Capítulo 8: Beige.

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Estaba en su consultorio, bastante silencioso para lo acostumbrado en él. Siempre que era el almuerzo ponía un poco de música y bailaba comiendo un sándwich o cualquier cosa que estuviese comiendo de almuerzo. Ahora su silencio se debía a que esperaba la llegada de unos colegas con los que iría a comer en algún restaurante chino y hablaría un poco algo que lo tenía dudoso desde hacía un tiempo.

A veces podía ser muy impulsivo aunque se tratase de su trabajo, algo muy negativo para él, así que buscaba una segunda ayuda cuando se sentía muy inseguro o precipitado.

La puerta fue golpeada suavemente y Hoshi dio la orden de entrada. Se levantó presuroso de su escritorio al verlos pasar, alisó su bata y caminó hasta el centro del consultorio saludando a los tres hombres con una venia rápida.

Jeonghan, Minghao y Wonwoo, un neurocirujano con reputación intachable, se sentaron en el sillón uno al lado del otro, desconcertados porque se estuviesen sentando allí y no yendo directo a comer.

-Buenas tardes, chicos-saludó sentándose en el sillón frente a los hombres.

-Buenas tardes- Minghao revolvió su cabello mirando todo a su alrededor-. ¿Qué hacemos aquí y por qué no estamos yendo por comida?

Bien, directo y claro, expresando lo que los otros dos también querían saber.

Soonyoung les dirigía sonrisas nerviosas, movía sus manos y relamía los labios, ansioso por la mirada que le dirigieron los tres luego de la pregunta de Minghao.

-Pues...-Restregó sus manos sobre sus muslos, limpiando el sudor-. Yo quiero hablarles de Lee Jihoon.

-¿El chico del accidente automovilístico?

-Ese mismo, Wonu-afirmó Jeonghan, el mencionado asintió con la cabeza-. El futuro novio de Soonnie.

-Cállate.

Los colores subieron a su cara y se cubrió oyendo la risa disimulada de Minghao y la escandalosa de Jeonghan, Wonwoo no se inmutó ante eso. Cuando se callaron Soonyoung carraspeó la garganta volviendo a su postura anterior y miró a la pared todavía con vergüenza

-Este último mes- habló de nuevo-, ha tenido mejoramientos extremadamente notables, quiero que vean sus exámenes y este electro encefalograma, Hm...- Paró de hablar y se levantó caminando hasta su escritorio para buscar una carpeta, al volver se la entregó a Wonwoo-. Aquí están todos los exámenes hechos desde su accidente y los registros de sus convulsiones. A finales de enero ya no convulsionaba y sus heridas estaban sanadas; para febrero solo andaba en silla de ruedas por capricho, es bastante flojo ¿saben? Me pide cargarlo cuando bajamos al patio por las escaleras, aunque él puede...

Soonyoung comenzó un largo parloteo sobre Jihoon. Desde lo que habían merendado en la mañana, hasta como le leía libros por las tardes, ya que Jihoon a veces tenía cansancio en los ojos. Detalles tan irrelevantes fueron dichos, con una sonrisa y ojos llenos de brillos, algo que no pasó desapercibido para ninguno de sus acompañantes.

Calló solo porque Wonwoo le tapó la boca y pidió que por favor dejara sus habladurías innecesarias.

El silencio regresó al lugar, lo atormentaba demasiado. Desde muy temprano en la mañana había estado rodeado de un gran silencio que lo inquietaba y ponía nervioso.

Se sentía un poco fuera de lugar y rechazado ya que los dos doctores y el enfermero solo miraban atentos los exámenes y hablaban entre ellos dejando en un segundo plano a Kwon.

Comenzó toser para llamar la atención y poder ser involucrado en sus análisis, mas fue ignorado. Siguieron hablando entre ellos.

Suspiró, no le quedaba de otra más que esperar a que por fin culminaran con los papeles y hablaran con él, lo que le parecía una eternidad.

Jeonghan hacía ruiditos guturales, Minghao a veces susurraba algo entre dientes y Wonwoo no se inmutaba, simplemente mantenía su vista fija en los papeles, lanzando breves comentarios.

Soonyoung comenzó a tararear y mecerse en su asiento, pensando en Jihoon. Pensaba en la oportunidad que tenía, luego de su conversación a principios de febrero, se sentía tan seguro de sí mismo, que había comenzado a coquetearle solo un poco, aunque no resultaba mucho, terminaba haciendo bromas y recibiendo cortejos de Jihoon. Sin embargo, ya tenía pie para intentar pedirle salir y antes de eso debía darle el alta, cosa que haría la próxima semana sí o sí.

Su respiración se comprimió cuando fue observado por los tres hombres.

-Quieres darlo de alta- habló Jeonghan.

Soonyoung asintió.

-Si estás decidido ya de hacerlo ¿por qué nos preguntas a nosotros?- interrogó curioso el chino.

-Porque necesito que alguien haga de mi consciencia estaba vez. Sé que está bien, pero algo me dice que no puedo dejar que se vaya aún, no sé si es una corazonada o algo más. -Soonyoung pasó las manos por su rostro frustrado por la confusión y la tormenta interna.

¿Qué le pasaba?

-Él está de maravilla desde principios de febrero, por lo que lleva unos días aquí sin una verdadera razón.

-Dalo de alta -Wonwoo se inclinó hacia delante para dejar en la pequeña mesa la carpeta llena de estudios-. No debería saber de eso, pero lo sé, casi todos lo saben. No dejes que tus sentimientos se interpongan. Dalo de alta, igual debe volver a consultas, no solo de rutina, tuvo una lesión traumática, debe volver.

Eso bastó para que Soonyoung aceptara sin dudar, muy sonrojado y a la vez muy satisfecho.

Estaba de acuerdo con Wonwoo, ya era hora de que Jihoon se fuera. Era momento de que comenzará su vida de nuevo después de tres meses. Se sentía mal por retenerlo más tiempo por capricho, uno que no había notado por completo hasta ese momento.

Soonyoung agradeció animado cuando bajaban para ir a almorzar por fin, Minghao se sentía muy feliz por ello.

Egoísta, muy egoísta se sintió cuando cayó en cuenta de sus actos. Se sentía lleno de regocijo por al final haber dejado tal actitud de lado. Podía darle el alta a Jihoon y permitirle regresar a su vida, le pediría una cita que sabía daría buena respuesta y podría seguir viéndolo no solo en los chequeos de rutina, sino fuera del hospital, como amigos y algo más.

Los tres hombres no solo lo habían ayudado a dar el alta, sino también a ordenar y despejar sus inseguridades. Si bien ya no le importaba mucho, a veces seguía dudando por ser el doctor de Jihoon, pero luego del lunes -dentro de dos días- ya no sería su médico si aceptaba la cita.

El fin de semana luego de esa tarde, Soonyoung lo pasó con su pequeña familia en la playa, jugando con las niñas en la arena beige, comiendo peces extraños y tratando de conseguir cangrejos entre las palmeras, siendo todo su esfuerzo en vano.

El beige que le molestó en más de una parte del cuerpo lo ayudó a pensar e ingeniárselas para hacer, lo que él consideraba, de las acciones más importantes de su vida, la del valor definitivo. La confesión.

La arena siempre le recordaría la valentía que tuvo en ese momento mientras planeaba todo, y le recordaría el pantalón que usaba Wonwoo cuando dejó ir sus inseguridades.

Invierno Primaveral (edición) ๑soonhoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora