Amaranta deseaba tanto poder ver, aunque fuera un momento, a sus hijas. Las escuchaba, cada quien por su lado, como desde que las mayores se casaran y dejaran sola a la menor. Alejandra no se había repuesto de ese fenómeno.
Mucho creía que por esa desilusión, su hija más joven, detestaba la idea de enamorarse. De establecerse en un lugar.
Se acercaba el motivo de su preocupación, Alejandra caminaba con paso seguro, su perfume era precisamente el que se esperaba de alguien igual de fuerte.
—Mamá, ¿qué haces acá escondida?
—Mejor respóndeme, ¿de quién te escondes?
Alejandra resopló, lo pudo escuchar.
—Pedro me estaba acosando otra vez, ese asqueroso cree que lo tomaré en cuenta solo por ser un inútil...
—Hija, no hables así de él. Solo ha tenido mala suerte.
Un nuevo resoplido llegó de Alejandra.
—Abigail tuvo la mala suerte de conocerlo, ese fenómeno solo se aprovecha de ella.
Amaranta no pudodecir nada ante eso, sabía que Abigail era la que mantenía su hogar y la que nole daba el divorcio a Pedro, aunque no podía entender a su hija mayor, no lajuzgaba.
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La última y nos vamos...
General Fiction¿Te has emborrachado alguna vez? Bueno si tu respuesta es un sí, entonces sabes que, a veces, la lengua se suelta teniendo un poco de valor líquido. Si tu respuesta es no, bueno, que aquí verás lo que pasa en una alegre fiesta familiar. Solo recuer...