Capítulo III : El libro sin nombre y Un secreto bien guardado.

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     Luego de haber encontrado ese libro decidí subir y dejarlo en mi habitación ya habría tiempo de hablar con papa sobre el luego de la cena, tenía que ponerme manos a la obra, mi papa llegaría en cualquier momento, hoy haría croquetas de pescado, si, algo que era bastante sencillo de realizar y me mantendría ocupada por un rato, aunque mi mente aun divagaba mucho, es decir, a mi mente llegaba la imagen de un chico de hermosos ojos deslumbrantes, muy profundos y penetrantes, ya estaba sola en mi casa, podría pensar en lo que había pasado desde esta mañana en la preparatoria, desde que sentí por primera vez su mirada en mi, sin duda estaba muy confundida, no sabía que me pasaba, pero si sabía que estas sensaciones no las había tenido nunca, con ningún chico, y vaya que había tenido oportunidades, muchos de los chicos más populares en la secundaria se me habían declarado y yo nunca llegue a sentir ni la mitad de la atracción que me causaba Li, exacto eso sentía, atracción, pero ¿Por qué? No lo conocía de nada, apenas lo había visto hoy por primera vez, pero me inspiraba una confianza y seguridad que no pensé que sentiría con ningún hombre que no fuera mi padre o hermano.

     Sabía que no me estaba volviendo loca, y empezaba a sentir cierta ansiedad con respecto al día de mañana, quería que la tarde y la noche pasaran rápido, deseaba que amaneciera para ir a la preparatoria, y me aterraba un poco el pensar en la razón de tal ansiedad, porque ¡Vamos! Estaba segura que no era por el ameno ambiente que ofrecía el instituto, y mucho menos por las clases o los profesores que las daban, de eso estaba segura, bien, no le daré mas vueltas al asunto por ahora, esto aun es totalmente nuevo para mí, y de seguro esto que siento solo sea porque el chico es nuevo y realmente deseo que se sienta integrado en la preparatoria, si eso debe ser seguro.

     Ya estaba terminando de hacer la cena cuando de repente escucho la puerta del frente, en ese instante oigo a mi padre saludar como siempre.

- Pequeña Sakura, ya estoy en casa – Mi padre me llamaba con cariño como siempre lo hacía.

- Bienvenido a casa papá – Le sonreí, mi papá a pesar de lo cansado que debía estar me correspondió la sonrisa muy alegre.

- Eso huele bien, me parece que llegue justo a tiempo – Dijo mi padre al percatarse que acababa de terminar la cena.

- Siéntate y enseguida te sirvo papá – Le respondí, ya estaba terminando los últimos detalles de la cena, me dedique a servirle en su plato mientras me servía también una porción.

- ¿Qué tal te fue en el trabajo? – Le pregunte, me encantaba los momentos que podía compartir con él y conversar, estos momentos no se daban tan a menudo como me gustaría, mi papá siempre trabajaba, lo había hecho asi desde que mama murió y es que no debe ser fácil para un padre sacar adelante a una niña de tres años y a un niño de diez, sin duda no debió ser fácil, estaba muy agradecida con el por haberse esforzado tanto por nuestro bienestar.

     Claro desde que Touya se graduó y pudo conseguir un trabajo en el hospital central de Tomoeda, había ayudado mucho a que mi papa pudiera respirar un poco mas aliviado, ya que se compartían los gastos de la casa y ambos se encargaban de darme lo que necesitara, definitivamente amaba con locura a estos dos hombres, muchas veces le había pedido a papá que me dejara trabajar, pero en algo si estaban de acuerdo Touya y el era que debía concentrarme en estudiar, que realmente no era necesario que trabajara, que mientras ellos pudieran me ayudarían en lo que necesitara, sin embargo, ante mi insistencia me dijeron que cuando estuviera en la universidad podría buscarme un trabajo de medio tiempo o algo así, si eso me hacía sentirme más tranquila, y así lo había prometido, buscaría un trabajo en cuanto estuviera en la universidad.

- Me fue muy bien hija, el horario es un poco fuerte, pero sabes que lo disfruto mucho – Dijo sin perder la sonrisa – Gracias por la comida – Agrego probando su primer bocado – Esto esta delicioso Sakura, muchas gracias – Siguió comiendo alegremente su cena.

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