CAPÍTULO I

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- ¿Aquiles? - se escuchó la voz de la joven muchacha.

- Atalanta... - murmuró él, dejando su espada a un lado de la cama y acercándose a ella rápidamente.

- ¿Eres tú? - preguntó en un susurro, mientras acercó su mano lentamente a la del joven - ¿De verdad eres tú? ¿No eres un sueño?

- No... - negó el muchacho - No soy un sueño. Estoy aquí... - dijo con un nudo en la garganta - A tu lado.

- Te he añorado... A- Amor...

- Y yo a tí...

- Quiero ser valiente - dijo la chica entre lágrimas.

- Lo eres.

- No lo soy...

Aquiles miró el torso manchado de sangre de su amada y volvió a posar su mirada sobre el rostro de la chica.

- No quiero morir...

- No vas a morir - negó rápidamente y miró a las mujeres presentes en la sala - Dadle un poco de agua.

- No, agua no.

- ¿Hay un curandero?

- Escúchame, Aquiles - pidió Atalanta sollozando, captando la atención del muchacho - Debes protegerla...

Entonces los llantos del bebé se escucharon por toda la habitación, haciendo que el joven Aquiles desviase su mirada hacia una de las mujeres que tenía a la pequeña niña entre sus brazos.

- Prometemelo - pedía la chica - Prometemelo, Aquiles.

- Lo haré - murmuro débilmente, limpiando sus lágrimas- Te lo prometo...

Una pequeña sonrisa se asomó en los labios de la chica y con un débil gesto indicó al joven que se acercase más a ella, a lo que este respondió al instante.

- Atenea... Su nombre... Es Atenea - susurró, al tiempo que tomaba una bocanada de aire con dificultad - Tu hija... Tu responsabilidad...

- Por y para siempre...

******

El ejército del Rey Agamenón se habría paso por una de las grandes llanuras de las tierras de Tesalia.

Una vez que los enemigos estuvieron uno frente al otro, ambos líderes avanzaron en sus caballos, para así poder reunirse.

Agamenón bajó de su carro y se puso frente a Triopas, Rey de Tesalia.

- Gran día para los cuervos - murmuró el Rey, mientras observaba a las aves que rebolotaban a su alrededor.

- Te lo dije el día de ayer y hoy vuelvo a decírtelo... Tú y tú ejército, abandonad mi tierra.

- Me gusta tu tierra - respondió Agamenón- Creo que me quedaré y me gusta tu ejército, se batieron con valentía ayer, con desorden, pero con valor.

- Y jamás lucharán para tí.

- Los Mesenios también lo dijeron, y los Arcadios, y los Eupeyos y ahora... Combaten para mí.

- No puedes conquistar el mundo, Agamenón - dijo Triopas, haciendo que Agamenón soltase una sonara carcajada- Es demasiado grande, incluso para tí.

- No quiero presenciar otra masacre, resolvamos la guerra a la antigua usanza, tu mejor soldado contra mi mejor soldado.

- Y... ¿Si quien vence es mi hombre?

- No volveré a pisar Tesalia - respondió Agamenón- Soy hombre generoso, si vence el mío, conservaras tu trono, pero el ejército de Tesalia estará bajo mi mando y luchará junto a mí cuando yo disponga.

ATENEAWhere stories live. Discover now