Cambios, cambios y más cambios.

Descubriendo cambios fuertes.

Hola a todos. Mi nombre es Rodrigo, tengo 27 años, trabajo para un banco muy reconocido y por causas laborales, no tengo demasiada vida social. Es algo difícil, pero cuando tengo un par de horas libres me encanta divertirme haciéndome pasar por mujeres en tinder.

No es tanto que sea gay, pero me encanta la atención que ellas reciben, los halagos y el coqueteo se me hacen de lo más divertido y mejor para olvidarme del trabajo por al menos un par de horas.

Bueno, la historia comienza la semana pasada, un sábado por la tarde, salí temprano de trabajar y me dirigí a mi departamento a hacer mis labores de hogar y distraerme un poco (mi pasatiempo de tinder).

Uso uno de mis perfiles favoritos, soy Andrea, una amiga que es azafata y no he visto en mucho tiempo. Me hago pasar por ella, después de tanto responder, me encuentro a un chico extraño, que insiste mucho en hacer videollamada para saber si soy ella, lo termino ignorando y no le doy importancia.

Sigo con mis labores domésticas, después de perder tanto tiempo, continuo mis labores de hogar. Justo cuando meto mi ropa a la lavadora, recibo una llamada de un número privado, acostumbrado a recibir llamadas de números así, respondo.

Habla Rodrigo, buenas tardes, a sus órdenes.

Una voz rasposa y siseando me contesta.

Hola Andrea, sospechaba que eras hombre, hace mucho tiempo sufrí por alguien como tu que me hizo demasiado daño y necesitas un casti..

Lo interrumpo, ya que lo que dice me saca de onda. ¿Cómo este hombre consiguió mi número?

¿De qué hablas? Ni siquiera sé quién eres. Vete al diablo.

Me responde y finaliza.

Sufrirás las consecuencias nena, no lo olvides.

La llamada termina y muy extrañado, sigo con mis labores, termino de sacar mi ropa de la lavadora, reviso algunos asuntos de oficina y me dispongo a preparar mis cosas, ya que me dan ganas de ir a desayunar a algún pueblo cercano a la ciudad y perder mi domingo allí.

Ya cansado duermo profundamente.