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Amanda había logrado alquilar una pequeña casita no muy lejos del hospital, no era nada ostentosa, era una vivienda como para la gente del común, además solo la necesitarían para descansar de los turnos de doce horas cada una.

Emma quedó tranquila al saber que no era muy lejos. Ellos estaban en un país desconocido, con personas diferentes a las que acostumbraban, el cambio era drástico y eso los intimidaba de manera abismal, pero por la fidelidad a su amo debían estar con ella en todo momento.

—Buenos días — Saludo un joven entrando a la habitación, estaba concentrado en unas hojas, por ello no presto mucha importancia a la paciente en si.

—Buenos días doctor...

—Villa, usted es Lady Emma ¿O me equivoco? — Emma asintió nerviosa, ahora sí empezaría su tratamiento, esperaba que todo saliera bien, la verdad tenía mucho miedo a morir.

—Bien, empezemos... — El doctor Villa levanto la vista de las hojas y se quedó impresionado al ver la delicadeza de la jóven, su piel pálida y mirada nerviosa lo desconcentraron por un momento —¿ya le explicaron cómo es el tratamiento?

—No doctor, la enfermera me dijo que usted sería quien me explicará y llevará a cabo el tratamiento.

—Bien, ¿algún familiar con usted? —Dejo las hojas sobre la mesa junto a la cama esperando la respuesta de la jóven, se sorprendió al ver que su respuesta era negativa ¿Cómo podría alguien enviar a una jovencita sola a un hospital?

—Mis padres fallecieron y mi único hermano está en Venecia resolviendo unos asuntos delicados — Emma respondió al ver la expresión de enojo en el rostro del doctor.

—De acuerdo, este tratamiento consta de dos etapas, la primera será haciéndole unos análisis, luego miraremos que tipo de tratamiento será el indicado para usted, luego volveremos a hacer análisis para saber si ha funcionado. — Emma palideció — lo siento... este procedimiento aún es experimental, aunque hemos tenido buenos resultados en pacientes con sintomatología similar, pero hasta no saber los resultados de los análisis no podemos definir nada.

—Si el tratamiento no funciona...

—Intentaremos con otra fórmula, esperemos que la primera funcione — su voz era plana, parecía incluso que no le importase si ella moría.

—No quiero morir — dijo en un susurro suave, el doctor alcanzó a oír y tomo las manos frías de ella, no solía hacer esos con sus pacientes pero la delicadeza que percibía de ella no lo dejaron pensar

—Estaré contigo en todo momento — sus ojos ya llorosos lo observaron — al menos mientras estés aquí

—Lo promete — no sería difícil para un doctor prometerle a su paciente acompañarlo.

—Lo prometo Lady Emma, ahora con permiso, iré a informar a la enfermera para que proceda a tomar las muestras necesarias, tan pronto salgan los resultados vendré a verla — se dirigió a la doncella —Jóven acompañeme, le indicaré dónde estan las cocinas, allí le darán algo para que coma y le traigan algo a la paciente, además informaré la dieta que deber seguir de hoy en adelante, cuento con usted para que se cumpla.

La doncella asintió y salio, dejando a Emma solitaria entré  cuatro paredes.

No era común que los hospitales dieran comida a los pacientes debido al bajo presupuesto que manejaban, pero el pago por recibir a Emma fue tan generoso, que sería un insulto no brindarle alimentos a la paciente y su acompañante durante la estadía, además de una habitación para ella sola.

La habitación estaba en un extremo del hospital y por suerte había una pequeña ventana, desde hay podía contemplar un poco la ciudad y no sentirse asfixiada por las paredes blancas y sin ninguna decoración. Su cuarto sólo contaba con una cama angosta, un baúl para guardar las pertenencias y una mesa con su silla junto a la cama, nada comparado con su habitación en la mansión, sin duda los hospitales deprimían más a los pacientes.

Emma miro a los lados un poco aburrida y tomo la silla acercándola hasta la ventana, allí cerro los ojos y respiro el poco aire fresco que entraba por los calados, deseo poder estar en su país, su hogar, visitar el parque, aunque no tenía amigas disfrutaba pasar sus tardes de domingo en aquel lugar, se pregunto que estaría haciendo su hermano, Isabelle y Carlos, si, debía escribirles sobre su llegada, si no escribía pronto ellos se preocuparían se levantó dispuesta a buscar una enfermera para que le diera pluma y papel, debía escribir pronto, pero al levantarse de su asiento su cuerpo no reaccionó cayendo al frío suelo.

—¡Lady Emma!— el grito de la doncella y la bandeja golpear el suelo alarmó a los pacientes que estaban en ese piso.

Segundos más tarde la enfermera se asomo encontrando a la doncella tratando de levantar a su inconsciente ama del suelo.

—¡Por Dios! — de inmediato ayudo a la doncella — ¡Sor Catalina, llama al doctor villa urgente!

—¿Que tiene mi señorita? — pregunto nerviosa la doncella

—No lo sé — acercó un poco de alcohol a su nariz haciendo que la joven divagara pero no reaccionara del todo. — Traeré un poco de agua fresca para limpiarle el rostro, cualquier cosa no dudes en gritar.

La doncella asíntio y se sentó al lado de Emma. La jóven sudaba y decía incoherencias, la doncella tocó su frente y se dió cuenta que su temperatura estaba aumentando.

—¡Ay! Pero si estaba bien Milady ¿Porque pasó esto? — la doncella lloraba preocupada por el estado de salud de su ama, reprochandose a su vez  que era su culpa por haberla dejado sola.

La doncella caminaba de un lado a otro cuando entro la enfermera con una jofaina llena de agua y trapos blancos

—Le dió calentura — informo la doncella tan pronto vio a la enfermera

—Quizás se deba al cambio de clima — quitó la parte superior del vestido, dejándola solo.con el corset, mojo los trapos y coloco en su frente, axilas y cuello  —trataremos de bajar la calentura, el doctor demora un poco, ya estaba descansando en su casa

—Traere un te de sauce, eso le dará un poco de energia y le bajara la fiebre— la doncella asíntio y cada nada volvía a mojar el trapo para luego colocarlo donde estaba.

Había pasado media hora y la fiebre había bajado un poco, cuando el doctor llegó Emma estaba tanto empapada del sudor como de agua.

—¡Doctor! — la doncella se levantó de inmediato al verlo — por favor, ayude a la señorita

—Hare lo que esté en mis manos — giro su vista a Emma — primero hay que quitarle ese corset, no es cómodo, a parte no creo que pueda respirar bien con eso encima.

—Si doctor, ya mismo la cambiamos — la enfermera se trajo un biombo y lo situo delante de la cama, mientras ellas cambiaban a Emma, él hizo un ungüento con unas hierbas y soluciones —Listo doctor

—Bien, renueven el agua de la jofaina, traigan una más fresca

—ya mismo — la enfermera tomo la jarra y salio

—Usted, ayúdeme a sostenerla mientras le aplicó el ungüento

El doctor sentó a Emma y la recostó sobre la doncella, levantó la camisola hasta el cuello y quedó sorprendido por la delgadez de su cuerpo, era normal ver una joven delgada, pero está niña pasaba lo absurdo, se unto las manos con el ungüento y frotó su espalda, podía incluso contar cada costilla y vértebra sin problema. Ella podía ser una niña de sociedad, pero su salud no solo estaba afectada por su enfermedad, sino también por falta de cuidados. Recordó que ella le había dicho que sus padres habían muerto, y su hermano ¿Tampoco la cuidaba?

—¿Cuando fallecieron los padres de la jóven? — pregunto mientras untaba más líquido sobre su espalda.

—Con certeza no sé cuándo murió la duquesa, pero el duque falleció hace unas semanas, él era su adoración, el estado de Lady Emma empeoró cuando se enteró que su padre estaba enfermo.

El doctor Villa pudo sacar sus conclusiones, quizás está niña se había descuidado por no alterarlo a él.

—¿Y su hermano?

—A él no lo conozco en persona, pero tengo entendido que se habían peleado, por eso vivía fuera del país, solo se comunicaba con mi ama por cartas.

Triste y solitaria. Así catálogo el doctor la vida de la jóven que yacía inconsciente sobre la cama del hospital.




Una Cura Para El Amor (Serie Noble Desamor II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora