solo asintió con la cabeza, acomodaba sus cosas un poco confundida, trataba de recordar pero esto le era imposible por alguna razón. Tanto así que si cabeza dolió, se recostó un momento y sin darse cuenta quedó dormida.

Se encontraba en una especie de árbol con otro sujeto que no logró visualizar bien, solo logró escuchar algo.

-Eva....-

Se despertó agitada y sudando, se levantó de la cama para poder ir por un vaso de agua, caminaba por los pasillos mirando cada rincón, bajando por las escaleras escuchaba risas y voces totalmente desconocidas.

-Justo iba a hablarte- mencionó el azabache colocando un plato de comida en la mesa.

La femenina solo se sentó en la mesa, mirando la comida.

-Ya que estás aquí, te presentaré a mis hermanos ellos son Yuma, Kou y Azusa-
-Soy Aiko, mucho gusto en conocerlos-
-Ara Ara~~, ¿eres la novia de Ruki-kun?- dijo el rubio en un tono juguetón provocando un ligero enojo en el azabache.
-¿eh? No..... Quiero decir, lo conocí hoy- sus mejillas eran ahora la perfecta representación de un tomate.
-¿¿Eh??, ¿entonces está cerda es Eva?-
-¿Q-Qué,E-Eva?- Si cabeza nuevamente dolió esta vez un poco más fuerte.

Los cuatro presentes la miraron con sorpresa.

-La llevaré a su habitación ahora quiero que se comporten- mostró autoridad y seriedad llevándose a la chica a su habitación.

Al llegar la dejó cuidadosamente en su cama, mirándola si realmente era ella, tendría una segunda oportunidad de recuperar a su amor de infancia que nunca olvidó a pesar de todo.

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