Capítulo 3: Pasión

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Adam se despertó confundido, no recordaba nada de la noche anterior, sólo que no podía dormir. El día anterior había sido el peor de su vida por mucho, no se le apetecía jugar con su nueva Super Nintendo, o en la mesa de billar, tan siquiera de pensar en desayunar le entraban náuseas, no porque estuviera borracho o con resaca (a pesar de ser de los más grandes de la preparatoria, no bebía alcohol, lo desconcentraba de la esgrima), sino porque se sentía a un paso de la depresión por lo del torneo y lo de Sally. <¿Que estará haciendo Sally?> era un pensamiento recurrente, pero está vez se le encajó en el pecho como todos y cada uno de los touché's que le había dado el día anterior el pequeño esgrimista.
...
Lo que Adrian menos pensaba al despertarse era que estaba en los pensamientos de Adam Johnson, y mucho menos que su nueva amiga (ya que así le decía el mismo, no le gustaba engañarse diciendo que era su novia) estaba en los pensamientos de su adversario del día anterior. Se levantó de buen ánimo y bajo las escaleras de madera ya muy despintada y rayada de la casa de su tío, su hermano estaba en la cocina preparando un par de huevos estrellados.
-¿te vas sin desayunar?- preguntó Johny desconcertado.
-Sí, es que voy con mis amigos a una reunión de despedida, ya ves que me cambió de escuela y que salgo de secundaria- dice el con tono amigable pero ansioso, ya que si su hermano se enteraba que iría con una chica, lo estaría atosigando el resto de las vacaciones.
-Que te vaya bien, diviértete- dijo su hermano con gesto de mamá que ve a su hijo partir
-Sí- dijo Adrian mientras abría la puerta para irse, salió y cerro la puerta de un pequeño golpe.
Adrian camino por la misma ruta por la que había pasado la noche anterior hasta vislumbrar el letrero lumínico de "tartlets & more". Debajo del letrero estaba Sally, con un pants azul para corer y gafas oscuras.
-Buenos días, señorita, ¿puedo ayudarla con algo?- dijo él bromeando
-Hola, Adrian- dijo ella queriendo reír
-¿que pasa?- preguntó él angustiado
-Nada- dijo ella pasándose un dedo por el ojo derecho,-solo mis padres-
-Ah, ya veo- dijo el angustiadamente
-Pero no importa, los veré hasta más tarde- dijo ella despreocupada
-Bueno, pues pasemos- dijo él mientras empujaba la puerta de cristal
-No, no, no...dijimos que nos veríamos aquí, no que comeríamos aquí- dijo ella mientras le hacía un gesto con el brazo para que la siguiese.
Caminaron por la acera durante unos diez o quince minutos hasta llegar a un restaurante en los que solo los ricos comen.
-¡Oh no! No podemos desayunar aquí, apenas traigo para las tartas y el café- dijo Adrian preocupado
-¿Quién dijo que ibas a pagar tú?- dijo ella intrigada
-¡Ah no! Eso si no, no voy a dejar que pagues tu- dijo el con tono gentil
-Yo no voy a pagar, papá si- dijo ella riéndose mientras sacaba de sus bolsillos una pequeña cartera llena de dinero.
Entraron al lujoso restaurante y desayunaron hasta agotar todo el dinero de la cartera, y con los ciento cincuenta dólares que llevaba compró dos helados para su recorrido por el parque y por el centro de la ciudad. Pronto se hizo rutina verse a diario a desayunar, pasear, comer, pasear y cenar; a veces él pagaba el desayuno y la cena, a veces ella, pero lo importante para ellos no era el lugar o la comida, era la compañía del otro. Una semana antes de su entrada a la preparatoria, durante su paseo vespertino después de la comida, Sally agarro la mano de Adrian y hecho a correr.
¿A dónde vamos?- preguntó él ansioso
No te preocupes, te va a gustar- dijo ella sonriente.
Llegaron hasta una casa con fachada amarilla lima y blanco, era la casa de Sally.
-¿Está es tu casa?- preguntó él sorprendido
-De mis padres, nunca la he considerado mi casa- dijo ella bajando la mirada
-Tranquila- dijo él, mientras frotaba su espalda con la palma.
-No importa, pasemos- dijo ella recobrando el ánimo, y entraron hasta su habitación.
-¿Y tus padres?- dijo él sentado sobre la cama mientras ella estaba oculta en el vestidor
-Salieron de la ciudad, a la boda de un tío o primo suyo, no me llevaron porque soy muy desobediente- dijo ella con tono de burla desde el vestidor.
Para sorpresa de Adrian, Sally salió del vestidor con la ropa interior puesta, y nada más; Sally se acerco a Adrian y lo besó suavemente en los labios, mientras se desprendía lentamente de sus vestimentas. Adrian también se empezó a desvestir e hicieron el amor por primera vez. Adrian no podía creérselo, jamás imagino que antes de entrar a la preparatoria haría el amor con la chica de sus sueños. Pronto anocheció, y ambos decidieron no salir de casa hasta el amanecer.
...
Al día siguiente Adrian regresó de mañana a su casa, abrió la puerta y se dispuso a subir a su habitación, y sentado en el sillón de la sala, estaba su hermano con el ceño fruncido y rojo del enojo.
-¿Dónde estuviste?- preguntó Johny molesto
-En casa de unos amigos, me invitaron a una pijamada- dijo Adrian tranquilamente
-¿Ah si? Porque llamé a Bobby, y le pregunté de tus escapadas con él y la pandilla, ¿y que crees que respondió?- dijo Johny acusándolo
-¿Qué?- preguntó Adrian nervioso
-Que no los has visto un sólo día durante las vacaciones, así que por última vez te voy a preguntar ¿dónde estabas?- dijo Johny a punto de darle un puntapié
-¡Con Sally!- respondió Adrian casi llorando y arrodillándose en el suelo
-¿Sally? ¿Sally Anderson?- preguntó Johny desconcertado
-Sí, ¿la conoces?- respondió Adrian levantándose del suelo
-Es la chica más pretendida de toda la preparatoria, es mi compañera de clase, ¿a poco son novios?- dijo Johny un poco más calmado
-Sí, desde hace casi tres semanas, ayer dormí en su casa- dijo Adrian incómodamente
-Felicitaciones chico, hasta en eso le ganaste a Johnson- dijo Johny riendo.

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