Under Your Shadow

Pilium Mularis

Angelica nos mira nerviosa, parece realmente alterada, considerando que tiende a exagerar las cosas a veces.

-necesito que vayamos a mi casa ahora-gruñe saliendo como un huracán por la puerta.

-se puede saber cual es la urgencia Angelica?-pregunto caminando detrás de ella.

-no, aquí no-ella mira a Elias y luego a mi-los involucra y es peligroso, necesito que vayamos para allá-dice aun agitada.

Camino con tranquilidad detrás de ella; observo mientras tanto su lenguaje corporal: Está nerviosa ya que camina de manera forzada y tensa, casi como alguien a quien persiguen y teme que le encuentren, así mismo, observa cada cuando a los lados y fuerza su vista a ampliar su campo visual para garantizar que Ruth, Elias y yo la sigamos.

Algo me eriza la espina a medida que nos acercamos a la estación de tren para ir a la ciudad. Miro a Elias y veo que tiene puesto aquel velo rojo en su rostro, pero algo en aquel gesto me pone aún más nerviosa.

Mis manos sudan y yo trato de disimularlo agarrando el borde de mi suéter y fingiendo que le acomodo algún hilo suelto. Miro nuevamente hacia adelante y veo la espalda de Angelica.

"Chise algo está terriblemente mal" escucho la voz de Ruth en mi cabeza, él también lo siente, también siente que algo no cuadra en toda esta situación.

Mis ojos vuelven por segunda vez a la espalda de Angelica cuando el silbato del tren resuena en mis oídos. Ella empieza a subir las escaleras del tren cuando noto algo demasiado extraño que hace que mis ojos se abran de par en par: Su cabello no se mueve con el viento ni con el movimiento de su cuerpo al andar.

Siento como algo se enrosca en mi cintura y me jala hacia atrás alejándome de ella. Miro mi abdomen y tengo una raíz con espinas al rededor.

Levanto la vista rápidamente hacia Elias y veo que su velo vuela con el viento; sus ojos rojos miran fijamente a la Angelica que ahora está parada, completamente quieta y de espaldas a nosotros.

-veo-por fin el silencio es roto por "Angelica"-qué no has cambiado nada Pilum Murialis...

Un gruñido, parecido al de una bestia, resuena del hocico de Elias.

-no piensas decir nada? Eh Mago de espinas, que no piensas desenterrar-veo como el cuerpo de "Angelica" se empieza a deformar y a convertirse en humo-tu pasado?-sus manos y brazos se transforman en largas extremidades con garras doradas al final.

Mis ojos no tienen tiempo de reaccionar cuando una de ellas me roza el abdomen haciéndome gritar. La herida empieza a sangrar y el dolor se transforma en ardor y sensación quemante.

-vamos Elias, yo haré con tu esposa, una Sleigh Beggy, lo que tú no puedes-el rostro es lo último que cambia al transformase en una máscara que parece ser la de un gato pero es completamente negra con ojos blancos y sin orejas-abusar de ella y su poder.

Un rugido me hace retirar mi mirada del ser que está en frente de mi hacía Elias. Su cuerpo se empieza a deformar; veo como unas costillas blancas rodean su tórax, unos cuernos torcidos se abren paso a través de su cráneo, el pelaje negro empieza a alargarse a los largo de su espalda y múltiples ramas llenas de espinas se deforman al rededor de él.

-ese es el mago de espinas que conozco-gruñe el ente que tengo delante.

El humo se deforma y se dirige directamente hacia nosotros. Choca contra las garras de Elias y yo salgo disparada hacia arriba de manera violenta, pero sigo atada a las espinas así que no llego muy lejos.

Me mantiene levantada sobre el, a aproximadamente tres metros del suelo, mientras forcejea garras con garras contra aquel extraño ente.

-VAMOS PILUM, MUÉSTRAME TU PODER-grita cuando una parte de sus sombras se dirigen directamente a mi pecho.

Un escudo de espinas me rodea para protegerme mientras Elias suelta un aterrador rugido. Quedo completamente cegada de la pelea ya que estoy dentro de una cápsula de ramas y espinas.

Solo puedo escuchar golpes y sonidos metálicos, como de dos espadas que chocan de manera violenta. Mi ojos se llenan de lagrimas al no poder ver qué ocurre, qué le ocurre a Elias.

De golpe la burbuja en la que estoy choca estrepitosamente contra el suelo. Me ha dejado caer.

-ALÉJATE DE ELLA-Ruth...

Los ladridos y gruñidos de perro ahora son el sonido predominante en el aire.

Mi ansiedad crece, aumenta con cada segundo que no puedo ver qué pasa. Trato de usar mi mano de dragón para romper las ramas, pero ha perdido ya parte de su musculatura y tamaño debido a los tratamientos que me han hecho, así que es inútil, mis pobres garras si a duras penas dejan tenues marcas en la madera.

Mis ojos aún lloran en desesperanza, debo ayudar a Elias. Un momento, Elias...ya no se escucha ni un solo sonido de él...

-ELIAS!-mi grito logra evocar la energía y el poder que necesito en ese momento, mi cuerpo se envuelve en una estela dorada y roja mientras el calor que desprende mi cuerpo me envuelve.

Aquella burbuja queda reducida a cenizas cuando mis alas se despliegan en el aire dejando pequeñas estelas de fuego en el aire. Miro directamente hacia la sombra que tiene a Ruth contra el suelo.

Mis alas van hacia atrás y me abalanzan con fuerza contra nuestro enemigo, cuyo nombre no conozco, para quitárselo de encima a Ruth.

El fuego lo rodea y veo como la máscara se deforma en una expresión de terror y dolor mientras retrocede para salir de mi calor. Veo como la máscara queda con quemaduras al rojo vivo, no es una máscara, es tu rostro.

-NO PODRÁS SALVARLO SIEMPRE MALDITA-gruñe evaporándose y desapareciendo como neblina.

Vuelo hacia Ruth quien se levanta con dificultad, pero me mira asustado para cambiar la dirección de sus ojos hacia la montaña de pelo y espinas que respira con dificultad a unos metros de nosotros.

Envuelvo a Elias con mis alas y mi mente nos transporta a la cabaña. Cuando menos me doy cuenta, soy humana otra vez y Elias está inconsciente a unos metros de la puerta, donde la hada nos mira de manera alarmada.

Yo no resisto más y sucumbo al sueño que me ataca después de usar tal cantidad de mi poder. Mis ojos se desvanecen mientras Ruth grita mi nombre...