Capítulo 16. ¿Volverás a confiar en mi?

2.4K 98 11
                                    


- Helena -


Los lunes siempre son duros de por sí, pero aquel en particular había empezado especialmente cuesta arriba. Me había pasado el fin de semana sin parar de darle vueltas a lo ocurrido con Lía y no había conseguido desconectar. Una vez pasadas las primeras horas en mi cabeza se relativizó todo mucho más. Era totalmente comprensible que quisiera probar con otras personas y yo no tenía ningún derecho a enfadarme por ello.

Cierto es que lo que me había molestado había sido que lo hiciera a mis espaldas pero... ¿hasta qué punto podía yo exigirle ningún tipo de explicación al respecto? Lía era una persona libre, mayor de edad y no tenía que rendir cuentas ante nadie.

Por otro lado me preocupaba el hecho de que alguien pudiera hacerle daño de verdad. Es un poco paradójico este pensamiento cuando la primera en ponerle el culo rojo como un tomate había sido yo, pero yo sé que controlo la situación y sé hasta dónde puedo llegar. Tengo sentido común y, aunque a veces la lleve al límite para que aprenda la lección y no lo tome como un juego, nunca haría nada que la dañara realmente en ninguno de los sentidos. No sabía si con quién había empezado a quedar iba a tener las mismas consideraciones y experiencia.

Sumida en mis pensamientos iba cuando llegué a mi consulta y saludé a la secretaria tratando de mostrar más energía de la que disponía en realidad.

Pasé a mi despacho, me puse la bata y no había llegado ni a encender el ordenador cuando Elisabeth llamó a mi puerta y entró

-Helena hace 10 minutos dejaron esta carta para ti

Miré el sobre blanco sin nada escrito por fuera sorprendida

-¿Quién lo ha traído?

- La chica esta que viene de vez en cuando, Lía

Mi cara de asombro debió de ser monumental. ¿Había vuelto ya? ¿Estaba en el hospital?

-Eli ¿Estás segura de que era ella? Creo que está fuera de Barcelona...

- Si, si, era ella. La invité a esperarte pero dijo que era una sorpresa y se marchó.

Elisabeth salió del despacho y yo, sin abrir la carta siquiera, llamé a Lía. Si estaba en el hospital quería verla.

No contestó. Volví a probar suerte y nada, así que me senté en mi sillón y me dispuse a leer tranquilamente lo que quisiera que hubiera en ese sobre.

Me encontré con una carta llena de caritas y colorines que enseguida me hizo sonreír. Esas cosas solo se le ocurrían a ella. La carta era muy bonita, se me escapó incluso alguna lagrimilla. En ella me decía básicamente que iba a luchar por recuperar mi confianza y que pasara lo que pasara no quería perder nuestra amistad.

Busqué en mi teléfono una canción que Lía quería que escuchara y la reconocí enseguida. Era una versión de otra que yo ya conocía y que hablaba de nuevos comienzos. Pasó a formar parte de mis canciones favoritas en el acto.

Volví a llamar a Lía y tampoco hubo suerte, asi que le mandé un mensaje

-Muchas gracias por la sorpresa, me ha encantado, hay que ver lo que te puede cambiar el día un detalle de este tipo. ¿Cuándo has vuelto? ¿Por qué no te has esperado? Me hubiera gustado verte...

Al cabo de media hora aproximadamente recibí su respuesta

-Me alegra mucho que te haya gustado, me daba un poco de miedo que pensaras que soy una psicópata que te va siguiendo por los rincones. Volví esta mañana muy prontito y no me quedé en primer lugar porque tenía que ir a la universidad y no me daba tiempo, y en segundo porque no sabía si querías verme.

Es por tu bien, LíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora