Capítulo XI : Confesiones

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      Esperé pacientemente a que Syaoran me dijera aquello que le estaba costando tanto, había guardado un abrupto silencio, sin embargo en su mirada había decisión, esta vez, al parecer si obtendría respuestas, aquellas que tanto anhelaba y necesitaba, ahora sabría si mis sentimientos serian correspondidos o si por el contrario debía olvidarme de ellos y enterrarlos muy profundamente, por algún motivo la segunda opción me dolía intensamente, como mil agujas clavándose en mi corazón, no deseaba olvidar estos sentimientos, el solo la idea de tener que arrancarlos de mi me causaba sufrimiento, aun Syaoran no expresaba lo que quería, y yo cada vez me ponía más nerviosa, quizás y si va a rechazarme y solo está buscando las palabras adecuadas, baje el rostro, ya no podía seguir mirándolo y pensar que me rechazaría.

- Sakura... Mírame por favor... - Dijo Syaoran, su tono de voz había cambiado casi acariciando mi nombre al pronunciarlo, con extremada dulzura y gentileza me dio un tierno beso en la mejilla pero esta vez muy cerca de mis labios, eso me sobresaltó un poco, parecía que sus acciones revelaban más que sus palabras – Nunca he sido muy bueno con las palabras, toda la vida he sido un poco solitario, siempre me ha costado mucho confiar en cualquier persona ajena a mi familia, y a pesar de que tengo una familia hermosa y unida yo siempre he sido como el raro, el serio, el solitario, solo podía llevarme bien con mi prima Meiling, jamás me había enamorado, aunque no te niego, tuve muchas confesiones que no dude en rechazar, muchas veces el interés era por mi apellido y no por lo que soy, las pocas veces que una chica se acercó a mí con intenciones sinceras a mi no me parecía justo aceptar sin corresponder sus sentimientos, no había llegado a mi vida el amor, nunca había sentido esa atracción y el deseo de estar cerca de alguien, de besar o abrazar a esa persona, jamás dejaba que nadie se acercara lo suficiente como para que eso sucediera, siempre desconfiando de lo que me rodeaba, cuando llegue a Japón, pensé que sería más de lo mismo, y no me importaba, después de todo ya estaba acostumbrado a la soledad, pero te vi ese primer día, y realmente me sorprendiste, en ese momento en que te miré fijamente a los ojos me desarmaste, debo decir que no estaba preparado para encontrarme lo que me esperaba ese día, en ese salón de clases, en un país ajeno al mío, derribaste mis muros, aquellos que me había costado tanto construir a lo largo de los años, tu mirada era tan clara y transparente como el cristal y parecía que podías ver el centro mismo de mi alma, como si supieras quien soy yo, como si me conocieras de otras vidas – Se detuvo un momento, sabía que continuaría, su mirada me lo decía y yo solo podía esperar a que continuara, mi corazón latía frenéticamente, me estaba confesando sus sentimientos.

- Pasé toda la primera hora de clases inventándome motivos para hablarte, buscando las miles de excusas posibles para poder acercarme a ti, sentía una especie de corriente eléctrica, esa corriente me atraía a ti, me sentía tan extraño, jamás me había sentido atraído por nadie, al terminar la clase me fije que se te había caído tu pluma, en ese momento solo pensé "genial, el motivo que necesitaba" , por supuesto no había olvidado mi misión, pero me dije que tener amigos por primera vez no estaría tan mal, en el receso me encontré con Yamasaki, casualmente ambos estaríamos en el equipo de futbol, me cayó bien de inmediato, aunque aun tenía mis reservas, pero en cuanto mencionó su grupo de amigas y escuche tu nombre supe que era mi oportunidad de estar más cerca de ti, en cierto modo me parecías inalcanzable, pero Yamasaki me dio la oportunidad que necesitaba, no me malinterpretes, todos me cayeron bien realmente, me parecían personas muy sinceras, pero por algún motivo desconocido mi interés principal era estar a tu lado, a medida que te observaba me parecías una chica muy alegre, amable con todos, un poco tímida, pero muy dulce, me imaginaba a mi mismo acariciando tu hermoso rostro sonrojado, reflejándome en esos hermosos ojos color esmeralda, en cuanto eso pasó por mi mente supe que estaba perdido, a pesar de que nunca me había sentido así antes, supe que tú me gustabas como algo más que una simple amiga, se lo insinué a Yamasaki en cuanto me lo preguntó, pero te vi salir corriendo y lo que me preocupó aun mas fue que en tus ojos no estaba el brillo que había visto durante toda la mañana, así que te seguí, en cuanto te encontré tu miraba reflejaba varios sentimientos, pero uno de ellos era tristeza, y desee con todo mi corazón borrar ese sentimiento de tu mirada, y en cuanto me viste vi que pude borrar al menos un poco de la tristeza, eso me dio esperanza, seguí a tu lado, busque otra excusa para llevarte a casa, deseaba estar a tu lado todo el tiempo posible, y confirme lo que ya sabía que tu eres una chica transparente, amable, dulce y sincera, te me metiste lentamente en mi corazón Sakura, noche a noche soñaba con tu mirada, ni siquiera al cerrar mis ojos me libraba de esos hermosos ojitos que me ven en este momento con mucha sorpresa – Me decía a modo de broma sonriendo suavemente, se veía realmente encantador, comencé a hablar pero me detuvo colocando un dedo en mis labios.

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