Rosas.

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ʟᴀs ᴇsᴘɪɴᴀs ᴅᴇ ʟᴀ ʀᴏsᴀ sᴏɴ sᴜ ʙᴀʀʀᴇʀᴀ ᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛᴏʀᴀ, ᴄᴏɴᴛʀᴀ ᴄᴜᴀʟϙᴜɪᴇʀ ᴅᴀñᴏ. ᴘᴇʀᴏ ᴀúɴ ᴀsí, ᴀᴜɴϙᴜᴇ ɴɪ ʟᴀ ᴛᴏϙᴜᴇs, sᴜs ᴘᴇᴛᴀʟᴏs sᴇ sᴇᴄᴀɴ, sᴇ ᴄᴀᴇɴ.

| ᴛᴏᴅᴏs sᴏᴍᴏs ᴜɴᴀ ʀᴏsᴀ ᴘᴀʀᴀ ᴀʟɢᴜɪéɴ. ᴛᴏᴅᴏs sᴏᴍᴏs ʟᴀ ᴇsᴘɪɴᴀ ᴇɴ ᴇʟ ᴄᴀᴍɪɴᴏ ᴅᴇ ᴀʟɢᴜɪéɴ.
ᴛᴏᴅᴏs sᴏᴍᴏs ᴘᴇᴛáʟᴏs ᴄᴀɪᴅᴏs.

Sólo trata de arrancar una.
O mejor aún, hazlo. De seguro te llevas un pinchazo. Pero eso no es suficiente para evitar que cortes su tallo. Luego la pongas en algún bote con agua y por algunos días admires su belleza hasta que se empiecen a caer sus pétalos y se marchite. Pero
¿cuál es el problema? Si de todas formas se marchitará.

El problema es acelerar la muerte de la rosa, solo por el deseo de poseerla.

Si, todos somos esas rosas que son arrebatadas, pero también somos aquellos que las arrebatan.

4/6/18

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