3 de noviembre.

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Detecto un avismo de esperanza.

Y caigo por él.

Entonces llego al final de éste, y me doy cuenta de que era una trampa. Me hago daño al chocar contra el suelo, por la velocidad a la que viajaba. Todo esta oscuro aquí abajo, y parece no haber salida.

Me duelo. Desconfío. Tiemblo. Lloro.

Y después sonrío. Porque hay otra gente aquí.

Ya está bien. Por favor. Ya basta. Abre los ojos.

Secretos de una desconocida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora