D: Diosa

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Aoi/Reita

Uno nunca elige donde nacer, pero si hubiese tenido la oportunidad, seguramente volvería a elegir el distrito Ise; este se encuentra en la Prefectura de Mie en la región de Kansai. Mie no es uno de los destinos turísticos más atractivos para los extranjeros, pero los locales son atraídos por los paisajes ricos y variados, desde regiones montañosas donde la gente puede descansar del bullicio de las grandes ciudades, hasta hermosas playas con abundantes plantas subtropicales y un hermosísimo mar azul. La región costera de Ise-Shima (cerca de donde yo crecí) es famosa por sus bellos litorales, así como por su Santuario, el cual es el santuario sintoísta más famoso del país.

Uno de mis primeros recuerdos es de cuando tenía ocho años. Mi padre solía llevarnos al Santuario a purificarnos y ofrendar en agradecimiento a los dioses porque hubiera trabajo, comida y un techo donde dormir. Recuerdo las caras molestas de mis hermanos, Takahiro tenía veintidós y Nozomi veinte años, así que puedo entender su nula afinidad a las actividades sagradas y religiosas, no es que yo fuera con mucho gusto, pero era un niño fácil de manipular. Pero si aceptaba torturarme durante casi tres horas recorriendo todo el santuario era porque amaba lo que venía después.

Mi padre era pescador, así que al terminar nuestras labores morales solía llevarnos a la costa. Amaba la vista y el olor salado del agua, ahí podías apreciar una serie de cuevas moldeadas por el viento y el mar, y que, según las leyendas, eran habitadas por demonios; sinceramente jamás creí en esa leyenda, pero si fuese cierto, no culparía a los demonios por elegir ahí su hogar, la vista, el aroma y el sonido del mar era precioso. Bajábamos las escalinatas de piedra, acompañados de simpáticos cangrejos, para llegar a la arena frente al mar, ahí, justo en la orilla estaba el bote pescador de mi padre. No era muy grande o lujoso, pero cabíamos los cuatro a la perfección.

Papá nos enseñó a pescar a los tres, Nozomi era la menos interesada, así que ella prefería quedarse a las orillas del mar y recoger piedras preciosas o conchas singulares que pudiera agregar a su colección. Su habitación estaba repleta de conchas marinas, tanto, que a veces su mismo cuarto olía a sal. Takahiro era muy bueno pescando, de hecho, el era el encargado de pescar la cena y la verdad es que jamás nos decepcionaba. Siempre cazaba los peces más grandes, y debo reconocer que mi madre es una gran cocinera, así que podía convertir cualquier pescado en un delicioso manjar. Yo, por mi parte, era muy pequeño para tomar la pesca como algo serio, así que papá me enseñó a pescar por diversión. Sacábamos peces pequeños del agua, papá me enseñaba un poco sobre cada especie y después los devolvíamos al mar. Mi padre siempre fue un amante de la naturaleza, así que siempre consideró que el mar, y el mundo en general, debían conservar su equilibrio, así que mientras mi hermano se encargaba de la cena, papá y yo alimentábamos a los peces y seres del mar como agradecimiento. Al final de cada día, regresábamos con el cabello húmedo y los pies cubiertos de arena, con la cara sudada y pegajosa y justo antes de llegar a casa comprábamos un helado para cada uno, solíamos pedir un helado al azar para cada quien, a veces yo pedía por Takahiro, Takahiro por papá, papá por Nozomi y Nozomi por mí; el orden nunca era el mismo y eso lo hacía aún más divertido.

Mis hermanos siguieron creciendo, al igual que yo, y la primera en irse fue Nozomi cuando se casó, después Takahiro cuando fue trasladado a Nagoya por su trabajo. Al final quedamos solo mis padres y yo, pero tuve que mudarme a la gran ciudad a estudiar.

Me entristeció saber que no volvería a ver el mar cada fin de semana, que no podría adentrarme en él cuantas veces quisiera, que no volvería a pescar con mi padre, y muchas cosas más, pero incluso para mí era difícil aceptar que tenía muy pocos recuerdos de los días de pesca, o más bien, de la pesca en general. Pero había cosas que jamás olvidaría, y entre las maravillas de mis recuerdos, tenía grabado con tanta fuerza en mi memoria su rostro y su sonrisa, como si fuese uno más de los tatuajes que llevaba en ambos brazos.

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⏰ Last updated: Oct 07, 2019 ⏰

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