Sois vari@s los que habéis mostrado interés en saber como supo mi marido de la existencia de Lía y de la relación especial que tengo con ella.Prometí que un día que tuviera algo de tiempo os lo contaría y ahí voy
Todo empezó el día en que tuve que castigar a Lía por primera vez (Capítulo 4). Cuando la recogí enferma y la llevé a casa de sus tíos lo primero que hice fue meterla en la cama y dejarla dormir. Yo no me quería ir y dejarla sola porque sabía que sus tíos no volverían en toda la noche, así que llamé a mi marido para avisarle de que llegaría tarde:
- Hola cariño, ¿qué tal? ¿cómo están los niños?
- ¡Hola! bien, durmiendo hace un buen rato, les di un bañito, cenaron y no tardaron nada en pedir cama. ¿Tú qué tal? ¿Se te ha hecho tarde?
- Si, por eso te llamaba de hecho, para avisarte de que no se cuando llegaré. ¿Recuerdas a Lía? ¿la chica de la que te hablé esta mañana? ¿la amiga de Sergio que conocí ayer?
- ¿La que apareció en el bar empapada como un pollito? jajajajaja
- Jeje si, esa. Pues como era de esperar se ha acatarrado y la he mandado esta tarde a la consulta. Le dije que se fuera a casa a descansar pero no me hizo caso y se fue por ahí, así que se puso peor y me ha llamado hace un rato a ver si la podía llevar a casa porque se encontraba fatal y estaba sola. Al llegar a su casa me ha contado que sus tíos no volverán en toda la noche y me voy a quedar un rato para asegurarme de que está bien.
- Ahh ok, pobrecita. No la sermonees demasiado que te conozco...
- Hombre, una charlita se merece ¿eh? porque menuda irresponsable... ya no es ninguna niña...
- ¡La compadezco! jajajaja bueno pues mañana te veo y me cuentas. Un besito.
- Hasta mañana cariño, un beso.
Cuando llegué a casa aquella noche mi marido ya dormía, así que me acosté a su lado y no tardé en dormirme. A la mañana siguiente cuando me desperté él ya estaba por la cocina preparando el desayuno así que fui allí directa.
- ¡Buenos días!.- Me acerqué y le di un beso
- Buenos días cariño ¿qué tal Lía, mejor?
- Bueno, cuando me fui la dejé dormida y sin fiebre, imagino que hoy se encontrara mejor, con dolor de culo, pero mejor.
Mi marido me miro con cara de no entender nada y preguntó:
- ¿Con dolor de culo? ¿pero no tenía catarro?
- Si, pero cuando colgué de hablar contigo seguí dándole vueltas a lo irresponsable que había sido, a que va a estar un año aquí sola y no puede ir así por la vida, a que había hecho una chiquillada... y cuando estaba en el punto de más enfado justo se despertó ella y empezamos a hablar, le dije lo que pensaba y casi sin darme cuenta le estaba dando una azotaina en toda regla por irresponsable...- Le puse mi mejor cara de no se como ha sucedido esto y él me miraba con ojos como platos hasta que arrancó a hablar.
- ¡Helena! ¿Cómo se te ocurre? ¡pobre chica! ¿y qué te ha dicho ella? ¿qué ha hecho?
- Pues al principio se ha quejado un poco, pero luego ha asumido que merecía el castigo y lo ha aceptado. Sus padres ya le habían zurrado más de una vez así, imagino que por eso le ha resultado tan fácil...
- Estás loca Helena, un día te vas a meter en un lío, una cosa es hacerlo con alguien de manera consensuada y otra tomarte la justicia por tu mano.
- Bueno lo merecía y punto, no me arrepiento para anda de haberlo hecho, de hecho lo volvería a hacer llegado el caso, luego hablaré con ella y le explicaré con mñas detenimiento porqué lo hice.
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Es por tu bien, Lía
RandomLía, una estudiante de 20 años pasa un año de intercambio en Barcelona, donde conocerá a Helena, una mujer un poco más mayor que ella que no dudará en utilizar sus métodos disciplinarios para corregir ciertas conductas. -Historia basada en hechos re...