Es fácil ocultar un pasado que no sabías que existía.
Kirán, una chica timida, agradable, alguien con quien compartir tus sentimientos. Ella inspira confianza, a pesar de ser tan timida siempre, es lo que opinan todos, y es que ¿Cómo negarlo? No hay...
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Siento un fuerte dolor en mi cabeza con una luz blanca igual de fuerte que encandelilla mi vista por ciertos segundos, abro mis ojos extrañada, y la sorpresa que me llevo al enterarme que no estoy en mi habitación no es nada agradable.
Un punzón en mi brazo derecho me hace reaccionar un poco mas y, ¿Qué rayos es eso? Recuerdo que en una clase online de biología me dijeron que era una...¡Intravenosa! ¿Yo por qué tengo esto?, y antes de que pueda responder a mi pregunta, entra mi hermano. Creí que ya se había ido, pues no tarda en irse un día después de mi cumpleaños por culpa de nuestros padres.
Mi hermano da un par de pasos largos y llega al borde de la camilla
-¡Por fin despiertas! Creímos que lo que te pasó fue más grave, aunque eso no quita el hecho de que estuvieras aquí tanto tiempo- lo dice con un tono de gusto pero eso no impide que tome en cuenta sus notables ojeras, lo que me dice que no ha dormido mucho
-¿A qué te refieres con eso?- Noto la debilidad tan palpable en mi voz
-¿Sabes que día es hoy? - Se acerca mi hermano un poco más con su rostro lleno de preocupación
-Ventiocho claramente, ayer fue mi cumpleaños y...- llega a mi mente el hecho de que nunca termine de soplar la velas.
-kirán, usted esta aquí hace tres días- Dice ahora una enfermera de la cual su presencia no noté antes
-¡¿Qué?! ¿Y a qué hora paso todo eso?... Yo estoy bien... Me siento bien, o algo así... Me duele la cabeza, es todo ¿Podríamos ir a casa? No me gusta este lugar- Digo todo al azar, no entiendo a qué hora me sucedió toda esta mierda
-Claro que no, sus padres nos han exigido hacerle unos exámenes. Aún no puede irse- habla la enfermera mientras revisa el suero
-No, quiero irme no me gusta tener tanta luz, y esta cama no es cómoda- impongo y noto la cara de sorpresa de mi hermano- Ya dije que me siento bien. Un par de pastas y el dolor desaparecerá- dije neutra
-Puede ser, pero lo que usted diga no nos asegura que no hallan daños internos, además debemos saber que todo este bien antes de que, usted señorita, pueda salir de aquí
-¡Que estoy bien!- Grito haciendo un estruendoso ruido por la habitación, noto que llamo la atención de varios fuera de esta misma, incluyendo mis padres, pero no es fácil evitar sentir la mirada de un tipo alto con un rostro muy familiar, mi piel se pone de gallina y un escalofrío invade mi cuerpo. Se termina yendo después que una enfermera lo llama desesperada.
Entra mi madre dando un fuerte portazo y salto del susto
-Tu te quedas aquí y punto, deja de hacer tanto escándalo- me mira como si quisiera matarme
-¡¡Claro como no eres tu la que ha estado aquí acostada durante tres días y despiertas viendo como tus padres pelean todo el puto tiempo y tu hermano finge que todo esta bien!!- exaltada le respondo a mi madre- No tengo nada que hacer aquí
