Día 03: Carnada (Bait)

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Los Ojos de Mona Lisa

El mundo me daba vueltas, una luz cegadora danzaba de un lado al otro como una luciérnaga embriagada a través de mis pupilas cerradas.

Abrí los ojos y pestañe varias veces, sentía húmeda y cálida la parte trasera de mi cabello, no lograba recordar nada de lo que había ocurrido, siendo franco en este momento ni siquiera soy capaz de rememorar cual es mi nombre.

— ¿Hay alguien allí? — dije, mi voz retumbo en una especie de eco, pero sin conseguir ninguna clase de respuesta.

Algo estaba mal, lo sabía, una sensación en la boca del estómago que estoy casi seguro que no es indigestión me lo dice ¿Pero qué es?

Hay un olor extraño, es nauseabundo en cierta medida, una parte de mi cerebro me decía que yo ya conocía ese olor, pero siendo medico de sala de emergencias he conocido una amplia lista de vahos nauseabundos.

Decidí erguirme para ver si mi mente comenzaba a recordar que había pasado anoche, o en los últimos días, realmente no lo tenía claro. Entonces vino a mí emergiendo de la maraña de formas y colores que era el interior: un par de ojos color miel rodeada por pestañas largas.

Luego poco se dibujó el resto de ese hermoso rostro que me cautivo: Piel morena y cabello rulo negro brillante, labios pintados de color rosado,,, sin embargo aún no podía recordar su nombre ni donde le conocí.

Me encontraba mareado en el callejón, una especie de psicotrópico estaba en mi organismo, no sabía cómo, ella me ayudaba a caminar por el callejón, era tan hermosa...entonces sentí el golpe en la parte posterior de la cabeza.

Caí al suelo en cuatro patas, instintivamente me levanté de un salto hacia la pared más cercana para buscar cómo defendernos, anhelaba salvar a aquella hermosa mujer, nos atacaron porque me sentía mal.

Un nuevo golpe en mi mejilla y todo se puso negro.

Debía levantarme inmediatamente, para poder aclarar mi mente y una presión me lo impidió: mi cuello se encontraba fijo a la superficie donde me encontraba.

Abrí los ojos, desesperado, para descubrir que no podía mover ni el torso ni alguna de mis extremidades, me encontraba encadenado a la mesa. ¿Qué rayos estaba ocurriendo? ¿Quién me había atacado?

Forcejeaba como podía pero era inútil, con el rabillo del ojo trataba de a los lados cuando vi la causa del nauseabundo hedor: un cadáver descomponiéndose en una mesa unos metros más allá.

¿Cómo terminé en esta situación? Grité nuevamente por auxilio, pero sabía que era inútil, que quien fuese que me tenía en esta prisión no planeaba que fuese ileso.

Un pensamiento contaminó mi mente: ¿Dónde estaba la chica de ojos miel? ¿Estaba bien?

Entonces vino el primer recuerdo de entre las sombras: había salido en la noche del sábado con mis compañeros de trabajo para celebrar el ascenso de uno de los miembros del grupo.

Llegamos a la discoteca, todo era igual que cualquiera de nuestras noches de parranda cuando la vi a ella al otro lado de la habitación, me dió una sonrisa y quede embelesado por su belleza.

Fui directo hacia ella y me presente:

— Hola mucho gusto, me llamo Leo

— Hola Leo, me llamo...

No podía recordar que había ocurrido después.

Trate de observar los derredores y para mi terrible sorpresa me encontraba en una especie de sala de quirófano... esto no prometía nada bueno.

— Bien, bien...parece que despertaste — escuché decir a un hombre lejos de mi campo de visión.

— Déjeme ir, por favor

— Oh no no, no se puede... el experimento recién comienza, temía que tardaras mucho en despertar... estoy ansioso por empezar.

Luego que me dijo su nombre, nos quedamos un rato hablando, ella era divertida y elocuente, me invitó a bailar y acepte, toque su cuerpo de una manera que no había podido hacerlo en meses desde que Hanna terminó conmigo...pero lo más cautivante eran esos ojos ¿Cómo terminó todo tan mal?

— ¡Bastardo! ¿Dónde está ella? — le pregunté

— ¿Quién?

— La chica de ojos miel...

— Ah, Sophia – Me respondió con desdén

Un momento: ¿Cómo sabía su nombre?

Luego recordé todo.

Me acerque a la barra por un par de tragos cuando me intercepto uno de mis amigos: sin darme cuenta ya tenía una hora separado del grupo y se habían preocupado porque no contestaba el teléfono.

En medio de la conversación ella me alcanzó y se llevó las bebidas mientras hablaba con mi amigo.

Me disculpe diciendo que no sentía el teléfono y explique lo que pasó con la chica, él se encontraba molesto por cómo me estaba comportando y le dije que se fueran sin mi...que quería pasar toda la noche con Sophia.

Ella me recibió con mi traje y trate de buscar mi celular, pero no lo tenía conmigo, ella me dijo que lo había metido en su bolso para evitar que lo extraviará...era tan considerada.

Después de ese trago comencé a sentirme mal.

La verdad es que perdido en sus ojos no comprendí que no nos atacaron por mi culpa sino de la de ella: me había llevado directo a la trampa...en ese momento sentí el cuchillo en mi esternón. 

CUENTOS DEL INKTOBER 2019Where stories live. Discover now