Sonreí al recordar el día que la había conocido. Volvía de trabajar como cada fin de semana, sentado en el sofá de mi apartamento, claramente muy cuidado y limpio, gracias a cierta chica que me había ayudado a ordenar mi vida.Hace algunos meses atrás.
"Mi amigo André me había llamado, preguntando si iba a ir a su casa. Sin embargo recordé que tenía que ir a trabajar, por lo que decidí apurarme a vestirme.Mi hermana mayor acababa de mudarse con su novio, por lo que por primera vez estaría viviendo solo en los 20 años que llevo de vida, ya era hora de ser alguien independiente.
Aunque sigo sin saber como usar una lavadora.
Trabajaba en un salón de eventos como mesero y hoy, sábado, teníamos un evento de una familia con un alto estatus económico, por lo que era un evento importante y justamente este día se me había hecho tarde.
Llegué al trabajo y mi jefe me miraba con cara de pocos amigos.
— ¿Qué horas son estas Nicolás?
— Ya le dije que no me diga Nicolás, y si, lo siento, ¡no vuelve a pasar!
El evento duró hasta las tres de la mañana, y aún había personas pasadas de copas dentro del salón. Aún así mi turno ya había terminado, necesitaba descansar. Fuí con mi jefe y le dije que ya debía irme.
Me prestó un auto de la empresa, ya que yo había ido en transporte público porque mi moto no tenía gasolina.
Me subí a su auto, bastante cómodo a decir verdad. Me coloqué el cinturón de seguridad y lo encendí. Antes de ponerle seguro a las puertas, una de ellas se abrió dejando entrar a una chica que rápidamente entró y cerró, asustandome claro.
— ¡AH! ¿QUIÉN ERES TÚ? — grité horrorizado.
— ¡Arranca, vámonos! - dijo como si nada volteando para todos lados.
— ¿Qué rayos haces en mi auto? — No, no era mi auto pero a quién le importaba.
— Demonios, aquí viene — se quitó el cinturón e importandole poco si ensuciaba los asientos, se pasó a la parte trasera del auto y se hizo bolita, agachándose para que no la vieran.
— Si preguntan yo no estoy aquí — dijo mientras que mi cara en estos momentos era todo un poema, estaba asustado, confundido, enojado.
Sí ella hubiera sido un ladrón seguramente ya estuviera muerto y sin auto.
De repente tuve otro susto porque alguien tocó la ventana del auto, grité de una forma para nada masculina y bajé el vidrio con una cara de horror.
— ¿Qué acaso hoy es el día de asustar a Nick? — pregunté viendo hacia el cielo.
— Hola, hum, lamento la molestia. Quería saber si no ha visto a una chica como de 19 años, bajita, con el cabello rojo, un vestido floreado y con lentes.
Era exactamente la descripción de la chica que se había subido a mí auto.
— Eh, yo... ¡AH!
Sentí un pellizco en mi brazo que no se quitaba.
— No, no he visto a alguien así, lo siento.
— Oh bueno, muchas gracias - el chico se alejó, yo subí el vidrio rápidamente y cuando dejé de sentir el pellizco grité.
— ¡Ah! ¡Mi bracito! — me sobé el brazo llorando internamente.
— ¿Ya se fué? — preguntó ella asomando la cabeza.
— ¿Quién rayos eres? — pregunté horrorizado.
— Eso no es necesario, vamos, arranca.
— ¿Conoces a ese chico?
— Si, es mi hermano Santi, pero siempre está molestando.
— Oye, no puedes subirte a los autos de los extraños como si fueran nadie, probablemente sea un violador que secuestra chicas de 20 años hermosas para cocinarlas o algo así.
— ¿Me dijiste hermosa?
— Te dije que por qué te subes en los autos de los extraños.
— No eres un extraño, bueno, te he visto en la universidad y te reconocí, así que se me hizo fácil infiltrarme en este auto.
Creo que voy a desmayarme, es demasiada información para mí.
Y bueno, ya que hablamos y me aclaró la mente dije:
— Bien, déjame recapitular.
— Ok.
— Conoces a André de la universidad, y me has visto por el campus, entonces fué fácil meterte en mi auto.
— No es tu auto...
— ¡Eso no es lo que importa! — dije irritado. — Deberías enviarle un mensaje a tu hermano para decirle que estás bien, no quiero que le diga a la policía y me lleven a la cárcel por un secuestro o algo así.
— Bien, bien, bien, como digas.
Cuando me asegure de que enviara el mensaje, decidí arrancar o podrían descubrirnos. No me pregunten por qué rayos le estoy haciendo caso a una chica desconocida, solamente es bonita y es bastante terca, no pude negarme.
¿Quién se negaría a una chica bonita, en su auto, un sábado a las cuatro de la mañana?
— Bien, creo que comenzamos mal, que te parece si volvemos a iniciar.
— ¿Quieres que vuelva a asustarte?
—No, no hablo de eso — rodé los ojos. — Me llamo Nick, tengo 20 años.
— ¿Nicolás?
— No me digas Nicolás — dije fastidiado. — Dime tú nombre.
— Me tú nombre.
— ¡Hablo enserio!
Comenzó a reírse a carcajadas al ver mi desesperación. Si no se ponía sería voy a tirarla enmedio se la carretera, hablo enserio.
— Aerin, 19 años mucho gusto...
Pude conocerla mejor. A su edad seguía siendo bastante procurada por su familia, no la dejaban salir mucho por lo que aprendió a hacer cosas de hogar, era lo único que podía hacer, se aburría y siempre era la niña bien, la que no hacía cosas "malas". Y yo, por mí parte, le había contado que comenzaba una vida de responsabilidades viviendo solo, pero no sabía hacer cosas básicas como lavar ropa o cocinar, si, era estúpido, pero mi hermana me hacía todo cuando vivíamos juntos.
Una idea totalmente estúpida llegó a mente.
— Ahora que lo pienso — comencé a decir. — Tú quieres conocer más cosas de afuera y yo quiero aprender cosas de adentro — refiriéndome a que ella quería salir y ser una persona más libre y yo quería hacer más cosas de hogar.
— ¿Y qué propones?
— Pues... — pensé. — Acabamos de conocernos, pero sé que eres una chica bien, no lo sé, tal vez podrías enseñarme a hacer cosas de hogar y yo podría enseñarte cosas que quieras saber de la vida externa.
Acababa de hacerle una propuesta totalmente tonta a una desconocida. Pero creo que más son mis ganas de demostrarle a las demás personas que puedo ser autosuficiente, y quién mejor que una chica que es experta en eso.
No sé escuchaba mal, ¿verdad?
No era tan mala idea.
Bueno, ella aceptó.
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Enferma de esperanza.
Teen FictionAerin tiene 19 años, y de ninguna manera piensa seguir desperdiciando su vida encerrada en las cuatro paredes que forman su casa. Necesita saber y conocer cosas que su familia no le permite hacer. "- De ninguna manera saldrás de la casa sola." Y oh...