Capítulo 9: Dies Iræ

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Y con este, ya van siete asesinatos en la semana, la policía investiga una relación entre los asesinatos para dar con el motivo del asesino. Según testigos el asesino viste con una máscara de payaso y viste completamente de negro, algunos lo empiezan a llamar El Payaso Justiciero, ya que supuestamente todas las víctimas tenían que ver con casos de corrupción, fraudes y enriquecimiento ilícito... en otras noticias...
Johny no podía cree que en menos de un mes ya había acabado con la mayoría de los responsables, solo faltaban tres, entre ellos Adam. Alguien golpea la puerta, Johny abre la puerta, es Sally, la exnovia de su hermano.
-¿Sally? ¿Qué te trae por aquí?- preguntó Johny confundido
-No lo se, dime tu, Payaso Justiciero- dijo Sally cruzándose de brazos. Johny la hizo entrar a la casa
-¿De que hablas? Como te atreves a decir eso...- dijo Johny un tanto preocupado
-¿No sabes de que hablo, Johny?- dijo Sally un tanto coqueta, quien no supiera que era la novia de su hermano pensaría que le estaba coqueteando a Johny
-¿Quién más sabe?- dijo Johny intrigado
-Así que aceptas que eres tu el Payaso Justiciero- dijo Sally triunfante
-¿Me queda de otra?- dijo Johny girando los ojos, -¿Cómo supiste que era yo?- preguntó Johny
-Eres el único con un motivo, si no eres tú, no hay una relación- dijo Sally, -y... ¿quien es el próximo?- preguntó Sally coquetamente
-Un par de sujetos, y Adam- respondió Johny revisando su lista
-Olvida a los otros, el único que merece justicia es Adam- dijo Sally tomándolo por las mejillas y lo besó en los labios, al principio Johny se sobresaltó pero también la besó y la abrazó. Sally comenzó a desabrocharse la blusa y ambos se dirigieron al sofá, una vez en el sofá, Sally se quito por completo la blusa.
-Espera, no es correcto- dijo Johny apartándose de Sally
-Es verdad, me deje llevar- respondió Sally y comenzó a llorar mientras se volvía a poner la blusa
-¿Qué tienes?- preguntó Johny
-Nada, es solo que no he podido olvidarlo, aún lo extraño- dijo Sally llorando mientras se abrochaba la blusa
-Yo también lo extrañó, Adrian no tenía por que irse, pero así fue- dijo Johny, -yo tambie extraño a alguien- dijo con lágrimas en los ojos
-¿Ah si? ¿A quien?- preguntó Sally un poco más calmada
-Antes tenía una novia, se llamaba Cassandra, Cassandra Miller, ella y yo nos amábamos pero tenía que ver por el bienestar de mi hermano, por lo que ella decidió marcharse y ya nunca la volví a ver, ella se fue a otra ciudad pero jamás la he dejado de amar... en la cárcel estuve a punto de suicidarme porque me enteré que ya estaba comprometida, no puedo vivir sin ella, no puedo- dijo Johny melancólicamente
-Eso es muy lindo de tu parte, deberías contactarla y arreglar las cosas- dijo Sally con una fina sonrisa. Se levantó del sofá y se retiró sin más.
Sally no podía dejar de pensar en Adrian y en la primera vez que hablaron, recordar como es que en muy poco tiempo se volvieron la pareja más feliz que haya pisado la faz de la tierra, recordar eso y como fue que por eso Adrian y su familia perdieron todo la hizo ponerse a llorar, de nuevo. Se sentía arrepentida de lo que había pasado con Johny, pero era necesario que ambos desahogaran sus emociones, habían sido años difíciles para ambos; no quería ir a trabajar el día siguiente, pero necesitaba plata para salir de ese lugar a buscar una mejor y nueva vida.
Esa noche Adam no se encontraba del todo bien, no podía dejar de pensar en Sally y en lo mucho que la deseaba, siempre que la veía en la oficina un torbellino de emociones se revolvía en él, una mezcla entre lujuria y pasión lo invadía por Sally. Tomo una botella de vodka y se sirvió un vaso tras otro, empezó a ver cosas que no habían, vió a Sally en su sala, completamente desnuda e incitándolo, se le acercó y le beso apasionadamente en la boca, y sus besos tenían un sabor a amargo vodka. Cayó desmayado en en el sofá de su sala imaginando cosas inmundas con Sally. Despertó de mañana con una jaqueca tremenda y una gran decepción de que todo lo de anoche había sido un producto de su borrachera, se levantó torpemente y descubrió que detrás del respaldo del sofá estaba su vaso roto; en ese momento llegó a su mente una idea que le daría lo que estaba esperando. Esa tarde la junta directiva fue un caos, ya que Adam se enfrascó en una discusión con el ingeniero Thompson sobre la rentabilidad de los inmuebles que se planeaban construir, y el consejo concordó que Thompson tenía razón sobre que la rentabilidad era demasiado baja. Unas pocas horas después de la acalorada discusión, Thompson se hallaba en las escaleras fumando un cigarrillo cuando se acercó Adam y de un rápido movimiento golpeó su cabeza contra el muro y lo tiró por las escaleras, lo golpeó fieramente hasta casi matarlo, Thompson accedió a renunciar. Este hecho convenció totalmente a Adam de continuar con la idea que tuvo en la mañana: secuestrar a Sally y tomarla por la fuerza. Adam llamó a un batallón de guardias de seguridad de la Torre AJC para secuestrarla una vez que ella saliera del trabajo. Cuando Sally iba como a una cuadra del edificio de oficinas donde trabajaba, una camioneta se le acerco y de ella salieron como 10 hombres que la levantaron y metieron por la fuerza a la camioneta. El conductor llamo a Adam y le preguntó: -¿Que hacemos con ella, señor?-
-Llévenla a la bodega de la azotea de la Torre AJC, yo lidiare con ella personalmente- respondió Adam y colgó

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