Kirán
Estaba descontrolada, no tenía ni la menor idea de a donde dirigirme, estaba perdida y no hablaba precisamente del lugar. No tenía control sobre ninguna de mis habilidades, así que me adentré en el bosque un lugar tranquilo donde me permitiera pensar un poco, mi sangre hervía de poder y tenía la necesidad sediciosa de encontrar algo y despedazarlo, empujaba con toda mi fuerza los árboles haciendo que sus troncos cayeran al piso, corría rápidamente hacía esos mismos troncos golpeando mi cuerpo contra ellos como si de una pelota de ping pong se tratase. Intentaba controlar toda esta energía que tenía dentro, mis ojos se adecuaban de manera inconsciente para poder ver más allá de donde estaba, mi olfato era casa vez más agudo y todos los sonidos que se mezclaban en mi cabeza me hacía querer irme de allí. Nada de lo que trataba de hacer estaba ayudando y corrí, corrí lo más rápido que pude sin saber mi destino, cruzaba pequeños rios, saltando por encima de ellos y cuando me dí cuenta no logró controlar mi velocidad; salto por un acantilado que pasa por un gran lago, cayendo al otro lado de este mismo a una parte más baja del bosque. Senti que duré minutos sobrevolando esa gran distancia, me detuve un momento ya llegando a tierra, y a pesar de que no estaba cansada sentí que ahora debería caminar, ya estaba anocheciendo y debería tener más cuidado. Ahora, ahora no tenía ni la mas remota idea de donde podría haber llegado.
Tratando de volver por, donde creía seria el camino correcto, hubo un momento donde olía sangre, sangre fresca y no tenía ni idea de donde podria venir pero decidí seguir el rastro y terminé cerca de una pequeña y humilde cabaña se veía tranquilo pero el olor era cada vez más fuerte. Rodee la cabaña y resulto que detrás de esta estaba el causante del olor. Había un cuerpo tirado contra una gran roca, destrozado y lleno de rasguños, su ropa rasgada y su cara llena de golpes yo supuse que el ataque fue de un animal y me determiné a buscarlo pues aún no debería de estar muy lejos se notaba que el cuerpo estaba recién tirado y arrastrado a esa zona.
Me guié por un segundo olor que había encontrado en el cuerpo de la víctima, olía extraño probablemente no era cualquier animal. Seguí su rastro recorriendo varios minutos el bosque y llegué a un punto donde mi instinto decía que se encontraba en ese lugar. Sentí detrás de mi una gran cosa correr volteé rápidamente y así pasó durante varios segundos, definitivamente lo que fuera esa cosa era grande y fuerte, estaba observando a mi al rededor y cuando intenté darme la vuelta un ¿lobo?... ¡¡Un lobo estaba sobre mi!! Sus colmillos intentaban morder mi rostro, estaba enojado y era demasiado grande. Sentí, de nuevo como mi sangre hervía y recorría todo mi cuerpo tome una gran bocanada de aire cerrando mis ojos por un momento, todo se detuvo, y al abrirlos el intenso color violeta se reflejo en los grandes ojos de lobo.
Lo empujé con todas mis fuerzas logrando que el cuerpo del animal chocara contra un árbol, el chilló por el golpe pero se volvió a levantar, me miró y supe que tenía que irme de allí pero mi cuerpo no reaccionó, él intento lanzarse hacía mi pero en un movimiento rápido lo tiré dejándolo debajo de mi, lo golpeé repetidas veces y cuando me dí cuenta lo tenía abrazado contra mi e hice un movimiento logrando romper su columna lo solté y no podía parar, estaba destrozando y rompiendo cada hueso de su ser. El animal soltó un último aullido y su cuerpo empezó a cambiar, y supe que no era cualquier lobo, era un licantropo y ahora tenía su sangre en mi manos. Nada de mi era capaz de reaccionar, volteé a ver por última vez el cuerpo y mis ojos se llenaron de lágrimas, no paraba de llorar, me sentía destrozada. Sabía lo que había hecho, ahora había matado a un licantropo y no podía explicarlo de ninguna manera.
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Máni Hati De Angel Leftra
Science FictionEs fácil ocultar un pasado que no sabías que existía. Kirán, una chica timida, agradable, alguien con quien compartir tus sentimientos. Ella inspira confianza, a pesar de ser tan timida siempre, es lo que opinan todos, y es que ¿Cómo negarlo? No hay...