Su respiración agitada, sus sonrojadas mejillas y esos hermosos ojos plata bañados por un destello apasionado.
Al fin, estaba justo donde la quería, sobre su pequeña cama. Medio desnúda, él encima de ella estudiándola con su intensa mirada azulada. Jamás imagino tenerla de aquella forma.
Jamás imagino que el sintiera aquella intensidad hacia ella. Pero Hinata era la mezcla perfecta de inocencia y sensualidad.
Bajo su cabeza para acaparar sus hinchados labios, ya mojados por su anterior beso, y comenzó la danza sensual de sus lenguas. Chupando, devorando, amando.
Bajo su cuerpo hasta posicionar su miembro cerca de la gloriosa entrada, un poco más y él tomaría todo de ella. Solo un poco más y sentirá el apretado calor y la Dulce humedad de su sexo.
¡Boom!
El ardor de su frente solo podía significar una cosa.
– ¡Maldición!– grito al darse cuenta de que todo había sido un sueño.
Un delicioso, apasionado y ... mojado sueño.
En estos momentos maldecía a Saí por haberle regalado aquellos libros sobre escritura erotica. Desde que había comenzado a leerlos había tenido sueños ... mojados, con su hermosa y reciente novia Hinata.
Era muy pronto para pensar en sexo. Él y Hinata a penas tenían dos meses de novios, y el ya quería acorralarla en su cama y mostrarles otros tipos de artes...
Se levantó del suelo con suspiro de resignación. Hasta que Hinata y él fueran esposos no podrían experimentar las artes de la pasión. Lo que la parecía ridiculo porque , según Saí, él e Ino ya lo habían hecho.
Pero Hianta no era Ino, y él no era Saí.
Ahora su meta era esforzarse por alcanzar su sueño de ser hokage y traer honor a la familia Hyuga. Entonces sería digno de reclamar la mano de Hinata como su esposa.
Mientras se daba una ducha fría pensaba en las palabras de Kakashi.
<<puede que trade algunos diez años antes de que seas oficialmente Hokage.>>
Aquello no podía estar pasándole. Si tenía que esperar todo ese tiempo, entonces se quedaría sin sus partes.
Ahora pensaba años atrás, cuando apenas era muy joven para entender lo que era la pasión, el Amor y los verdaderos sentimientos. La guerra le había enseñado el verdadero significado, aquello que se debe atesorar y jamás dejar ir.
Entonces, dos meses atrás, no imagino que su corazón iba a latir con tanta fuerza, y que su mente respondería a los fuertes impulsos de su pasión. La amaba tanto que parecía imposible no haberlo hecho antes.
Salió de la ducha aún frustrado por las largas noches que había tenido esa semana. ¡Por Dios! Incluso había tenido que aprender a masturbarse para poder liberar la tensión.
Se vistió con ropa casual y decidió salir a caminar. A penas era mitad de mañana y quería ver a Kakashi para hablarle sobre sus siguientes clases. Esto de convertirse en Hokage si que requería esfuerzo , o más bien estudios...
Avanzó por la Villa sumergido en pensamientos. Es como hubiese deseado que Hinata estuviera cerca. Pero no lo estaba.
–Buenos días Naruto– lo saludo Sakura quien estaba al otro lado de la calle.– ¡Feliz cumpleaños!
¡Lo había olvidado!
Hoy era su cumpleaños. No era que le gustase mucho esa fecha, pero por alguna razón sintió una profunda nostalgia al recordar su último cumpleaños. Habían ganado la guerra y él había tenido la oportunidad de conocer a sus padres.