Luis era un monstruo, eso era en lo único en lo que podía pensar Ana. Lo había visto con la niña con la que salía. Él no lo sabía, pero no quería ni que la tocara. ¿Cómo es que alguien que tenía una hija pequeña podía ser tan... cerdo?
La jovencita solo era unos cuantos años mayor que su propia niña.
—¿Por qué me miras así?
Ana se alejó de sus pensamientos.
—No te estoy viendo de ninguna forma, Luis.
Su marido entrecerró los ojos. Ana no pudo sostener su mirada.
—Esto es una fiesta, Pedro no ha convertido esto en una batalla y hasta tu madre está riendo, ¿por qué tienes cara de funeral?
—Porque... no es nada.
No podía decirle que lo sabía, ¿qué pasaría si volvía ocurrir lo mismo que hace unos años?
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La última y nos vamos...
General Fiction¿Te has emborrachado alguna vez? Bueno si tu respuesta es un sí, entonces sabes que, a veces, la lengua se suelta teniendo un poco de valor líquido. Si tu respuesta es no, bueno, que aquí verás lo que pasa en una alegre fiesta familiar. Solo recuer...