❝Celebrity and coolbear❞, Escandalosos.

One-shot. #2

LLENO DE PURO VACÍO
* * *

Una tarde como muchas, en una primavera, la celebridad mamífera estaba firmando autógrafos de fans ansiosos por conocerlo. Firmaba pósters, fotografías, incluso las caras de las personas. Una dedicatoria simple, pero que expresaba todo el cariño que Nom Nom podía fingir para con sus seguidores. Con amor, tu koala favorito. Aquella frase con la que rellenaba las cientas y cientas de mercancías de los internautas no era nada más que una falacia. ¿Con amor? Como si pudiera sentir eso por alguien más que no sea él mismo. ¿Koala favorito? Por supuesto que sí. Mientras que Nom Nom no se cansa de amarse a sí mismo, espera lo mismo de sus seguidores, que lo amen. Es más, si le hacen una estatua inmensa en su honor declarándolo como Patrimonio de la Humanidad, estaría más que agradecido y, de hecho, tiene la muy modesta idea de creer que se lo merece.

Inclinó levemente su cabeza hacia la derecha, apoyándose sobre la mesita de mantel blanco, para observar el largo de la fila, cuántos fans más tendría que atender, cuántas firmas más hacer, cuántas mentiras escritas más dar, cuántas sonrisas más que fingir. Esto le hacía pensar. Era de esos cuestionamientos que no le dejaban dormir por las noches y que lo mantenían despierto hasta que el sol vuelva a salir para dejar ver sus ojos rojos por la falta de sueño y grandes ojeras. Casi como se hallaba ahora justamente por ese mismo asunto. Nom Nom había pasado la noche discutiendo con su representante sobre aquél encuentro en el centro comercial donde haría sus firmas de autógrafos. El koala no quería, detestaba a la gente, mas no a la atención que le daban. Era asocial, no le gustaba relacionarse con nadie más en persona. Incluso podría ser descrito como un pequeño agorafóbico en potencia. Sin embargo, algo dentro de sí lo motivo a aceptar de manera involuntaria. Apenas había dicho que sí, la mujer de lentes oscuros, traje elegante y su cabello hecho moño, se giró a darle la alegre noticia a quien realizó este encuentro.

Volviendo al tema principal, Nom Nom a veces suele amanecerse pensando en qué demonios le falta. Tiene todo. Dinero, fama, admiradores, una mansión, guardaespaldas, cientos de contratos, todo lo que un corazón abaricioso podría desear. Pero no era feliz. ¿Por qué no lo era? El dinero no compra la felicidad, eso lo sabe bien, pero lo que te hace feliz puede conseguirse con dinero. ¡Y él tiene dinero! ¡Tiene millones y millones de dólares! Pero no quiere comprar nada. Nada. Entonces, ¿qué es eso que atormenta su ser? ¿Qué es eso que no le deja dormir por las noches? ¿Qué es esa sensación de tenerlo todo y a la vez nada? ¿Por qué se siente tan lleno de puro vacío?

Todo era tan contradictorio. En su cabeza siempre se repetía citas como que tenía dinero, pero no quería comprar nada; tiene fans, pero no quiere hablar con nadie; tiene contratos, pero no tiene ganas de actuar. Entonces un recuerdo fugaz pasó por su cabeza: Pardo, aquél oso molesto que en primer momento intentó ser su amigo, pero terminó siendo menospreciado. También Panda, aquél oso tímido que lo admiraba tanto y con quien tuvo un duelo para ver quién era el más lindo; el marcador claramente cometió un error al decir que el panda había ganado, es obvio que Nom Nom merecía la victoria, o al menos eso cree él.

Pero hay un error en todas estas memorias. Si su memoria no le falla, son tres osos hermanos, y solo pasó tiempo con dos de ellos. Con uno aprendió una nueva palabra, "amistad", pero que esta no siempre podía ser cierta y leal; con el otro, aprendió que incluso lo más lindo puede tener un lado no tan agradable.

— ¡Por Dios, todo es tan contradictorio! —gritó el koala tirando el bolígrafo y golpeando la mesa donde se hallaba, derribando esta hasta caer al suelo y espantar a la gente.

Las personas lo miraban extrañados, asustados, incluso asqueados. La forma de ser tan tierna del koala pasó a una salvaje e iracunda hasta el punto de volver a recoger el bolígrafo y partirlo con sus manitos. La rabia lo dominaba y las miradas seguían puestas sobre él, pero le importa un comino todo ello. Solo quería saber la respuesta a todas sus preguntas.