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—Siento la tardanza señorita, es que... Estaba viendo un parto. — explico la doncella bajando su tono de voz.

—¿Y te dejaron verlo? — preguntó Emma sorprendida, la norma decía que ninguna mujer casta, fuera doncella o noble, podía ver tal acontecimiento.

—No, yo me escondí, pero Amanda me echo al agua con la enfermera.

Si no hubiese sido por Amanda la dictadora, no habría causado semejante alboroto en aquella habitación, suerte que la enfermera no la acuso con el médico, porque si no, seguramente la habían betado del hospital.

—¡Lauren! definitivamente eres un caso perdido.

—No puedo evitarlo, me gusta mucho todo esto.

—¿Quisieras quedarte? — preguntó Emma algo nostálgica, la poca libertad que tenía la mujer en esa época pasaba muchas veces los límites humanos.

—Me gustaría, pero usted sabe Milady que esto no es para los mestizos, nosotras apuradas seríamos comadronas.

Era normal ver este tipo de situaciones en los países, en ese mundo todo se definía por tipos de piel y aunque fueras en extremo pobre, pero con un color de piel blanca, serías tratado de una manera diferente que si fueras de un color más oscuro. Lamentablemente Emma no podía hacer nada frente a ello, porque otro problema de la sociedad era la discriminación hacia la mujer, ellas solo eran el envase para engendrar a sus hijos, pocos eran aquellos matrimonios formados por el amor y el respeto.

Aunque su pensamiento a igual que muchas, era el brindar respeto a sus sirvientes, de esta manera contribuía un poco al cambio de pensamiento, solo esperaba que algún día todos contarán con las mismas oportunidades.

—Por algo se empieza Lauren, quizás hasta te puedas casar con un boticario bueno.

No estaba de más soñar, pero esos hombres soñaban con alguna burguesa que los subiera de estrato.

—Señorita que cosas dices — dijo sonrojándose — Debería descansar ya.

—Tienes razón, mañana empiezo nuevamente el tratamiento.

—¿Qué?

—Si, no se el porque, pero estoy muy emocionada, siento que está vez funcionará.

—¿No le da miedo? Porque a mí si — Lauren se sentó en la silla junto a su ama

—Si, pero se que todo va a estar bien, algo me dice que no me preocupe.

—Yo la cuídare aún más, ahora digamos las oraciones de la noche y descanse, mañana será un gran día Milady.

Y en realidad sería un nuevo día, uno lleno de alegría. Amanda había llegado más temprano que de costumbre y junto a Lauren la habían bañado, le habían colocado uno de sus hermosos vestidos, parecía una muñeca nueva.

—¿No es muy exagerado? — preguntó Emma algo abochornada.

—No, hoy vera el tratamiento desde otro punto.

Amanda tenía razón, sí, estaba enferma, quizás hasta le faltaba el aliento y sus energías no fuesen las mejores, pero tenía total razón en que debía demostrar ser fuerte y valiente.

No había espejo en la habitación, así que Amanda y Lauren fueron el suyo. Duraron un momento entre risas por las ocurrencias de Lauren, ya que solo lograban escandalizar a Amanda y sonrojar a Emma, sin duda habían escogido bien a sus doncellas de viaje.

—Me alegra verlas contentas hoy

El doctor Villa entro logrando ver por un momento la sincera sonrisa de Emma, ya que al verlo sus labios volvieron a la misma fina línea que días atrás. Su expresión pura y transparente mostraban a una joven completamente frágil, y no por su apariencia física, sino por su alma.

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⏰ Última actualización: Sep 02, 2020 ⏰

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Una Cura Para El Amor (Serie Noble Desamor II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora