"No hay ser humano a quien le gusten las pesadillas" eso dijo uno de mis compañeros de clases en hora de psicología. No creo correcto decir que a nadie les gustan pues las excepciones existen, pues, soy una de ellas. Vivir al límite enfrentando temores, explorando lo raro y lo desconocido perdiéndome en la oscuridad de mis pensamientos.
Cada noche cuando cierro los ojos, vago por paramos desolados, tierras frías y tenebrosas o ciudades en ruinas. Pero últimamente ante mi campo de visión ha estado apareciendo un peculiar paisaje. Un desierto rojo que se extiende hasta más allá del horizonte, algunos árboles con hojas como espirales y un sol tan rojo como la sangre.
En todos los sueños hago simplemente caminar por este extraño paisaje tratando de encontrar algo nuevo, pero no, todo es igual de rojo por todos lados. La única cosa que cambia es ese sol que cada noche está más oscuro y más grande, pero lo ignoraba pues ya me estaba empezando a aburrir de la misma pesadilla todas las noches.
Otra noche acaba de llegar y otra vez estoy en el mismo lugar, algo debe andar mal con mi subconsciente porque este nivel de repetición está llegando a lo ridículo. Me limite a seguir caminando hasta que a mi cuerpo le diera por despertar en eso me di cuenta de que los espirales estaban cayendo de los árboles, los bordes oscuros de ese gran sol rojo iban tomando posesión de este y la arena bajo mis pies comenzaba a hacer ruidos, cosa que nunca había pasado. Mi respiración comienza a hacerse más pesada y los escalofríos suben por mi espina dorsal ¿tengo miedo? ¿de qué? Se supone que disfruto esto, la pesadilla y lo raro, entonces ¿Por qué? Porque estoy experimentando síntomas de miedo. Dejo de pensar en estas cosas y busco la manera de despertar, pero nada funciona de repente soplan unos fuertes vientos haciendo que trague arena y que los espirales cubran mi tembloroso cuerpo.
La arena bajo mis pies empieza a hundirse así que me muevo de lugar, pero también empieza a hundirse en este nuevo lugar por lo que sigo moviéndome hasta que esos movimientos se convierten en una carrera.
Poco a poco toda la luz que había se va desvaneciendo pues lo que era un sol rojo se estaba convirtiendo en una gran esfera negra que cada vez ocupaba más espacio en ese extraño cielo. Ya cuando esta ha ocupado gran parte del firmamento y está totalmente oscura, noto como aparece una ranura en medio de la esfera que empieza separarse dejando a la vista lo que parece ser un ojo.
Un gran ojo se alza sobre mi haciéndome sentir insignificante. La arena roja empieza a subir sobre mí, cubriendo primero mis piernas hasta llegar a mi torso. Ya no puedo avanzar lo único que queda afuera es mi cabeza por lo que solo me limito a observar aquel ojo en el cielo que no parece que tenga otra intención que no sea mirarme, este de curva dándome la sensación de que se ríe de mí.
La arena empieza a moverse de nuevo hacia arriba, comienzo a moverme desesperado pues creo que moriré asfixiado. Poco a poco mi campo de visión se va cerrando hasta que se vuelve todo negro.
Despierto agitado y sudado, busco desesperadamente aire. Estiro mi brazo para encender la luz de la lampara. Lo que veo cuando se hace la luz me deja totalmente confundido, pues había arena roja por toda mi cama y hojas secas en forma de espiral regadas por toda mi habitación.
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Pesadilla roja
Kort verhaalno todos les tenemos amor a los dulces sueños, algunos somos unos masoquistas de la vida, esclavos del placer del miedo y la adrenalina.