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Estará bien si sólo juntamos nuestras manos...

La situación al fin tenía sentido, al menos hasta cierto punto, aquellas sonrisas fingidas cumplían más de una función, él quiere información y está dispuesto a destrozar mi existencia para conseguirla, pero en este juego se puede partipar más de uno, también tengo una duda instantánea y es precisamente la existencia de la inquietud de Jotaro, por simple deducción se intuye que él posee el mismo tipo de talento que yo, por ello quiere averiguar más al respecto, a tal punto de forzar mi estadía aquí e irrumpir en la penumbra la tranquilidad de esta alcoba.

-Podias pedirme información cuando estuviéramos en un lugar menos íntimo, espero comprendas que tus actitudes pueden ser terriblemente tergiversadas debido a la imposibilidad de explicarle tus dudas a aquellos que no pueden observar la manifestación espiritual de nuestras convicciones- no podía divisar su rostro pero sin duda puedo interpretar sus gestos de incertidumbre - no me interesa lo que puedan interpretar, porque nadie se enterara de esto, a menos que abras la boca y lo divulgues, cosa que no sucederá si sabes lo que te conviene- empezó a avanzar hacia mi con pasos lentos; la poca luz que se colaba por las rendijas de las persianas me permitió ver casi por completo su rostro, traía la expresión molesta que usualmente tiene, no obstante si te fijas un poco más sus facciones tenían cierto aire de aflicción, como si está situación de por sí fuese su única escapatoria de la locura.

-Lo que viste hace unas horas era mi espíritu, una visión, manifestación, aura, como quieras llamarle; la tengo desde que mi memoria puede recordar, intente muchas veces mostrarselo a los demás pero nadie podía verlo, durante un tiempo me convencí que era una fantasía infantil sin embargo con el tiempo comprendí que poseo una habilidad única e irrepetible que no podría compartir con nadie, es decir, existe pero nadie me creería.... hasta ahora, si gustas puedes hacerme preguntas al respecto y me encantaría poder hacerte algunas preguntas también- se había sentado a mi lado y con palabras simples empezó a narrarme como desde hace aproximadamente 6 meses había sentido como su espíritu se separaba de él y consecutivamente sus manifestaciones eran agresivas e incontrolables, casi por completo ocurrían cuando estaba en peligro y no estaba muy seguro de si se trataba de una poseción de un espíritu maligno, por mi parte le aclare que no se trataba de ningún espíritu maligno y que debía aprender a controlar sus propios impulsos para que su Espíritu lo hiciera también.

Hablamos durante mucho tiempo, fue reconfortante, una de esas cosas que sientes que siempre quisiste hacer y parecía un ideal imposible, sin embargo estaba aquí, hablando con alguien que si me entendía... más o menos -muestramelo, quiero verlo de cerca- su voz era firme, estaba un tanto desconfiado pero luego de pensarlo un rato accedí- está bien pero no podrás tocarlo, eso no quiere decir que no es real- sólo requirió un poco de concentración hacer que mi stand apareciera a mi lado, también parecía desconcertado ambos estábamos muy acostumbrados a que nadie lo viera, mas aún así su ímpetu lo hizo actuar por voluntad propia, levantándose sobre si mismo rodeo la cama y poniéndose frente a Jotaro lo inspeccionó con la mirada - esa cosa es innecesariamente verde- tras escuchar eso último mi stand retrocedió y regresó a mi lado, acababa de aprender a sentirse ofendido- es mi stand, podrías ser más amable con él, además tiene nombre, te presento a Hierophant green y puede hacer muchas cosas, incluso hacerte daño, la relación del stand con el usuario es tan cercana y simbiótica que incluso compartimos absolutamente todos los sentidos y emociones; ahora es tu turno, muestrame a tu stand- Jotaro dejó de mirarme y fijando sus ojos en una de las lámparas que estaban en la mesa de noche, ladeo con la cabeza - no se como hacerlo-.

Me destape de las sábanas y acomandome a su lado al filo de la cama señalé a un punto específico -concentra toda tu atención en esa esquina de la habitación, no pienses en nada más que en eso, ya verás como se manifiesta- se quitó la gorra que traía desde la mañana y frunciendo el ceño hizo lo que le pedí de mala gana, entonces aproveché la situación e invocando silenciosamente a mi stand le ordene que atacara al hombre que estaba a mi lado; materializandose instantáneamente frente al muchacho, lanzó un golpe directo a su rostro, no obstante su brazo fue sujetado fuertemente por una mano ajena a los presentes, despacio, como la neblina, su imponente figura apareció ante nosotros, traía el torso descubierto y tenía un aspecto muy humano a excepción de su color de piel azul, su cabello estaba despeinado y sus gestos no mostraban hostilidad- ahí está de nuevo- musito con desagrado, mientras que yo al mismo tiempo estaba siendo lastimado por el fuerte agarre de su stand- Jotaro serias tan amable de tranquilizarte, no voy a hacerte daño- me dedicó una mirada de aburrimiento y tomando de nuevo los estribos su stand soltó el brazo del mío - bien, aprendimos algo nuevo hoy, si tu stand toca al mío, yo también puedo sentirlo- esto último pareció llamar la atención de Jotaro, quien poniéndose de pie en un instante ordenó a su espíritu sujetar del cuello a mi stand, un agarré que no hace daño pero si es inquietante - espera aquí, que no se te ocurra hacer un escándalo- se movió lentamente hacia la puerta, por mi parte le ordene a Hierophant que los siguiera tratando de convencerlo de que no lo lastimarían, segundos después desaparecieron de mi vista.

Cartas de amor en anonimato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora