Nunca había admirado nada igual.
La belleza de la chica y la ternura con la que entregaba su alma a aquella canción me erizó la piel sin advertencia previa, supongo que existen personas con el don de transmitir lo que sienten fácilmente. Siempre he pensado que la mejor manera de expresión, es el arte. La música también es arte. Y uno de los más bellos.
Quisiera poder conocer a esa chica y saber todo lo que hay detrás de su voz.
Antes de que terminará la duración del vídeo, la castaña de cabello corto terminó su tocada y Zach sonrió, para después apagar su móvil.
— ¿Quedaste hechizado, verdad? —arqueó sus cejas y me miró con su gesto pícaro.
— ¿De qué hablas? —salí de mi trance, actuando como si nada. Sus ojos azules me observaron con detenimiento y yo traté de no mostrar con evidencia lo que provocó aquella muchacha, gracias al cielo, el profesor entró al aula enseguida y me salvé de las burlas de mi mejor amigo.
Pasaron las horas y cada profesor fue dando su gran sermón de despedida, las parejas comenzaron a hacer sus comentarios sobre lo mucho que se extrañarán, los bravucones dieron sus últimas jugadas con los de años menores, se escuchaba cómo todos hablaban de la gran fiesta de graduación, etc; etc.
Y yo... bueno, yo no estaba incluído en todo eso.
Mi trayecto en la preparatoria se basó en estudio, lectura y más estudio, Zach era mi único amigo. Y bueno, también puedo considerar como amiga a la mocosa de mi hermana. Aunque, ¡hey! el conserje me dio muchos buenos consejos en un tiempo, tal vez le lleve algo.
— Oye, Elías —sacudió mi hombro Zach, captando mi atención—. Iré a la cafetería de la escuela a hablar con Fabiola, pero después, los chicos de básquet planean ir a Gamer Score ¿vamos?
— Sabes mi respuesta —sonreí revirando los ojos.
— Vamos, no seas aguafiestas por hoy. Te divertirás, sólo serán algunas cervezas y un poco de videojuegos, ya sabes, nada grande —me negué rotundamente hasta el punto en el que recordé que Zach nunca acepta un "no" de nadie—. A ver, Elías Montero.
Aquí vamos —pensé.
— Fuiste un completo nerd todo el ciclo escolar. Sacaste tus buenas calificaciones, fuiste a todas las bibliotecas que existen en la ciudad, hiciste apoyo comunitario, te comportas como un imbécil con las chicas que se te acercan, pero en el fondo, eres un puto pan de Dios. Por un día en tu vida, corrompe tu rutina diaria y lleva tu mugre trasero a Gamer Score, donde conocerás a una chica y le pedirás su número, beberás una cerveza conmigo, jugaremos Call of Duty por horas y después nos iremos en el auto, muy eufóricos, cantando De Música Ligera —aseguró con su voz ronca—. Nos vemos dentro de dos horas en el estacionamiento.
Cuando estuve a punto de decir algo, él simplemente me dejó con la palabra en la boca y se alejó, rumbo a la cafetería escolar.
¿Quién es él para decirme qué hacer o cómo aprovechar los días de mi vida?
Bueno, pensándolo bien, tal vez tenga razón. Sí he hecho todo eso, pero, ¿qué puedo decir? no me gustan las fiestas con desconocidos, no me gusta tomar alcohol, ni acostarme con la primera chava que se me ponga en frente. Me gusta leer, de vez en cuando ir a casa de Zach, estudiar, escribir...
O sea, tal vez sí soy un nerd, pero...
Pero nada, eres un aburrido.
Borré cualquier pensamiento de mi cabeza lo más rápido que pude y razone después un poco las cosas, puede que no sea tan mala idea salir un rato, pero primero debía ir a hablar con Juan —el chico que conocí en una cafetería. Cuando hablamos, me contó de la escuela musical que tenía cerca del Centro Histórico, donde da clases a niños de escasos recursos sin pedir nada a cambio y prestando los instrumentos que el gobierno le dio. Al parecer, Juan mostró un proyecto muy bueno donde habla de escoger a algunos niños y armar un coro que podría traer muchos beneficios para todos. Al final, le platiqué que tocaba el piano y me pidió ser profesor, no lo vi como una mala idea, así que acepté y tenía que pasar a dar un vistazo esta misma tarde.
Mi celular comenzó a vibrar de repente, regresando mi atención a lo que estaba haciendo. Casi choco con una persona mientras saco mi celular el bolsillo de mi pantalón, pero nada fuera de lo normal, se trataba de Elena, mi madre.
— ¿Bueno? —respondí la llamada.
Elí, ¿podrías pasar por tu frasco de miel, cuando vengas de regreso? se terminó y a Lisa le di el día libre para que fuera con su familia —comentó mi mamá en la línea.
— Claro, yo paso. Por cierto, Zach me invitó a Gamer Score saliendo de la prepa... —no terminé de hablar, cuando mi madre ya estaba dándome todos los permisos sin siquiera saber con exactitud todo, ella sabía que debía socializar un poco más y no se negaba a que saliera con Zach, ya que sabía cómo era él. Supongo que aún tiene esperanzas de que el Elías social vuelva.
Terminando la llamada, subí a mi auto y conduje hasta un puesto humilde, donde venden la miel de abeja que tanto me gusta. Compré el frasco que me pidió mamá y seguí mi camino hasta el taller de música.
Unos cuantos minutos más tarde, bajé del auto y observé un poco mi entorno, el taller no era muy grande, pero se veía bien para lo que era. Divisé a lo lejos a Juan hablando con un chico alto de cabello castaño y ojos verdosos, estuve cerca de empezar a caminar hacia ellos cuando algo más llamó mi atención. Se trataba de una chica con la vista en alto, dando pasos seguros hacia el taller, que quedaba a pocos metros de donde estaba. Una chica de ojos avellana. Una chica de cabello corto y castaño. Una chica con ukelele. Esa chica.
Mis manos comenzaron a sudar un poco, aún tenía el frasco de miel en mis manos y sentía que en cualquier momento se me iba a resbalar. Quería ir y hablarle, pero sé lo muy tonto que puedo ser con las chicas.
Debes ser un patán, pero sin pasarte —me aconsejó un día Zach.
Después de eso, supe que mi nivel de patán no tenía límite cuando se trataba de ligar.
Eres muy idiota para hablar, mejor haz otra cosa. Tal vez algo de lo que leíste en los libros de romance pueda servir —me dije a mí mismo.
Por instinto, caminé con mucha velocidad hasta el punto donde ahora ella se encontraba —cerca de la puerta principal— y mis manos abrieron el frasco de miel, mis ojos se fijaron en ella y no fui consciente de la estupidez que iba a hacer hasta que choqué con su cuerpo y regué toda la miel sobre su ropa.
Trágame tierra. Trágame y no me escupas nunca.
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Seamos nuestro último "Te quiero"
RomanceSabía que la había visto antes. Esa chica, tenía algo que creaba dentro de mí: misterio y curiosidad. Necesitaba conocerla. Necesitaba hablar con ella. La necesitaba de verdad. Y por eso derramé esa miel de abeja sobre su cuerpo. . . . *Hermosa port...