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En tus cicatrices se encuentra el odio profundo que a tus captores les guardas.
Las marcas de tu alma, tu sangre derramada, no tuvieron piedad con nada.
Los días soleados son los peores, a los monstruos les gusta aparentar, despertar temprano e ir a rezar.
El deseo de huir es cada vez mayor,
Pero no hay a donde ir, porque ellos no son los únicos, ni los peores.

Lo que no puedo decirteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora