-En ese caso, agradezco mucho estas palabras tan amables. Espero estar a la altura.
Roger sonrió. -Por supuesto que lo estás, ahora deprisa, que nos están dejando atrás.
Era verdad. Mientras charlábamos, el grupo en tropel avanzaba hacia los ascensores. Roger me tomó de la mano mientras los seguíamos. Tenía manos de baterista, una mano fuerte y robusta de dedos algo gruesos, ideal para una persona que tiene que pasarse toda la noche reventando tambores.
Noté que su intención no era la de coquetear, sino que me estaba tratando como a una hermana, lo cual inundó mi corazón de una extraña calidez.
Nos metimos todos al mismo ascensor, y salimos disparados al duodécimo piso. El ascensor tenía paredes de cristal, por lo que podíamos ver el exterior a medida que subíamos. Me entusiasmé con lo que veía fuera de la ventana.
-Lo primero que haré es darme un baño de tres horas.
-¿No puedes esperar, Roger? Mañana tenemos el día libre, te puedes dormir en las aguas termales si eso quieres. Déjanos bañarnos a todos primero.
-Ustedes le quitan la diversión a todo.
-Al contrario, querido, se la ponemos.
Llegamos al Penthouse, donde Freddie tuvo que forcejear un rato con la puerta, pero después se me cayó la mandíbula al piso.
Nunca antes había estado en un sitio con tanto lujo. Era un divino apartamento con suelo de madera oscura, paredes del color del vino con una preciosa araña que esparcía su luz dorada por toda la habitación. La pared del fondo era de cristal y daba acceso a un amplio balcón con varias tumbonas y su propia piscina personal. Los sofás eran de color marfil y había una hermosa mesa en todo el centro de la sala, de madera oscura enchapada en dorado donde ya estaba servida la cena de los cuatro músicos. Había así mismo un pequeño servicio bar y un refrigerador, y un gran tocadiscos donde ya se estaba reproduciendo la ópera del Carmen.
Los chicos entraron como si estuvieran en su casa, mientras que yo todavía estaba en el portal sin atreverme a poner mi sucio pie ahí adentro.
Roger entró derechito al baño.
-¡Espera, idiota! -soltó Brian- Damas primero, ¿Lo olvidas?
-Ah, sí. Vaya -hizo un puchero-
-No pasa nada -dije sonriendo desde la puerta- Tal vez lo necesita más que yo así que sigue.
Brian y Deaky se desternillaron de la risa.
-Por cierto ____, ¿Por qué no entras?
-Es que, yo, yo....
-¡Ay por Dios! Siéntete como en tu casa -Deaky se acercó a mí y me tomó de la mano- sigue con toda confianza y si algo no te gusta, sólo dilo. Ahora eres una de nosotros, ¿No?
A medida que caminábamos hacia el salón, reparé en un precioso piano de cola que había en un extremo de la sala, donde Freddie ya estaba sentado, con expresión de concentración, atusándose los bigotes con mucha seriedad.
Me acerqué a él primero.
-Eres un Dios del piano, ¿lo sabes?
Freddie sacudió la cabeza y me miró.
-Es imposible que digas eso -su voz había cambiado. Estaba más serio y parecía menos seguro- Ni siquiera sé cómo hacer armonizar estos dos fragmentos.
-¿Puedo escucharla?
Freddie soltó un gran suspiro y empezó a tocar una canción que no había oído nunca antes, pero que me pareció espectacular. Sin embargo, de la nada, se interrumpió.
-¿Ves? Es justo aquí -y tocó dos acordes seguidos uno tras otro- donde me bloqueo, porque la parte siguiente empieza así -Y tocó otra canción bastante distinta.
Hice silencio por unos instantes.
-Qué manos tan prodigiosas tienes.
Hizo un gesto con la mano como diciendo "Bah"
-No, es verdad. Y no sólo tus manos, tu voz y tu... -respiré profundo para organizar mis ideas y sacudí la cabeza- Con respecto a tu canción, creo que es preciosa -le dije sinceramente- Pero... ¿Y si intentas, en lugar de ponerlas seguidas, mezclarlas primero?
-¿De qué hablas?
-Es como una transición. ¿Puedes tocar nuevamente la parte segunda?
Lo hizo. Miré atentamente sus dedos.
-Freddie... ¿Puedo llamarte así, verdad?
-Puedes llamarme como quieras, aunque me suelen llamar "Mr Fahrenheit".
Le sonreí.
-Está bien, ahora toca la parte primera.
Me senté a su lado y antes de que terminara de tocar, empecé a tocar la segunda. Me miró con expresión inescrutable.
-Ahora deja de tocar la primera parte, suavemente.- Él lo hizo, con lo que la cacofonía inicial dio lugar a la segunda parte.
Freddie se me quedó viendo asombrado.
-Eres una genio.
-Claro que no.
-Sí, eres una genio. ¡Qué idea TAN brillante!
-El genio eres tú, Freddie, yo nunca hubiera podido componer una canción tan bella yo sola.-Pero algo de música debes saber, porque pudiste tocar una canción que sólo escuchaste una vez. Cada vez estoy más seguro de que hice lo correcto al reclutarte.
-Vamos, Freddie -me puse roja- no es para tanto, sólo la toqué porque estaba viendo tus dedos... ¿Cómo se llama esta canción?
-Se llama "The Miracle". Supongo que la sacaremos en algún álbum a largo plazo, aún no lo sé.... Aquí está la letra.
Me tomé un tiempo para leerla.
-Es hermosa. ¿La escribiste tú?
-La escribimos todos juntos.
-Creo que es preciosa. -tímidamente, le tomé la mano- Y con tu melodía, es todavía mejor. Te estoy tomando la mano, ¡Y siento que es como tomar la mano de una especie de leyenda o de deidad!
-Muchísimas gracias, en serio, mil gracias -tartamudeó- Yo no sé, el piano a veces me pone nervioso, no soy tan buen pianista, me equivoco mucho y siento que debo mejorar demasiado.
-En ese caso, me gustaría ser tan mala como tú.
Nos sonreímos mutuamente por unos instantes, aún tomados de la mano, y pude apreciar en los ojos de Freddie exactamente la sensación reconfortante en el corazón de cuando alguien ama lo que haces.
Me puse de pie y di unos pasos sin rumbo, sólo para descubrir que Brian nos había estado mirando. Fui a reunirme con él en el sofá.
-Eso fue hermoso.
-¿Eso crees?
-Por un momento me preocupé porque a Freddie no le gusta que lo interrumpan cuando está en el piano. Pero te permitió entrar a su mundo. Me hace feliz saber eso.
-Vaya... -Brian es un hombre que quita el aire con sólo su proximidad.- Oye, lo que pasó en el auto... De veras, de veras lo lamento profundamente.
Brian me dedicó una mirada extremadamente dulce.
-¿Sabes algo?
-¿Ehh?
-En realidad... -Me miró tiernamente- En realidad lucías tan cansada que me tomé el atrevimiento de dar el primer paso.
... ¿¿¿Qué acaba de decir??? ¿El primer paso de QUÉ? ¿Roger no mentía?
-Yo... Eh... ¿Qué?
- Y, ¿Sabes? Cuando te acomodaste así junto a mí... -siguió como si hablara para sí mismo- Creo que fue una expresión muy dulce de tu confianza hacia mí, aunque apenas nos conocemos, y te lo agradezco. Como te puedes imaginar... No siempre estoy rodeado de gente honesta, y hoy me demostraste que, contigo, no tengo nada qué temer.
Me quedé sin palabras y sin réplica.
-Yo...
-¡BAÑO DESOCUPADO! ¡¿Quién sigue?!
Roger Taylor, con nada salvo una toalla alrededor de la cintura, irrumpió en la sala esparciendo masculinidad y gotitas de agua a partes iguales. Me tapé los ojos.
-¡Roger, ponte algo encima! -gritó Freddie desde el piano.
-Yo voy en segundo lugar -dijo Brian, poniéndose de pie.
"¡NOOO! ¡NO TE BAÑES!"
Pero Deaky corrió como un bólido hasta el baño, cerrando con fuerza la puerta detrás de él. Brian se volvió a sentar, resignado.
"¡¡¡SIIIIIIIIII!!!"
-Parece que no -suspiró- y me da pena contigo, porque estoy verdaderamente asqueroso.
-¿En serio? -pregunté- porque si es verdad que lo estás, yo no lo he notado.
Brian abrió la boca para decir algo, pero Roger, que estaba de vuelta benditamente vestido con un suave kimono de algodón con un dragón bordado, se tiró en el sofá al lado mío y estiró la mano hacia la botella de champaña que estaba sobre la mesa.
- ¿Bebes, ____?
-La verdad es que... No. -Miré la botella con aprensión.
-Oh, vamos. Déjame invitarte un trago. Esto no emborracha -y soltó una pequeña carcajada.
-Bueno, supongo que no estará mal intentar una vez -sonrío y acepto la copa que me ofrece. El licor es delicioso, tibio, refrescante y dulce, todo al mismo tiempo. Nunca había probado nada igual.
Resultaba muy extraño estar sentada en un sitio hiper lujoso, bebiendo champaña cara y con dos deliciosos músicos de fama mundial departiendo al lado mío como si nada.
-Y cuéntame, ____ -siguió Roger, sirviéndole champaña a Brian- ¿No nos dices algo de tu historia?
-Hummmm.... -dije, pensando. ¿Quién soy? -Bueno, la verdad es que no hay mucho que contar sobre mí. Soy algo insignificante. -Me reí nerviosamente. Ayuda.
-Yo quiero saber acerca de tus talentos. Ya sabemos que haces pintura y tocas el piano, ¿Qué más?
-No, en realidad no es para tanto, la pintura es más un hobbie, y no tengo conocimientos en música y...
-Y tiene una tremenda habilidad para la modestia -apuntó Roger.
-No, en serio, cuéntanos.
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Simplemente caí en sus brazos... (BrianxTú)
FanfictionLlevo ahorrando todo el año, evitando minuciosamente cualquier gasto únicamente para poder ir a ver a la banda del momento, Queen. Porque hace mucho tiempo me tropecé con unos ojos color avellana que jamás olvidaré, y ahora encontré esos ojos de nue...