La Unidad

8 1 0
                                    

Cada mañana Judy Nilssen preparaba un café y leía el reporte del día anterior, caminaba por el pasillo hasta llegar al jardín se sentaba en el borde de la fuente que estaba casi en medio de los tres edificios y allí duraba 1 hora, observaba como los residentes salían a cuidar del jardín en una actividad que ella había inventado "mañanas de rosas", consistía en que cada residente plantabla una rosa y durante una semana tenía que cuidar de ella, sin embargo nadie había logrado conservar la rosa, y ese jardín era un lugar marchito y triste, nadie excepto la dr Judy quien tenía una rosa carmesí y brillante que parecía nunca marchitarse. Después regresaba al edificio A, subía las escaleras hasta su oficina que estaba en el 3 piso y allí la esperaba el enfermero Miguel Sanchez, la dr Judy cerraba la puerta con seguro, Miguel la besaba, luego la tiraba contra el escritorio desabotonaba su blusa y desabrochaba su sosten luego mordía sus pesones, y poco a poco besaba su abdomen, bajaba lentamente abría sus piernas mordía aún más fuerte sus muslos y la hacia gemir como ningún otro hombre, acto seguido el se quitaba su camisa blanca dejando al descubierto su abdomen marcado, la dr Judy sonreía se levantaba y tomaba ella el control, rosaba su labios por todo su abdomen, lamia su pelvis, en verdad ella amaba el color canela de su piel excitandole segundo a segundo, la respiración de ambos se agitaba después la dr Judy bajaba el pantalón de Miguel, pasaba toda su lengua por su miembro y lo saboreaba, varios minutos después Miguel le agarraba el cabello y la levantaba, la acostaba, le abría las piernas, luego la penetraba embistiendola cada vez más fuerte. La dr Judy se había vuelto adicta a el trozo de carne que Miguel tenía entré la piernas y que le provocaba los mayores órgasmos de toda su vida. Una vez Miguel terminaba la dr se vestía peinaba su cabello rubio y maquillaba su piel pálida, Miguel se despedía y salía a cumplir con sus obligaciones.

Al medio día, Miguel era quien se encargaba de los pacientes de la sala
del silencio, su deber era castigarlos y hacerles reflexionar sobre sus errores, eso era de las cosas que amaba de su trabajo; trabajo que por cierto fue obligado a asumir, pues él no había estudiado para ser enfermero, no, su vocación estaba en la docencia, antes de ser enfermero en La Unidad, Miguel trabaja en una prestigiosa universidad y era el mejor en lo que hacía, su campo era la psicología, sus estudiantes tenian suerte de tenerlo o eso pensaba él, pero su vida cambió cuando en una clase como cualquier otra Miguel decidió arriesgarse y dar más de lo acostumbrado, intentaba explicar a sus alumnos que la realidad no era más que algo inventado por nosotros, igual que descartes afirmaba que no existen verdades absolutas y que todo se trataba de la interpretación que el hombre le da a su vida y a lo que ve, y desde ahí todos empeoró, pues después de eso afirmó que no existen los trastornos mentales, que no hay nada que el hombre no pueda hacer y que hasta la magia es real, y en un ejemplo para sus alumnos camino hasta el asiento de uno de ellos y lo beso con el firme propósito de enseñar que todo es posible en cualquier momento, como es obvio tal acto en medio de la clase causó furor entre los chicos y para terminar en un monólogo muy tétrico afirmó que había hecho eso porque al iniciar el día se dio cuenta que estaba muerto.

Ese día fue citado en la dirección de la universidad y hablado de las quejas que se habían hecho en contra de él, Miguel trató de explicar que solo era un ejercicio que se salió un poco de proporción, sin embargo el rector no le perdono y fue despedido, después recibio varias demandas por haber alterado la estabilidad mental de algunos de sus estudiantes y por ligarse a uno de ellos. Durante el juicio Miguel fue sentenciado a trabajar en el Centro de cuidado para menores con problemas mentales, "La Unidad ".

La dr Judy Nilssen había asumido el cargó de directora de La Unidad un verano antes de que Miguel llegase, su padre Patrick Nilssen le había heredado esa obligación y quisiera o no tenía que aceptarla, durante su administración habian desaparecido dos chicos y otro se había suicidado, cosa que nunca se vio en La Unidad, los escándalos generados por la prensa la hicieron bien conocida en la ciudad y hasta existían teorías sobre asesinatos planeados por ella y luvotomias, pero la verdad no estaba lejos de eso, pues los dos chicos habían muerto por sobredosis ya qué la dr Judy no quería atenderlos ese día, el otro se había quitado la vida intentando escapar de los castigos de Miguel.
Cuando dr Judy llegó muchas cosas cambiaron en La Unidad, desde la apariencia de los edificios hasta la el trato a los chicos y por supuesto la calidad del servicio dado, aumentaron los costos de estadia pero disminuyo la comodidad de los pacientes, ese lugar ya no era un sitio de cuidado sino una prisión buena.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 10, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

DemenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora